Carlos Medina Viglielm (especial para ARGENPRESS.info)
Johny Jean y su madre
Las imágenes del joven haitiano
que llegó a Montevideo para comparecer ante la justicia uruguaya,
acusando de violación a un grupo de marinos uruguayos, han
dado la vuelta al mundo. La acusación está respaldada por un video
en el cual los propios marinos registraron la vejación.
En su comparecencia
ante la Justicia uruguaya, el joven haitiano Johnny Jean, de 19 años,
aseguró que fue violado por cinco marinos uruguayos de la
Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití
(MINUSTAH), y pudo identificar sin vacilaciones a cuatro de ellos, entre
un grupo de 20 individuos, llevados al juzgado en cuestión
(Juzgado Penal de 20 turno), por funcionarios militares. El quinto
integrante del grupo agresor, al que el joven Jean no pudo reconocer,
(pero que está identificado) sería el oficial que
efectuó la filmación.
Dicha filmación fue dada a conocer por descuido del propio oficial
uruguayo, quien prestó su teléfono móvil "para copiar música" a otro
haitiano. Ese "otro haitiano", se vio sorprendido al ver
en el móvil el video y reconocer a su primo Johnny Jean, siendo
víctima de vejaciones, tras lo cual se hizo una denuncia ante la
justicia haitiana, con el apoyo de la Red Nacional de Defensa de
DDHH de Haití. Luego, el video fue "colgado" en Youtube y visto en
el mundo entero.
Contra todo lo previsto y esperable para un gobierno de coalición
de izquierdas, Uruguay aceptó en el 2004 la propuesta de las Naciones
Unidas (léase EUA), para participar con un contingente
militar en Haití, formando parte de lo que pomposamente se
denominó, “Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití
(MINUSTAH).
Supuestamente las Naciones Unidas enviaron una misión a Haití con
el objetivo de “estabilizar” esa pequeña nación del Caribe. Pero todo el
mundo (literalmente), sabe que el principal factor
desestabilizador en Haití ha sido la intervención norteamericana,
que sin muchos miramientos (como ha hecho antes tantas veces), dio un
golpe de Estado y puso en un avión con destino a
Sudáfrica, al presidente elegido por el pueblo haitiano, Jean
Bertrand Aristide, para poner en su lugar un candidato manejable y fiel.
Lo esperable para un gobierno de izquierdas, cuyos integrantes son
veteranos conocedores de la larguísima historia de intervenciones
yanquis en Latinoamérica (y en su momento víctimas de la
dictadura propiciada por los EUA), hubiera sido agradecer la
invitación y rechazarla sin mayores trámites. Sin embargo la decisión
fue la contraria. El argumento que dieron para ello, fue que
en realidad se participaba en la MINUSTAH, para evitar que los EUA
se apoderaran de la situación. El ministro de Defensa, el ex
guerrillero Eleuterio Fernández Huidobro, compañero de armas del
presidente José Mujica, llegó a decir que la Misión de Paz del
contingente uruguayo (900 hombres), "es antiimperialista".
La respuesta a dicha “explicación” fue dada en síntesis -y en
nombre de los militantes de la izquierda uruguaya de base-, por el
legislador Guillermo Chifflet que, furioso, renunció a su banca
en el parlamento (dic.2005). Luego el gobierno uruguayo ha
renovado ya en varias oportunidades (la última vez a finales del 2011),
la permanencia del contingente militar en Haití.
Las razones del "enrolamiento" en la "misión", son harto conocidas
en Uruguay. Entrevistados una y otra vez por la prensa, previo a su
partida hacia el Caribe, los soldados “voluntarios” dicen
que gracias a su participación en la “misión”, podrán ahorrar para
hacerse o comprarse una casa o que podrán festejar "el cumpleaños de
15" de sus hijas. El contingente uruguayo no es de facto,
y muy lejos de lo que pudiera ser un cuerpo de voluntarios para
ayudar en una nación en desgracia, otra cosa que un contingente
mercenario.
Luego está -o, detrás de todo está-, el innegable "curso de
capacitación y entrenamiento en zonas de guerra", al que asisten en
Haití (y en otras partes del mundo), oficiales y tropa, el cual
supera ampliamente en todo sentido, las posibilidades que ofrecía
la tristemente célebre "Escuela de las Américas" que por decenios formó
en territorio panameño (1946-1984), a oficiales de las
Fuerzas Armadas, y policías, futuros golpistas, torturadores y
asesinos (60.000), de todo el continente.
En Brasil, se han reconocido públicamente las ventajas que
tuvieron los soldados en las operaciones de represión en las favelas de
Río, por haber participado en la MINUSTAH. Según un Artículo
de "Rebelión" ("El papel de Brasil es "imponer la paz" 30/9/2011),
el balance de la misión realizada por los militares brasileños es muy
"positivo", como se muestra en la respuesta oficial del
Departamento de Comunicaciones del Ejército: "Los resultados son
excelentes. Ha habido avances importantes en el aspecto profesional,
operacional y doctrinal. Todos concluyen la misión con
mucha más experiencia, tanto en lo personal como en lo
profesional. El ejército brasileño ha obtenido logros en la doctrina
militar, en la logística y administración. Un gran ganancia está en
la moral de los hombres, siempre alta, pues comprueba su valiosa
labor y la capacidad para operar fuera de Brasil, destacándose por su
preparación, realización y resultados".
