dimecres, 9 de maig del 2012

Ana Basanta, periodista catalana, decidió coger su maleta y viajar a una realidad compleja, el Líbano, para conocer de primera mano las vivencias de los refugiados palestinos mediante una brigada organizada por la Asociación Catalana per la Pau (ACP) Tras su viaje escribió el libro “Líbano desconocido”, una obra llena de relatos que mezcla crónicas personales con pasajes referentes a un ensayo político. 
 
Ana, has viajado a muchos lugares del mundo, en contextos duros como en zonas rurales y bélicas de Colombia, pero de tus aventuras has publicado un libro sobre las impresiones que percibiste en el Líbano. ¿Por qué este viaje te motivó a escribir estas crónicas? ¿Alguna motivación especial?
“Líbano desconocido” es el segundo libro que escribo, sin contar relatos cortos en algunas antologías. El primero fue “Halcón de los Andes”, en 2010, que trataba sobre varios proyectos de cooperación y temas sociales que conocí en Perú, Ecuador y Colombia. Este verano tuve la oportunidad de conocer de primera mano la situación de los campamentos de refugiados palestinos en el Líbano, una mezcla de dureza y supervivencia. También tuve el privilegio de entrevistar a algunas activistas que, con su firmeza e inteligencia, están consiguiendo avances en la situación de la mujer en el Líbano, y es que aunque tienen más libertad que en otros países del entorno, no tienen igualdad. Por ejemplo, no hay ministras en el actual gobierno y no pueden traspasar la nacionalidad a sus hijos.
 
¿Qué principales críticas has recibido de tu obra? ¿Alguna autocrítica?
He recibido críticas sobre todo positivas, entre ellas que está escrita de manera natural y fluida, y que consigue transmitir una parte poco conocida del Líbano. En general, el tema de la mujer interesa bastante, pero si pudiera reescribir “Líbano desconocido”, hay días que no dejaría una hoja intacta… A veces pienso que no soy lo suficiente precisa, o que podía haber explicado esto o aquello de manera más efectiva… La revisión es un no parar, pero una vez publicada la obra, poco se puede hacer; de lo contrario, no podría avanzar en otros proyectos.
 
Aunque en tu obra representas muchas de las duras formas de vivir de la población Palestina refugiada en el Líbano. ¿Qué es lo que más te impactó y resaltarías a personas que no se han leído tu libro?
A nivel personal, a veces son los detalles lo que más significativo te parece. Puedes olvidar una fecha o un lugar, pero no que te hagan sentir como si estuvieras en casa. Son muy atentos. Por eso duele cuando caminas entre edificios tan altos y tan juntos que, en campamentos como Shatila, no llega la luz del sol a las casas. En Bourj el Barajneh hay tantos cables de electricidad y del agua en medio de la calle que da angustia, forman como un falso techo y lo peor es que ha muerto gente electrocutada. Ambos están junto a Beirut, pero no tienen nada que ver con la capital.
Hablas también sobre la coexistencia en el Líbano de una población y gobierno con varias religiones (especialmente en la página 94). Con tu experiencia, ¿es verdad que hay un choque de civilizaciones y religiones como dicen teóricos neoliberales como Samuel Huntington o es posible esa coexistencia plurireligiosa?
El Líbano es un caso excepcional. Hay 18 confesiones religiosas representadas proporcionalmente en el Parlamento, que es como una especie de pluralismo religioso llevado al extremo. Tiene sus complicaciones y sus errores, porque no conozco ningún sistema perfecto, pero sí es cierto que, por el momento y con sus tensiones, está funcionando un gobierno formado por cristianos, musulmanes y una minoría drusa. Creo que están condenados a entenderse. Lo que tienen es mejor que los 16 años de guerra civil, de1975 a1991, pero hay que mejorarlo, sobre todo en cuestiones de género.
 
