Javier Trias
Al igual que para mucha gente de bien y progresista debo decir que el pasado 22 de mayo fue uno de los días políticamente más tristes que ha podido haber. El entusiasmo y la
alusión que despertaron en mi las movilizaciones del 15-M en la Puerta del Sol, en la Plaça de Catalunya y en muchas otras ciudadades de nuestro
país, se vio ensombrecido por la victoria de la derecha pepera: a la que sigo considerando la más impresentable de toda Europa. Me queda el consuelo de que a esa victoria yo no
contribuí. ¡¡Y es que antes muerto que pepero !!
Pero no
nos rasguemos las vestiduras : ha sido la reacción de una ciudadanía
desesperada por el peligro del paro y del empobrecimiento que se asoma
en el horizonte. Y aquí está la
contradicción : no queríamos caldo, ( o sea políticas antisociales
como las que ha hecho Zapatero), pues ahora vamos a
tener tres tazas ( o sea, una política derechista
y neoliberal que va apostar por el desinflamiento del gasto público y
la providencia del mercado). Así somos los españoles : el gusto por el
masoquismo. Estamos castigando a
un gobierno de izquierdas por haberse derechizado, haber recortado
los gastos sociales, hecho una reforma laboral regresiva, aumentado la
edad de jubilación, haberse plegado ante los
poderosos, para después votar a una opción política que es
precisamente la portavoz de los intereses de los más fuertes y
rapiñeros y que amenaza con obligarnos a
trabajar por un puñado de arroz y acabar de precarizar el mercado
laboral más de lo que ya lo está. Y es que la desesperación es así : con
ella se acaba sin saber lo que se está haciendo.
Mi pena
no ha sido sólo ver a las clases populares y a gente que no me
consta que tenga grandes intereses en el Consejo de Administración del BBVA votar al Partido
Popular. Lo que también me ha dejado perplejo es ver a mi querida Barcelona caer en manos de quien ha caído. No digo esto en defensa de
Hereu, que ha sido el peor alcalde que ha tenido la
capital condal. Y es que no es que el chico no tuviese que
haber salido, es que ni siquiera tenía que haber
entrado. O sea, que la derrota estaba bien merecida.
El problema está en
lo que viene después de él y aquí también se aplica el refrán : ¡¡No querías caldo, pues tres trazas !! Resulta
que tuvimos a un alcalde que hizo una
política totalmente anti-social, que convirtió a la capital en un
espacio de desigualdades chillonas entre districtos, creando bolsas de
pobreza y segregación ( ocultas detrás de una remodelación
y modernización urbanística y de las infraestructuras de la que sólo
se han beneficiado los especuladores y la derecha económica del
ladrillo) para finalmente apoyar a una
coalición que amenaza con profundizar en esa misma política : es
decir, en beneficiar a los más poderosos. Y es que aquí centramos
nuestra atención en nuestra impresentable
derecha nacional, pero olvidamos a nuestras derechas autonómicas. En Cataluña, esa derecha la representa
CiU y el pospujolismo los cuales, por puñetera providencia o mejor dicho, "incompetencia" del que estaba antes, se han hecho con la ciudad
condal.
Javier Trías, Artur Mas y Felix Puig
Yo no respecto a Convergència
Democràtica de Catalunya y su fundador, Jordi Pujol : que se convirtió en una especie de martir comunitario durante el franquismo a raíz de los
hechos del Palau en los años 60, a pesar de que su papel en la lucha contra la dictadura fuese más bien menor. Pujol supo aprovecharse del asunto de Banca
Catalana y relacionar al conjunto de la sociedad catalana
con su figura ( que afortunadamente nada tenía que ver con él). Pero
sobre todo es de señalar su gran habilidad
en rentabilizar buena parte de los resentimientos de la sociedad
frente a la larga dictadura y los años de centralismo autoritario y
desprecio hacia la cultura y la lengua
catalana. Yo creo que lo más celebrable en la figura de Jordi Pujol
es que viviese su mayor tiempo
de gloria en los 80, porque de haberlo hecho en los 30 y en la
Europa de entreguerras, probablemente habría sido uno de los más
emblemáticos líderes fascistas de nuestra
historia. Todavía así, sigo pensando que CDC es un partido democrático, preferible a nuestra esperpéntica derecha española encarnada por el Partido
Popular y que tan hondas raíces tiene en la España más profunda y oscura, tierra de Aznar y de los herederos de la " Cruzada" : en esa tierra
de borregos y cazurros que es Castilla- León, los fachallolid han aumentado su mayoría absoluta en el parlamento autonómico.
También respeto mucho a Unió Democràtica de Catalunya, que ha sido el gran y único partido moderno de centro-derecha en nuestro país. Unió
fue fundada durante la República y le fue leal incluso durante el alzamiento del 36. Además ha tenido también a un martir :
Carrasco i Formiguera , al que los franquistas fusilaron cuando acabó la Guerra Civil. Se inspiró en el humanismo integral de
Jacques Maritain y ese en gran medida un gran símbolo de la democracia cristiana europea. Y es que, una vez más, el gran respeto que le tengo a Convergència
Democràtica de Catalunya y a Unió Democràtica de Catalunya, por su pasado democrático y su talante liberal en el marco de valores sociales y culturales
conservadores ( menos Convergència que Unió) , es equivalente al desprecio que el profeso al Partido Popular : que en cada
celebración de victoria electoral en la calle no puede impedir que le salga a flote su subconsciente fascista.
