Alain Jupee: Mentiroso
Un alto funcionario francés se reunió, el 19 de marzo de 2012, con periodistas árabestrabajan en París para revelarles la batalla sobre el tema de Siria que actualmente se desarrolla en el seno del gobierno francés en general y, en particular, dentro el ministerio francés de Relaciones Exteriores.
Según
esa personalidad, el embajador de Francia en Damasco, Eric Chevallier,
quien acaba de regresar a París después del cierre de su embajada,
criticó duramente al ministro francés de Relaciones Exteriores en
presencia de sus colegas. El embajador acusó al ministro Alain Juppé de
haber ignorado sus informes y de haber falsificado las síntesis de
dichos documentos para desatar una guerra contra Siria.
Al
principio de los acontecimientos registrados en Siria, en marzo de
2011, el ministerio francés de Relaciones Exteriores envió varios
investigadores a Deraa para averiguar lo que allí sucedía. El informe de
dichos investigadores, transmitido a París, indicaba que la tensión
había decaído después de varias manifestaciones, contradiciendo así los
reportajes de Al-Jazeera y del canal de televisión France24.
Ambos
medios afirmaban que la violencia reinaba en aquella ciudad siria. El
embajador pidió entonces que se prolongara la misión para poder seguir
la evolución de los acontecimientos. Enfurecido por el contenido de
aquel primer informe, el ministro francés de Relaciones Exteriores Alain
Juppé se comunicó telefónicamente con el embajador Chevallier y le
exigió que modificara su informe para que mencionara una represión
sangrienta.
El
embajador incluyó entonces en el contacto telefónico al jefe de la
misión que se hallaba en Deraa para que le dijera directamente al
ministro que no había tal represión sangrienta. Pero el ministro amenazó
al embajador y la conversación se terminó en un ambiente glacial.
Inmediatamente
después, el gabinete del ministro Alain Juppé presionó a la AFP para
que publicara despachos falsos que confirmaran la visión del ministro.
Numerosos incidentes se produjeron durante los siguientes meses entre el
embajador Eric Chevallier y el ministro Alain Juppé, hasta que tuvo
lugar el asunto de los rehenes iraníes y la muerte del «periodista»
Gilles Jacquier.
En
ese momento, el embajador recibió órdenes de sacar de Siria a los
agentes de la DGSE [Dirección General de la Seguridad Exterior, es la
agencia de espionaje de Francia. NdT.] quienes habían llegado al país
árabe haciéndose pasar por periodistas. Sólo entonces comprendió el
embajador la verdadera envergadura de la acción secreta que Alain Juppé
había puesto en marcha [1].
Después
de su paso por el ministerio de Defensa, Alain Juppé parece haber
conservado sólidos vínculos con los servicios militares de inteligencia,
donde sigue contando con el apoyo de varios agentes.
La
misma fuente asegura que varios informes del embajador de Francia en
Siria fueron descartados o falsificados y que, para demostrarlo, el
embajador hizo llegar al ministerio de Relaciones Exteriores varios
informes de otros embajadores europeos acreditados en Siria que
demuestran que ese país árabe no está atravesando un ciclo de
manifestaciones y represión sino un intento desestabilizador en el que
participan grupos armados provenientes del exterior.
A su llegada a
Paris, el embajador francés Eric Chevallier solicitó al parecer que se
abra una investigación administrativa interna contra su propio ministro.
Estas revelaciones no vinieron solas. Otro alto funcionario reveló que
el ministro Alain Juppé enfrenta contradicciones no sólo con su propio
ministerio sino también con sus homólogos del Interior y de Defensa.
Los ministros
Claude Gueant y Gerard Longuet no sólo parecen haber negociado con el
general Assef Chawkat la salida de los agentes franceses que se hallaban
en el emirato islámico de Baba Amro, como reveló en su momento la Red
Voltaire [2], sino también la liberación de 3 comandos franceses
detenidos en Siria [3]. El domingo 18 de marzo, el diario prosirio
Ad-Diyar, que se publica en Beirut, confirmó que 3 prisioneros franceses
fueron entregados al almirante francés Edouard Guillaud, jefe del
Estado Mayor Interarmas (CEMA), quien se hallaba de visita en Líbano,
supuestamente en ocasión de la reorganización del contingente francés de
la FINUL. Según una fuente siria de alto nivel, a cambio de la entrega
de los prisioneros el almirante supervisó personalmente el total
desmantelamiento de la base de retaguardia que los servicios militares
franceses habían instalado en territorio libanés. La existencia del
conflicto entre el embajador Chevallier y el ministro Juppé se conocía
desde hace tiempo. Ya el 4 de abril de 2011, la publicación electrónica
Rue89 publicaba un artículo anónimo atribuido a un autor franco-sirio
[4] que aseveraba que el embajador «actuaba como vocero del régimen al
afirmar que las revueltas de Daraa y de Latakia son manipuladas desde el
exterior y que los medios mienten sobre la realidad». Diez días
después, el periodista George Malbrunot escribía en su blog del diario
francés Le Figaro que el embajador «está completamente bacharizado» [5].
Y el 5 de mayo de 2011, France24, el canal de televisión tutelado por
Alain Juppé, acusaba al embajador de «minimizar la revuelta» [6].
También se conocía desde hace tiempo la existencia del conflicto entre
el jefe del Estado Mayor Interarmas y Alain Juppé. Al almirante Edouard
Guillaud no le hizo ninguna gracia que el entonces ministro de Defensa
Alain Juppé tuviese planificado por adelantado el derrocamiento de
Muammar el-Kadhafi. Y cuando se le ordenó movilizar las fuerzas
francesas contra Libia, el almirante, con el discreto respaldo de su
nuevo ministro Gerard Longuet, dio a conocer públicamente su desacuerdo
con la medida.
Son también de
público conocimiento las pésimas relaciones entre el ministro de
Relaciones Exteriores Alain Juppé y su homólogo del Interior Claude
Gueant. Todos recuerdan que, haciendo gala de su conocida arrogancia,
Juppé puso como condición a su propia incorporación al gobierno del
primer ministro Francois Fillon que Claude Gueant dejara la secretaría
general de la presidencia de la República porque él –Alain Juppé– no
quería tener que hablar con Gueant.
Después del
acuerdo entre Washington, Londres y Moscú a favor del relajamiento de
las tensiones en Siria, Alain Juppé cuenta aún con el apoyo de Ankara,
Riad y Doha y de los principales medios de difusión, pero en Francia se
está viendo aislado y sin los medios necesarios para proseguir su
política… a menos que, claro está, el presidente Sarkozy se incline a
favor de la guerra como medio de favorecer en las encuestas al candidato
Sarkozy.