Con un alto nivel de solidaridad y
organización desde abajo agricultores griegos dan un golpe a la
especulación de los precios que afecta la economía de los
consumidores y chantajea a los productores.
Marina Demetriadou
Fotos: O Topos mu
Fotos: O Topos mu
En la pequeña ciudad de Katerini, de 55 mil
habitantes, ubicada en el norte de Grecia, se realizó lo que los medios de
comunicación dieron a conocer como el “movimiento de la papa”.
Un grupo de voluntarios contactó directamente a productores de papa del pueblo de Nevrokopi, acordó un precio de
25 centavos de euro por kilogramo
(un tercio del precio establecido por los supermercados) por 24
toneladas de papa y colocó la oferta en
internet para reunir peticiones hasta que se garantizara su
venta. La oferta tuvo mucho éxito y mucha difusión, no sólo en medios
alternativos sino también en medios convencionales. El
proceso se repitió en la misma ciudad, esta vez con setenta y
cinco toneladas. Otras ciudades en Grecia siguieron el ejemplo.
La venta de papas sin intermediarios
La organización
se hizo a través de internet. Se ofrecieron
paquetes de 5, 20y 30 kilogramos de papas. Los interesados
hicieron sus demandas en línea mediante un formulario que se puso a
disposición una semana antes de la cita. Un día antes, los que
habían confirmado su pedido recibieron un mensaje en su celular
en el que se les pedía llegar a una hora específica. Cada media hora se
programó la llegada de 130 consumidores, de los 530 que
habían confirmado sus pedidos.
Las
indicaciones en línea pedían ser puntuales, seguir las instrucciones de
los voluntarios para estacionar su coche, llevar la
cantidad exacta de dinero, pasar por un puesto de control en el
que se confirmaba la petición, dirigirse al puesto del productor para
pagar, tomar el producto y salir del lugar lo más pronto
posible. En cuatro horas terminó todo, sin ningún problema. Para
el segundo pedido, las familias que hicieron demandas aumentaron de 530
a 1110. Solicitaron 75 toneladas de papa en 20 horas
por internet. La lista con todos los nombres se hizo pública en
línea para evitar la llegada de personas que no habían hecho algún
pedido.
“O topos mu” y sus actividades pasadas
“O
topos mu” (“mi lugar”, en griego) es un grupo de acción voluntaria del
distrito de Piería. Tuvo una presencia
muy importante en la ciudad de Katerini antes del “movimiento de
la papa”, aunque poco cubierta por los medios de comunicación
tradicionales. Se fundó en 2007 de manera no oficial porque,
como dicen sus miembros, no les interesaba obtener un
reconocimiento legal. Empezó con cuatro o cinco personas que, después de
los grandes incendios ocurridos en el sur de país, fueron al
departamento de bomberos para preguntar qué podrían hacer en
caso de que Olimpos, la montaña de los dioses, que está en la región,
enfrentara una situación parecida. “Doy un día de mi verano
al bosque” fue la primera de varias acciones que siguieron con
la siembra de árboles y la protección de la montaña del eco-negocio y
las actividades deportivas agresivas para la naturaleza
(como el heliskiing y los ralis).
Los miembros del grupo afirman que se dedican a materializar ideas. Cuando alguien tiene una
idea la propone, se la informa a todos los miembros (que hoy rondan los
dos mil), se publica en su sitio web y durante una semana se enlistan
los
interesados. La historia de “O topos mu” es muy basta. El grupo
ha realizado actividades como monitoreo y propuestas para el manejo de
la basura de la región, acciones de sensibilización para
reciclar, talleres sobre el alcoholismo en la adolescencia,
jornadas para el libre acceso a las calles para personas con
discapacidades, manejo responsable del automóvil, el uso de bicicleta
y apoyo a la biblioteca local, entre muchas otras. Todas ellas
se han diseñado también para impartirse en las escuelas locales.