Pero una cosa es
respetar el pasado democrático de dos partidos catalanes y otra
cosa bien diferente es olvidar cuál es su base social y quiénes son sus
votantes, muy en especial en la ciudad de Barcelona.
Y aquí no hay que resgarse las vestiduras. CiU defiende los intereses del franquismo sociológico, de la Barcelona de los "vencedores" como se
decía antaño. O sea, la de los herederos de los "catalanes de Franco".
Francesc Cambó
La derecha sociológica catalana , en especial la de la parte alta y
rica de Barcelona, es de un cinismo que no tiene desperdicio. Durante la
Guerra Civil se escapó a Burgos y no
fueron pocos las preeminentes e ilustres figuras de la alta burguesía y de la famosa Lliga Catalana que se pusieron al servicio de Franco y dejaron sus
caudales a disposición del enano y de la causa de la "Cruzada". Figura emblemática lo fue el dirigente de la Lliga Catalana,
Francesc Cambó, personaje político anacrónico, que
sin embargo los historiadores casi no quieren cuestionar, por eso de
que representaba a una burguesía modernizadora y
regeneracionista. De ahí que se idealice siempre al Cambó de la Restauración y se comente poco al de 1936, sobre todo para evitar
cualquier debate sobre la colaboración de una parte de los catalanes con el regimen de Franco y seguir en el discurso de la autocomplaciencia ( el de Cataluña como motor de
la modernidad y el progreso) y del victimismo ( consistente en atribuirle todos los males al dichoso nacionalismo español y a la atrasada y arcaica clase dirigente
castellana). Aun así, es allí en Burgos donde muchos catalanes preeminentes fundaron la revista Destino , nido del fascismo
intelectual. La evolución de la revista hacia posturas más
liberales a partir de los años 50 y el hecho de que con el tiempo
acabase siendo nido de Progres, también han
contribuido a cerrar debate sobre la contribución de la derecha
catalana al triunfo del régimen franquista. Los que se quedaron en
Barcelona, sobre todo la gente bien de la
Diagonal, acogieron con el brazo alzado a las tropas " Nacionales" cuando estas entraron triunfantes en la capital de Barcelona al final de la Guerra Civil.
Cosa que también se olvida con mucha facilidad. Después todos ellos se
acomadoron a la dictadura y beneficiaron de ella.
Hace
unos años apareció un polémico libro de Ignasi Riera, que llevaba por título, justamente, Los catalanes de Franco.
Y como prueba de los serios problemas
que algunos tienen con el pasado político de Cataluña , no faltaron
dirigentes de la izquierda que negociaron incluso con el autor la
desaparición del nombre de sus familias del índice
onomástico. Un ejemplo es Rafael Ribó, histórico dirigente del PSUC y de Iniciativa, hombre procedente de la alta burguesía
catalana y que digirió mal que el nombre de su padre figurase en el libro. También está el filósofo Eugenio Trías, cuyo padre, franquista hasta la médula,
contribuyó con creces al fusilamiento de Carrasco i Formiguera. De ahí que el ilustre pensador entrase en juicio con el canal autonómico TV3
después de que la televisión catalana recordase los hechos. Y así sucesivamente, porque es obvio que los hijos de los vencedores tienen mal conciencia.
Esta Barcelona " vencedora" , mayoritariamente procedente de la Lliga Catalana en el plano político y en su origen catalanista, es la que se fue poco a poco
españolizando, dejando lejos los postulados ideológicos y
culturales de las Bases de Manresa que estaban en el origen del
catalanismo conservador. Y es que después
de haber sido el gran motor de la recuperación de la cultura y de
las letras catalanas, terminó renegando de ella misma, abrazando las esencias de la España,
Una, Grande y Libre, Al final acabó siendo la que consideraba que hablar en catalán era cosa de pobres y de
payeses ( campesinos) y afirmando su
españolidad. Claro está, mirando para otro lado respecto a la represión
en Cataluña y pisoteando ella misma a los
propios conciudadanos del pais.
Cuando los señoritos iban a veranear a la residencia secundaria, al capataz de la finca y a la ama de llaves se les hablaba en " castellano", aunque el acento catalán de
los señoritos fuese todavía más marcado que el de los propios sirvientes. Y es que hablarles en "castellano" a los criados era, en efecto, subrayar que había
una diferencia y distancia social sustancial entre entre el señorito y ellos. Con el tiempo esta burguesía catalana reconvertida a la lengua del
Imperio acabó siendo sujeto de sendas burlas y parodias, tanto por su ridiculez, como por su imbecilidad y poca vergüenza política.