¡Rechacemos La Visita De Obama, Representante Del Imperialismo Yanqui!
Entre el 9 y 15 de abril se llevará a cabo la “VI Cumbre de las Américas” en Cartagena. Vendrán de todos los rincones del continente los representantes de las dictaduras burguesas de cada país, opulentos en sus aviones privados, con sus enormes esquemas de seguridad. Bajaran de sus naves como los conquistadores descendían de las carabelas. Tranzarán negocios y se disputarán otros. Sonreirán hipócritamente en público mientras maquinan en privado. Es una ocasión única donde estarán en un solo lugar Santos y Chávez, Obama y Rousseff para darse la mano como enemigos comunes del proletariado que son y sonreír ante sus esclavos asalariados que los verán por televisión. Hablarán mentiras sobre la paz, sobre la pobreza, sobre la tragedia ambiental y otras quimeras, para esconder el oprobioso sistema que defienden.Por el centro histórico de Cartagena se verá un gran espectáculo: personalidades en su derroche y a pocas cuadras niños muriendo en un hospital público; limusinas y limosnas por fin en iguales proporciones circularán por calles y manos respectivamente; el perfume de las miles de rosas que llenarán las avenidas y ventanas serán un contrapeso a la inmunda atmosfera que emerge de los tugurios y de la diarrea de los sidosos… todo digno de un cuadro macondiano.
Para la VI Cumbre de las Américas Cartagena se engalana, la imagen es importante y vende: el alcalde dispone de un plan especial que barrerá de sus calles prostitutas y travestis dejándolas “relucientes”; pordioseros y vendedores ambulantes serán reubicados para que no incomoden la vista y el olfato de los “ilustres” invitados. Así garantizarán una atmosfera sin ozono pero libre de hedores. A su vez 8.000 “dignísimos” efectivos de la Policía y la Armada, de esos que no están ocupados reprimiendo obreros, indígenas o mineros, dosificarán en su justa medida el siempre necesario uso legítimo de la violencia estatal contra cualquier incauto que no presente carta de invitación. ¡Anhelada seguridad para todos! ¡No vaya a ser que un mitin emerja sin ser “neutralizado” a tiempo!
Los reformistas, quienes no van más allá de un estrecho antiimperialismo yanqui, por su parte, desde la llamada Cumbre de los Pueblos, clamarán una vez más por humanizar el capitalismo salvaje, promoverán “iniciativas” y tratarán de ser escuchados por los ilustres invitados. Sus clamores inútiles e insulsos serán tomados con burla por los representantes de los explotadores. Al final dirán lo mismo de siempre: “cumplimos, hicimos presencia y presentamos nuestra alternativa”. Gran favor les harán a los reaccionarios al crear la ilusión de que otro mundo es posible sin acabar con la explotación asalariada y la propiedad privada.
Pero el pueblo colombiano tampoco será ajeno a estos visitantes de alta alcurnia. Por eso desde ahora los están invitando para que conozcan algo de la Colombia desconocida y revolucionaria: el pueblo bogotano les da la bienvenida con piedra y palo, invitándolos a subir al sistema Transmilenio, donde serán movilizados como ganado; 20.000 recicladores desde la Plaza de Bolívar envían igualmente su saludo para que sepan qué se siente ser perseguido, amenazado y desplazado por los monopolios; desde Bucaramanga 30.000 personas invitan al presidente de Canadá a tomar agua de los grifos antes que el proyecto de explotación aurífera en el Páramo de Santurbán de la GreyStar acabe la fuente de agua de la ciudad; en los Llanos Orientales las masas empobrecidas llaman a Obama con gritos y flechas de guerra para que vea de cerca cómo la riqueza petrolera se va por un tubo derecho a los buques imperialistas mientras a ellos nada les queda…
El país es un mar bravío de luchas populares, que oleada tras oleada estalla en todas partes. Así, mientras todos los representantes, intelectuales y sirvientes del capital continental se preparan para la VI Cumbre de las Américas, y los reformistas pequeñoburgueses los secundan en la “Cumbre de los pueblos”, el pueblo colombiano lucha por conquistar aquí y ahora sus más sentidas reivindicaciones, cansado de ver cómo la riqueza producida por él, termina en los bolsillos de esos pocos, cuyos representantes se darán cita en Cartagena.
La VI Cumbre de las Américas es una cita más de los saqueadores de la riqueza y los representantes del esclavismo moderno del continente; la “Cumbre de los Pueblos” será otra más de los utopistas “antiimperialistas”. Allí concretarán sus jugosos negocios los primeros y parlotearán de las reformas sociales los segundos, mientras el pueblo trabajador se lanzará en nuevos combates por frenar con su lucha directa y revolucionaria la voracidad de los primeros, continuará acumulando fuerzas y experiencia para levantarse en la insurrección que destruirá el poder de los explotadores y los utópicos sueños de los segundos.