Sobre aspectos de relaciones género, algo muy descrito en tu libro, ¿qué principales avances de equidad te argumentó la población civil que entrevistaste? ¿Y que es lo que se debería mejorar sobre desigualdades existentes?
Hay varios ejemplos. Hay cuatro diputadas de 128 escaños y, en las elecciones municipales de 2009, ellas consiguieron el 5,6% de los votos. A nivel laboral, el permiso de maternidad ha pasado de trece días a siete semanas, pero consideran que es insuficiente. Lo más escandaloso, y que por suerte ya no existe porque se suprimió el pasado mes de agosto, es el llamado crimen de honor, que, según establecía el artículo 562 del código penal, reducía la condena al hombre si, por ejemplo, había matado a la mujer para proteger el honor de la familia. Las desigualdades más fuertes son las que ampara la ley y aquí el tema se complica porque, de los 18 grupos religiosos que regulan las normas de hombres y mujeres, que quedan relegadas a un segundo lugar. No hay un estatuto civil libanés, que es lo que reclama el movimiento contra la discriminación de la mujer. Es un polvorín de normas para ellas y para ellos, según la confesión a la que pertenezcas.
 
¿Qué percepción tienen los hijos e hijas de los refugiados palestinos sobre su tierra de origen familiar? ¿La tiene en olvido o familiarmente se transmite su origen? ¿Piensan que algún día podrán regresar a su tierra de origen?
Niños, niñas, madres, padres, abuelos, abuelas, todos quieren volver a Palestina. Al menos no encontré a nadie que dijera lo contrario. La mayoría nunca ha estado, pero la reconoce como su tierra, el lugar del que les echaron, o a ellos o a sus familias. Los campamentos de refugiados nacieron como consecuencia de la proclamación del Estado de Israel en 1948, y en algunos casos ya van por la cuarta generación. Rashidieh, el campo de refugiados situado más al sur del Líbano, está tan sólo a17 kilómetrosde la frontera con Israel, y los niños saben perfectamente dónde quieren ir cuando señalan con el dedo y dicen: “Mire, ahí está Palestina”. Vimos dibujos infantiles en las aulas en los que pintaban su casa en Palestina; en realidad se lo habrían explicado o lo habrían imaginado, porque no habían estado nunca. También había dibujos de tanques, y algo curioso y preocupante, flores con sonrisa invertida y por debajo del suelo. No olvidan. Tienen derecho al retorno.
 
En los aspectos del sistema educativo, ¿existen brechas entre los servicios que reciben los palestinos refugiados en los campamentos y la mayoría de la población del Líbano?
Los palestinos pueden estudiar en el Líbano, pero no pueden ejercer profesiones, digamos, cualificadas. Por ejemplo, pueden trabajar como carpintero, albañil o mecánico, pero no pueden trabajar como médico, ingeniero o profesor. En realidad, pueden hacerlo dentro de los campos de refugiados, pero no en el resto del país. Por eso, muchos palestinos estudian formación profesional, porque les parece más práctico para ganarse la vida.
 
 ¿Qué visión tiene la población civil del Líbano y los refugiados palestinos sobre Europa, Estados Unidos y sus injerencias junto a Israel, la crisis económica de Occidente, o conflictos territoriales y culturales que existen casos como el estado español? ¿O es una población muy desinformada?
Es una población informada y con acceso a Internet. Percibí más ganas de saber que ideas preconcebidas. Tengo la sensación de que el ciudadano de a pie del Líbano no habla a menudo del tema palestino, mientras que los refugiados son cautos a la hora de emitir según qué opiniones políticas. No saben quién está escuchando y en los campamentos hay varias facciones, como Hamas, Fatah, Hezbolá, Amal… Las personas con las que tuve más confianza sí eran críticas con el papel de Europa y con Estados Unidos, y con toda la burocracia necesaria para que un refugiado palestino pueda viajar a Occidente.
 
Junto a tu visita te acompañaron 3 personas más en la brigada de la ACP, sino me equivocó tres mujeres de formación periodística con las que elaborabas también un documental.
Fuimos dos sociólogas y dos periodistas.
Gracias por la corrección. ¿Entonces vais a presentar algún documental o que vais a hacer con todo esa información recogida? ¿Algunos eventos de sensibilización en Cataluña?
Estamos trabajando en un documental sobre los campamentos de refugiados palestinos en el Líbano, en concreto, sobre el programa de salud reproductiva, que por cierto este año tiene más dificultades de financiación porque acabó la ayuda de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Cuando esté acabado el documental se difundirá a través de la web de la ACP y se presentará en diferentes centros o entidades. No hay una agenda cerrada, pero el objetivo es que se haga difusión para conocer estas realidades a menudo ignoradas.
Esperamos conocer pronto ese documental para que junto a tu libro el Líbano no nos sea desconocido.