10 DE MAYO, 31º ANIVERSARIO DE TRES ASESINATOS IMPUNES: EL CASO ALMERÍA
El
10 de Mayo de 1981, en un barranco de la carretera del Gérgal, en
Almería, es encontrado un coche carbonizado con tres cuerpos en su
interior. Pertenecían a tres trabajadores; Juan Mañas Morales, Luis
Cobo Mier y Luis Montero García, que son presentados como terroristas
muertos en un enfrentamiento con la Guardia Civil.
Según el informe de “la benemérita”, se trataba de: “tres etarras,
que habían intentado huir”. En realidad eran sólo tres trabajadores de
vacaciones, que iban a Pechina para asistir a la primera comunión del
hermano de uno de ellos, y que fueron confundidos con un supuesto
comando de ETA. Los tres fueron detenidos el día anterior y no se sabe
nada de ellos hasta que aparecen muertos en dicho barranco.
Según la versión oficial, se trataba de tres peligros etarras que,
tras ser detenidos, se enfrentaron con sus armas a los guardias civiles
durante su traslado a Madrid para ser interrogados, en un intento de
huida. Los guardias civiles que viajaban en otro coche se vieron
obligados a disparar a las ruedas y el coche cae por el barranco y se
estrella e incendia. Lo cierto es que los cuerpos aparecen, además de
quemados, acribillados a balazos, mutilados y esposados. A pesar de las
evidencias de que se trataba de unos asesinatos premeditados, y de la
participación en los mismos de al menos una decena de agentes, el 28 de
julio sólo tres guardias civiles son condenados, y exclusivamente por
homicidio. Cumplieron apenas unos años de condena, siéndoles concedido
con prontitud el tercer grado y recibiendo tras su excarcelación una
fuerte suma económica en concepto de retiros, a pesar de haber sido
expulsados del cuerpo.
Nadie asumió responsabilidades políticas, nadie pidió perdón o
reconoció el error. El juicio estuvo plagado de irregularidades, y de
amenazas tanto a los familiares como al abogado contratado por estos
para acusar representarlos. Desde entonces, en varias ocasiones las
familias de los asesinados han solicitado el que sean reconocidos los
asesinados como víctimas del terrorismo, sin lograrlo. Estos
asesinatos, que han pasado a la historia con el nombre de “el caso
Almería” es otro crimen de Estado que aún permanece impune y sobre el
que se ha tendido una red generalizada de silencio que sólo puede ser
calificable de cómplice, al igual que el de M. J. García Caparrós o el
de Javier Verdejo. Todos ellos son víctimas del régimen españolista
neofranquista, y forman parte de la memoria histórica de nuestro
pueblo. Una memoria que abarca ochocientos años de opresión, terror y
crímenes institucionalizados, que la Andalucía resistente permanecerá
manteniendo viva. Ni olvido ni perdón.