En 2009, los miembros de “O
topos mu” formaron parte del
movimiento “No pagaré”, que exigía acceso libre a las calles
públicas, sin tener que pagar peaje. El movimiento, que aún sigue
fuerte, impartió conferencias con representantes de toda Grecia;
ofreció folletos con indicaciones a los conductores para no
pagar, formó un grupo de abogados solidarios y bloqueó las casetas para
permitir el paso libre de los automovilistas. Su
argumentación se fundamentó en la idea de que algunos servicios
básicos se pagan con los impuestos, por lo que no se deben pagar de
nuevo. La movilidad en las calles es uno de
éstos.
En mayo de 2011,
el grupo estaba en las plazas con los
indignados firmando una carta pública en la que responsabilizaba
a los diputados locales por los daños provocados al país por los
acuerdos de préstamo, dejando abierta la posibilidad de ir a
juicio contra ellos. En agosto del mismo año, el grupo apoyó el
movimiento contra el impuesto extraordinario incluido en la factura del
servicio de luz; formó grupos de apoyo para reconectar
la energía eléctrica en las casas a las que se había suspendido
el servicio por no pagar el nuevo arancel. Hace poco, el grupo abrió una
exitosa tienda de productos donados para que las
familias sin recursos obtuvieran alimentos gratuitos. Asimismo,
los “O topos mu” planean establecer un centro médico con voluntarios
para ofrecer consultas y terapias sin costo.
De todas estas actividades surgieron las redes que permitieron el éxito de la venta de papas, durante la cual los medios de
comunicación convencionales descubrieron que hay iniciativas interesantes desde abajo.
La idea, el impacto de la venta y el movimiento
Como dicen los participantes del grupo,
el impacto fue
inmediato. Uno de los supermercados locales bajó, durante la
semana que empezaron los pedidos por internet, el precio de la papa de
70 centavos de euro a 35 centavos por kilogramo, en la
compra mínima de 10 kilogramos. Esta fue, precisamente, la meta
de la iniciativa: dar un golpe a la especulación de los precios que
afecta la economía de los consumidores y chantajea a los
productores.
La idea comenzó cuando algunos productores de Nevrokopi repartieron paquetes de diez kilogramos
de papa frente de la Exhibición Internacional de Tesalónika
(considerado el evento de negocios más importante en Grecia), como una
forma de denunciar
las importaciones de papa mientras que el 70 por ciento de su
cosecha se quedaba almacenado.
Entonces, el grupo contactó a un productor de la región que tenía una gran candidad de papas sin vender; ambos
acordaron un precio (el productor ofreció sus papas por 23 centavos por kilogramo
y el grupo dijo que las tomaría por 25 centavos), y se
inició una encuesta en línea. ¿Tendría éxito tal iniciativa?
¿Habría gente interesada? La semana que abrieron las peticiones también
se publicó otra encuesta en un costado de la página en la
que se preguntaba qué otros productos les interesaban a los
consumidores y en qué cantidades.
Después, el grupo repitió el proceso, esta vez con harina (50 toneladas solicitadas por dos mil 60 familias, pagadas al 50 por
ciento del precio de los supermercados). La siguiente oferta masiva será de arroz.
El
movimiento ya cuenta con seguidores en varias ciudades griegas, en
donde cooperativas de productores pactan los precios con
algún grupo local y establecen la cita donde se encontrarán
directamente con los consumidores, evitando los intermediarios. Los
productores reciben un mejor pago por sus productos y este pago
es en efectivo, no con cheques a seis meses como hacen los
supermercados. Por otro lado, los consumidores compran productos de
buena calidad, cosechados en Grecia y a buen precio.
El
peso que obtuvo la iniciativa en los medios de comunicación
convencionales genera dudas. El partido comunista
de Grecia acusó al grupo de promover iniciativas que no golpean
el corazón del problema, la especulación de precios por cárteles y
grandes empresarios, por lo que el proyecto está condenado a
fracasar. Por otro lado, en algunos casos los arreglos con los
productores se hicieron a través de candidatos de los nuevos partidos
que surgieron del PASOK (el partido “socialista” que puso
a Grecia bajo la vigilancia del Fondo Monetario Internacional).
De cualquier forma, la iniciativa fue un ejemplo del alto nivel de
organización y solidaridad que se puede generar desde
abajo. Precisamente esto quiso mostrar “O topos mu”: que podemos lograr muchas cosas sin el Estado.