dimecres, 2 de maig del 2012

Evo Morales nacionaliza la filial de Red Eléctrica Española en Bolivia

El presidente de Bolivia, Evo Morales, anunció este martes la nacionalización de la Transportadora de Electricidad, empresa en manos de capitales del grupo Red Eléctrica Española  y dio instrucciones para que el Ejército de la nación suramericana vigile las instalaciones de la compañía, situada en Cochabamba.
El presidente Evo Morales durante el acto del Día del Trabajo en Palacio de Gobierno. - Abi Agencia“El presente decreto tiene por objeto nacionalizar a favor de la Empresa Nacional de Electrificación (Ende), en representación del Estado Plurinacional”, indicó el mandatario desde el Palacio Quemado (sede del Gobierno) en el marco del Día Internacional del Trabajador.
Morales precisó que nacionalizar la Transportadora de Electricidad representa un justo homenaje a los trabajadores y al pueblo boliviano que ha luchado por la recuperación de los recursos naturales y los servicios básicos.
Según recordó el Jefe de Estado, la empresa fue fundada en 1997 durante el proceso de privatización de administraciones anteriores y cuenta con el 73 por ciento de las líneas de transmisión en el Sistema Troncal Interconectado (STI).
La actividad principal de la Transportadora de Electricidad es llevar la energía generada por los productores y entregarla a los distribuidores y consumidores no regulados, situados en distintos puntos de la red interconectada.
El Presidente aseguró que tras la oficialización del Decreto Supremo, “en pocos años veremos los beneficios de la nacionalización, como pasó con la Empresa Nacional de Telecomunicaciones de Bolivia (Entel), cuyos beneficios quedan para el servicio del pueblo”.
En la víspera, destacó que los avances de las empresas del Estado demuestran la capacidad del Gobierno para administrar las compañías de la nación.
“Para hacer una pequeña reflexión cuando este servicio de comunicación está en manos del Estado, en manos del gobierno, demuestra que hay aporte, que hay cambio profundo, y además de eso demuestra que el Estado es capaz de administrar sus empresas”, expresó Evo Morales.
Afirmó que la labor del Gobierno que preside es recuperar los bienes nacionales, respetando lo privado, para administrar efectivamente las empresas, generar crecimiento y ofrecer más fuentes de empleo a los bolivianos y bolivianas. 

 
ABI / RT / LibreRed.Net

Las razones de Bolivia, el expolio español

 Un nuevo escándalo para la maltrecha economía española y un paso más en el proceso soberanista del Gobierno de Bolivia. Evo Morales ha anunciado hoy la nacionalización de Transportadora de Electricidad (TDE), en manos de una empresa española. Bolivia hace un gesto que es simbólico en un marco de privatizaciones en sectores estratégicos aún no revertidas.
Lo ocurrido hoy es un paso más en el lento camino de retomar el control del país por parte de los propios bolivianos, y no tanto como una maniobra puramente mediática.
 
Las multinacionales españolas son, en su conjunto, el tercer inversor extranjero en importancia en Bolivia, detrás de Estados Unidos y de Brasil. Eso, más la reciente expropiación de las acciones que Repsol tenía en YPF por parte de Argentina, hacen que la noticia conocida hoy sea una bomba.
La decisión del Gobierno de Evo Morales le quita a Red Eléctrica Española (REE)  -una empresa participada sólo en un 20% por el Estado (a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales-SEPI)- la totalidad de las acciones sobre TDE, el 99,4%. TDE tiene actualmente el 73% de las líneas de transmisión eléctrica de Bolivia y, como explica el diario Opinión, “su actividad es transportar la energía generada por los productores y entregarla a los distribuidores y consumidores no regulados, ubicados en distintos puntos de la red interconectada”.
En este artículo vamos a tratar de explicar dos aspectos de esta noticia: ¿Cuál es el papel de esta y otras multinacionales españolas en Bolivia? ¿Por qué Evo Morales toma esta decisión y la pone en práctica con cierta espectacularidad?

