El presidente de Bolivia, Evo Morales, anunció este martes la nacionalización de la Transportadora de Electricidad, empresa en manos de capitales del grupo Red Eléctrica Española y dio instrucciones para que el Ejército de la nación suramericana vigile las instalaciones de la compañía, situada en Cochabamba.“El presente decreto tiene por objeto nacionalizar a favor de la Empresa Nacional de Electrificación (Ende), en representación del Estado Plurinacional”, indicó el mandatario desde el Palacio Quemado (sede del Gobierno) en el marco del Día Internacional del Trabajador.
Morales precisó que nacionalizar la Transportadora de Electricidad representa un justo homenaje a los trabajadores y al pueblo boliviano que ha luchado por la recuperación de los recursos naturales y los servicios básicos.
Según recordó el Jefe de Estado, la empresa fue fundada en 1997 durante el proceso de privatización de administraciones anteriores y cuenta con el 73 por ciento de las líneas de transmisión en el Sistema Troncal Interconectado (STI).
La actividad principal de la Transportadora de Electricidad es llevar la energía generada por los productores y entregarla a los distribuidores y consumidores no regulados, situados en distintos puntos de la red interconectada.
El Presidente aseguró que tras la oficialización del Decreto Supremo, “en pocos años veremos los beneficios de la nacionalización, como pasó con la Empresa Nacional de Telecomunicaciones de Bolivia (Entel), cuyos beneficios quedan para el servicio del pueblo”.
En la víspera, destacó que los avances de las empresas del Estado demuestran la capacidad del Gobierno para administrar las compañías de la nación.
“Para hacer una pequeña reflexión cuando este servicio de comunicación está en manos del Estado, en manos del gobierno, demuestra que hay aporte, que hay cambio profundo, y además de eso demuestra que el Estado es capaz de administrar sus empresas”, expresó Evo Morales.
Afirmó que la labor del Gobierno que preside es recuperar los bienes nacionales, respetando lo privado, para administrar efectivamente las empresas, generar crecimiento y ofrecer más fuentes de empleo a los bolivianos y bolivianas.
ABI / RT / LibreRed.Net
Las razones de Bolivia, el expolio español
Un nuevo escándalo
para la maltrecha economía española y un paso más en el proceso
soberanista del Gobierno de Bolivia. Evo Morales ha
anunciado hoy la nacionalización de Transportadora de Electricidad
(TDE), en manos de una empresa española. Bolivia hace un gesto que es
simbólico en un marco de privatizaciones en sectores
estratégicos aún no revertidas.
Lo ocurrido hoy es un paso más en el lento camino de retomar
el control del país por parte de los propios bolivianos, y no tanto como
una maniobra puramente mediática.
Las multinacionales españolas son, en su conjunto, el tercer inversor extranjero en importancia en Bolivia, detrás de Estados
Unidos y de Brasil. Eso, más la reciente expropiación de las acciones que Repsol tenía en YPF por parte de
Argentina, hacen que la noticia conocida hoy sea una bomba.
La decisión del Gobierno de Evo Morales le quita a Red Eléctrica Española (REE) -una empresa participada sólo en un
20% por el Estado (a través de la Sociedad
Estatal de Participaciones Industriales-SEPI)- la totalidad de las
acciones sobre TDE, el 99,4%. TDE tiene actualmente el 73% de
las líneas de transmisión eléctrica de Bolivia y, como explica
el diario Opinión, “su actividad es transportar la energía generada por
los productores y entregarla a los distribuidores y
consumidores no regulados, ubicados en distintos puntos de la
red interconectada”.
En este artículo vamos a tratar
de explicar dos aspectos de esta noticia: ¿Cuál es el papel de esta y
otras multinacionales españolas en Bolivia? ¿Por qué Evo
Morales toma esta decisión y la pone en práctica con cierta
espectacularidad?
REE & Cia
No hay casi nada limpio en el papel de las multinacionales españolas en América Latina. En el caso de Bolivia la situación
es dramática, como explicaba Pablo Villegas, del Centro de Documentación e Información de Bolivia (CEDIB),
en una entrevista hace un par de años: “Bolivia
es el país más obediente de América. Continúa entre los más
pobres de América Latina, sólo por delante del más pobre: Haití. Pero
ese es un país ocupado. Desde punto de vista personal,
Bolivia está sometido a un régimen neocolonial. El
sometimiento a un régimen tiene que ser a través de normas, pero allí se
ha reformado el sistema legal boliviano por el influjo de las
multinacionales y al hilo del neoliberalismo, en tal extensión
y profundidad que no tiene antecedentes en la colonia”.
Los estudios del Observatorio de Multinacionales en América Latina
(OMAL) concluyen que las empresas españolas
aprovecharon a la perfección que la buena estructura de empresas
estatales con que contaba Bolivia en los ochenta fue privatizada a
principios de los noventa por el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Losada
(conocido como Goni). “La gran mayoría de las multinacionales españolas
que operan o han
operado en Bolivia lo hacen en sectores estratégicos para la
economía tales como la gestión del agua y de los hidrocarburos, la
banca, los aeropuertos, los seguros y los medios de
comunicación. Hablamos de Repsol YPF, Iberdrola, BBVA, Aena, Abertis, Mapfre,
Prisa y de otras compañías que ya se han ido del país como Unión Fenosa, Abengoa, y el Banco Santander”, explica Omal. Es decir, que más del 50% de las
pensiones de los bolivianos que cotizan en el país son manejadas por el BBVA;
que los tres unicos aeropuertos rentables los administra Abertis y
AENA; que la mafia de los
libros de textos, la propiedad de tres periódicos y del mayor
canal de televisión es de PRISA; Repsol sigue controlando el mercado del
gas y del petróleo e Iberdrola es la reina de la
comercialización eléctrica en La Paz...