En Uruguay queda en evidencia nuevamente, la superficialidad con
que los mandos políticos primero y luego la Justicia han abordado hasta
ahora, el tema de las violaciones a los Derechos Humanos
durante la última dictadura (1973 y 1985). De una lista de
alrededor de 400 militares, policías y civiles criminales, a duras penas
y tras décadas de infructuosos intentos por parte de
familiares de las víctimas, se han podido llevar a juicio a apenas
una docena de ellos, quienes tras su condena, pasaron a vivir en una
cárcel dispuesta especialmente por el gobierno y ubicada
dentro de un cuartel. Bien protegidos y cómodos, en comparación
con los cerca de diez mil presos "comunes" que se hacinan en las demás
cárceles y vigilados para que, como simples ejecutores, no
"se vayan de boca".
Los mandos militares en Uruguay nunca fueron depurados, sino todo
lo contrario y continúan "formando" nuevos militares. El actual gobierno
pretende -hay quienes aluden irónicamente al Síndrome
de Estocolmo, otros califican el hecho simplemente como traición-,
que el pueblo uruguayo mantenga buenas relaciones con las Fuerzas
Armadas; que "conviva" con ellas, a pesar de que los mandos
militares cada vez que tienen oportunidad, manifiestan ser
continuadores de los militares golpistas y -ni que hablar-, se niegan de
plano a revelar todo lo que saben respecto a los responsables
de los crímenes y desapariciones, y el destino de los
desaparecidos.
No obstante, de parte de la Central Única de los trabajadores
(PIT-CNT), de gran cercanía con la coalición de gobierno y de parte de
la militancia de base de la izquierda y de algunos gremios
en particular, se ha denunciado desde el principio la
subordinación de dicho contingente (al igual que los otros que conforman
la MINUSTAH), a los intereses de los EUA y exigido, el inmediato
retiro de dicha fuerza militar, considerando que por un lado viola
el derecho fundamental de autodeterminación del pueblo haitiano y por
otro, para nada ha ayudado a la población de ese país,
ni antes, ni después del devastador terremoto del 12 de enero de
2010.
En Montevideo existe además, e integrado por representantes de
distintos gremios y organizaciones sociales y de defensa de los Derechos
Humanos, una Coordinadora por el Retiro de las Tropas de
Haití. Dicha coordinadora ha bregado intensamente en la denuncia
de la situación, ha tenido una destacada participación en ocasión de la
comparecencia de Johnny Jean ante la justicia uruguaya y
está firmemente ligada a los haitianos que luchan por un Haití
libre y democrático.
Al día siguiente de la partida de Johnny Jean de Montevideo, la
Coordinadora dio a conocer un comunicado de prensa, con declaraciones
del Director de la Red Nacional de Defensa de los Derechos
Humanos de Haití, Pierre Espérance y del abogado haitiano del
joven Jean, Gervais Charles, luego de la extensa audiencia en el
Juzgado, del día jueves 10 de mayo en Montevideo.
A través del comunicado ellos expresan que "El gobierno uruguayo
eligió el abogado (de oficio), que debía ser el puente entre el tribunal
y los abogados de J. Jean. (No se permitió la
asistencia a Jean por parte de éstos últimos). “Nosotros no
tenemos confianza alguna en este abogado uruguayo. Estimamos que no
defiende los intereses de la víctima”, declaró Esperance.
"Hasta el intérprete, un joven inexperto que no dominaba el créole
haitiano, fue designado de oficio por las autoridades uruguayas. Esto
ocasionó serios problemas ligados a la traducción. Y
esto en desmedro de la víctima haitiana," subrayó Esperance.
"A pesar de que los abogados, la madre (que lo acompañó a
Montevideo), y quienes lo respaldaban hayan señalado el problema de la
traducción durante el desarrollo de la declaración, el abogado
uruguayo no quiso nunca mencionarlo en sus intervenciones",
lamenta Esperance.
"Además, este abogado prefirió dirigirse al abogado de los
presuntos violadores", agregó. "La traducción dejaba tanto que desear
que el dirigente de la RNDDH se vio obligado a desempeñar el rol
de intérprete para Rose-Marie, (madre de J. Jean)."
El ministro de Defensa Huidobro anunció en su momento que los
militares sospechados de violación “no serían dados de baja porque de lo
contrario "los estaríamos retirando de la órbita de la
Justicia militar, que es donde están”, y afirmó que tampoco habían
sido sancionados “porque las sanciones, a quienes correspondan, porque
podría haber más, vendrán cuando termine la
investigación”.
Los propios acusados se mantienen firmes diciendo que "todo fue
sólo una broma". Tras la comparecencia de Jean, el abogado de los
marinos acusados, Gustavo Bordes, manifestó que para él, las
“inexactitudes” en la declaración de Jean dejan en claro que (a
pesar del video), la “denuncia es absolutamente falsa” y por tal motivo
la defensa evalúa “una denuncia penal por calumnias y
simulación del delito”.
En Uruguay, los pichones del Cóndor están a buen cuidado.