REE & Cia
No hay casi nada limpio en el papel de las multinacionales españolas en América Latina. En el caso de Bolivia la situación es dramática, como explicaba Pablo Villegas, del Centro de Documentación e Información de Bolivia (CEDIB), en una entrevista hace un par de años: “Bolivia es el país más obediente de América. Continúa entre los más pobres de América Latina, sólo por delante del más pobre: Haití. Pero ese es un país ocupado. Desde punto de vista personal, Bolivia está sometido a un régimen neocolonial. El sometimiento a un régimen tiene que ser a través de normas, pero allí se ha reformado el sistema legal boliviano por el influjo de las multinacionales y al hilo del neoliberalismo, en tal extensión y profundidad que no tiene antecedentes en la colonia”.
Los estudios del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) concluyen que las empresas españolas aprovecharon a la perfección que la buena estructura de empresas estatales con que contaba Bolivia en los ochenta fue privatizada a principios de los noventa por el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Losada (conocido como Goni). “La gran mayoría de las multinacionales españolas que operan o han operado en Bolivia lo hacen en sectores estratégicos para la economía tales como la gestión del agua y de los hidrocarburos, la banca, los aeropuertos, los seguros y los medios de comunicación. Hablamos de Repsol YPF, Iberdrola, BBVA, Aena, Abertis, Mapfre, Prisa y de otras compañías que ya se han ido del país como Unión Fenosa, Abengoa, y el Banco Santander”, explica Omal. Es decir, que más del 50% de las pensiones de los bolivianos que cotizan en el país son manejadas por el BBVA; que los tres unicos aeropuertos rentables los administra Abertis y AENA; que la mafia de los libros de textos, la propiedad de tres periódicos y del mayor canal de televisión es de PRISA; Repsol sigue controlando el mercado del gas y del petróleo e Iberdrola es la reina de la comercialización eléctrica en La Paz...
En el caso del sector eléctrico, Alberto Montero Soler publicaba en Viento Sur (2006) un análisis que deja claro cómo fue el enroque para la llegada de REE a Bolivia. En realidad, fue Unión Fenosa la que compró en 1997 el 69% de TDE  y el entonces español Banco Central Hispano compró otro 10%. Unión FENOSA pagó 39,9 millones de dólares por una empresa cuyos activos eran de 124 millones. En 2002, en un movimiento especulativo, vendió TDE al grupo red Eléctrica Española por 90 millones de euros (unos 110 millones de dólares).
Según Montero Soler, “lo sorprendente es que esa revalorización no se justificaba en ningún caso por el nivel de inversión realizado, con sólo 11 millones de dólares invertidos en todo el sector de transporte eléctrico hasta el año 2003. De hecho, es esa falta de inversión la razón que subyace tras los graves apagones que, en julio de 2003, dejaron sin electricidad a La Paz, El Alto, Cochabamba, Oruro, Sucre y Potosí y que, a pesar de que TDE lo calificó como una ‘simple falla’, pudo ser demostrada su responsabilidad y se le impuso una multa de 360.000 dólares. Una sanción que, en cualquier caso, no provocó los efectos deseados en términos de solución de los problemas por parte de la empresa porque los apagones volvieron a sucederse en esas mismas ciudades en septiembre de 2005”.
En todo caso, el papel de las multinacionales españolas (cuyo paradigma lo encontramos en Repsol) es el de sacar el máximo beneficio y dejar muy poco en el país. De hecho, en el sector eléctrico (donde además de REE tiene una fuerte presencia Iberdrola) “se da la triste paradoja de que a pesar de que Bolivia cuenta con una capacidad de generación eléctrica de 1.371 millones de watts anuales, casi el doble de un pobre consumo máximo nacional que no supera los 750 millones, sin embargo, el país cuenta con el índice más bajo de Sudamérica de instalación eléctrica en los hogares: la cobertura nacional no llegaba en 2003 al 65% de la población, reduciéndose dramáticamente hasta un 28,3% en las áreas rurales”.

¿Por qué ahora?
Siempre se podría contrapreguntar: ¿Y por qué no? Pero vamos a tratar de dar algunos elementos de contexto y del proceso para entender lo sucedido.
Cuando Evo Morales llegó al poder en 2006 una de sus banderas políticas era la nacionalización de las empresas en manos de multinacionales en sectores estratégicos como el energético (gas natural, petróleo, generación y distribución) o en los servicios públicos. No hay que olvidar que la población boliviana se levantó con decisión ante intentos de privatización de servicios básicos (como en el caso de la Guerra del Agua –Cochabamba, 2000- o la Guerra del Gas -2003-).
Sin embargo, y a pesar de los aspavientos de los medios de algunos países del Norte Global, Morales ha nacionalizado muy poco y ha pactado un mucho con dichas empresas. La mayoría de grandes empresas petroleras renegociaron sus ridículos contratos con el Estado boliviano, pero no perdieron el control, ni la rentabilidad,  de sus negocios.  Es decir, se ha nacionalizado parte del beneficio, pero no la propiedad.
De hecho, este 1 de Mayo el presidente Evo Morales también inauguraba la nueva Planta de Procesamiento de Gas Natural del Campo Margarita- Huacaya, ubicada en el departamento de Tarija, cuya explotación elevará la producción de gas natural de tres a nueve millones de metros cúbicos por día. Al acto inaugural asistía el presidente de la empresa petrolera española Repsol, Antonio Brufau, el socio estratégico de Bolivia en esa nueva planta.
El vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, explicaba en 2010 que se habían cambiado "las reglas del juego": las empresas extranjeras podían continuar sus inversiones en Bolivia, pero con los papeles invertidos. "Es decir, les planteamos los ingresos de las utilidades para el Estado boliviano en 82 por ciento, y el 18 por ciento para las empresas; en otras palabras, hemos volcado la tortilla". Antes del proceso revolucionario que inició Bolivia en 2006 era justo al revés.
En el caso de la nacionalización de TED habría que entrar a evaluar en detalle el mal servicio que reciben los bolivianos y la grave crisis energética a la que se enfrenta este país habitualmente a pesar de ser exportador de hidrocarburos, de gas natural y de electricidad.
Aunque se puede interpretar que el anuncio hecho este Primero de Mayo trata de despistar la atención sobre algunos de los conflictos con los que lidia en este momento el Gobierno de Evo Morales (la IX Marcha del Tipnis, las protestas de la COB por el salario mínimo, los paros en el sector salud…), lo cierto es que desde que llegó al poder, Morales ha aprovechado esta fecha simbólica para anunciar nacionalizaciones de empresas estratégicas.
Por tanto, se puede pensar que lo ocurrido hoy es un paso más en el lento camino de retomar el control del país por parte de los propios bolivianos, y no tanto como una maniobra puramente mediática (aunque no esté exenta de espectacularidad, especialmente por la toma militar de las instalaciones de TDE). También es posible, como especulan algunos analistas, que la respuesta tímida de la Unión Europea y del Gobierno de España a la expropiación de YPF haya animado a Bolivia a seguir el camino soberanista de Argentina.
 
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