En el caso del sector eléctrico, Alberto Montero Soler publicaba en Viento Sur (2006) un análisis que deja claro cómo fue el
enroque para la llegada de REE a Bolivia. En
realidad, fue Unión Fenosa la que compró en 1997 el 69% de TDE y el
entonces español Banco Central Hispano compró otro
10%. Unión FENOSA pagó 39,9 millones de dólares por una
empresa cuyos activos eran de 124 millones. En 2002, en un movimiento
especulativo, vendió TDE al grupo red Eléctrica Española por 90
millones de euros (unos 110 millones de dólares).
Según Montero Soler, “lo
sorprendente es que esa revalorización no se justificaba en ningún caso
por el nivel de inversión realizado, con sólo 11 millones de
dólares invertidos en todo el sector de transporte eléctrico
hasta el año 2003. De hecho, es esa falta de inversión la razón que
subyace tras los graves apagones que, en julio de 2003,
dejaron sin electricidad a La Paz, El Alto, Cochabamba, Oruro,
Sucre y Potosí y que, a pesar de que TDE lo calificó como una ‘simple
falla’, pudo ser demostrada su responsabilidad y se le
impuso una multa de 360.000 dólares. Una sanción que, en
cualquier caso, no provocó los efectos deseados en términos de solución
de los problemas por parte de la empresa porque los apagones
volvieron a sucederse en esas mismas ciudades en septiembre de
2005”.
En todo caso, el papel de las
multinacionales españolas (cuyo paradigma lo encontramos en Repsol) es
el de sacar el máximo beneficio y dejar muy poco en el
país. De hecho, en el sector eléctrico (donde además de REE
tiene una fuerte presencia Iberdrola) “se da la triste paradoja de que a
pesar de que Bolivia cuenta con una capacidad de
generación eléctrica de 1.371 millones de watts anuales, casi el doble de un pobre consumo máximo nacional que no supera los 750 millones,
sin embargo, el país
cuenta con el índice más bajo de Sudamérica de instalación
eléctrica en los hogares: la cobertura nacional no llegaba en 2003 al
65% de la población, reduciéndose dramáticamente hasta un
28,3% en las áreas rurales”.
¿Por qué ahora?
Siempre se podría
contrapreguntar: ¿Y por qué no? Pero vamos a tratar de dar algunos
elementos de contexto y del proceso para entender lo sucedido.
Cuando Evo Morales
llegó al poder en 2006 una de sus banderas políticas era la
nacionalización de las empresas en manos de multinacionales en sectores
estratégicos como el energético (gas natural,
petróleo, generación y distribución) o en los servicios públicos. No hay
que olvidar que la población boliviana se levantó con
decisión ante intentos de privatización de servicios básicos
(como en el caso de la Guerra del Agua –Cochabamba, 2000- o la Guerra del Gas -2003-).
Sin embargo, y a pesar de los aspavientos de los medios de algunos países del Norte Global, Morales ha nacionalizado muy poco y ha pactado un mucho
con dichas empresas. La mayoría de grandes empresas
petroleras renegociaron sus ridículos contratos con el Estado boliviano,
pero no perdieron el control, ni la rentabilidad,
de sus negocios. Es decir, se ha nacionalizado parte del beneficio, pero no la propiedad.
De hecho, este 1 de Mayo el presidente Evo Morales también inauguraba la nueva Planta de Procesamiento de Gas Natural del Campo Margarita-
Huacaya, ubicada en el departamento de Tarija, cuya
explotación elevará la producción de gas natural de tres a nueve
millones de metros cúbicos por día. Al acto inaugural
asistía el presidente de la empresa petrolera española Repsol,
Antonio Brufau, el socio estratégico de Bolivia en esa nueva planta.
El vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, explicaba en 2010 que se habían cambiado "las reglas del juego": las empresas
extranjeras podían continuar sus inversiones en Bolivia, pero con los papeles invertidos.
"Es decir, les planteamos los ingresos de las utilidades para el Estado
boliviano en 82
por ciento, y el 18 por ciento para las empresas; en otras
palabras, hemos volcado la tortilla". Antes del proceso revolucionario
que inició Bolivia en 2006 era justo al revés.
En el caso de la
nacionalización de TED habría que entrar a evaluar en detalle el mal
servicio que reciben los bolivianos y la grave crisis energética a la
que se enfrenta este país habitualmente a pesar de ser
exportador de hidrocarburos, de gas natural y de electricidad.
Aunque se puede interpretar que el anuncio hecho este Primero de Mayo trata de despistar la atención sobre algunos de los conflictos con los
que lidia en este momento el Gobierno de Evo Morales (la IX Marcha del
Tipnis, las protestas de la COB por el salario mínimo, los paros en el sector salud…), lo cierto es que desde que llegó al poder, Morales ha aprovechado esta fecha simbólica
para anunciar nacionalizaciones de empresas estratégicas.
Por tanto, se puede pensar que lo ocurrido hoy es un paso más en el lento camino de retomar el control del país por parte de los propios bolivianos, y
no tanto como una maniobra puramente mediática
(aunque no esté exenta de espectacularidad, especialmente por la toma
militar de las instalaciones de TDE). También es posible, como
especulan algunos analistas, que la respuesta tímida de la
Unión Europea y del Gobierno de España a la expropiación de YPF haya
animado a Bolivia a seguir el camino soberanista de
Argentina.