divendres, 18 de gener del 2013


MEMORIA HISTÓRICA, ASESINATOS DE MARINOS EN VIGO



El Estado Mayor de Ferrol ejecutó sin juicio a los 42 ocupantes del ‘Udondo’ y se apropió del dinero y las joyas
El asesinato de toda la tripulación de un barco civil, ante la jueza argentina que instruye la querella contra los crímenes franquistas


María Josefa Zorroza deposita flores en una fosa común

María Josefa Zorroza deposita flores en una fosa común

El mercante Udondo, fue apresado en la mar por las tropas sublevadas de Franco en septiembre de 1936. A sus 40 tripulantes y a los dos pasajeros que viajaban en él, les fusilaron contra la tapia del cementerio de Serantes, cerca de El Ferrol sin juicio alguno. El Estado Mayor del Ferrol se apropió de todo su dinero y sus joyas. Hoy, María Josefa Zorroza, sobrina de uno de los ejecutados, Teófilo Zorroza, pide justicia y reparación ante la jueza argentina María Servini de Cubría que instruye la querella por los crímenes del franquismo. Su testimonio en videoconferencia, será uno de los primeros que conocerá la magistrada.

“Teofilo Zorroza Gezuraga, de quien quiero levantar testimonio en la querella 4591-10, era mi tío paterno, nacido en Morga, que embarcó a los 20 años, en septiembre de 1935, en el vapor UDONDO, para ayudar a la familia”. Así comienza el testimonio de María Josefa Zorroza entregado en la querella argentina de los crímenes del franquismo, uno de los primeros que verá la jueza María Servini de Cubría en videoconferencia. “Un año después, en septiembre de 1936, el buque UDONDO fue apresado en la mar, junto a otros cuatro navíos más (Genoveva Fierro, Abando, Ulia y Juan Mary) llevando carbón, fosfatos, víveres y pasajeros. El 27 de septiembre del mismo año, muere afusilado contra el muro del cementerio de Serantes (Ferrol), junto al resto de la tripulación, en total, 40 hombres y dos pasajeros. Estas 42 personas fueron ejecutadas en tres días consecutivos sin la vista de un juicio, «por traidores a la patria».” Luego, les arrojaron a una fosa común excavada en la tierra.      Sin juicio ni sentencia.
Aclara Teófila que el buque, matriculado en Bilbao, realizaba habitualmente transporte de carbón de Gijón a Barcelona, y fue capturado el día 12 de septiembre a 10 millas al norte de Gijón por el Bou artillado Tritonia. “Trasladado en principio a Ribadeo, las autoridades de Marina de Ferrol ordenaron que esos marinos fueran “pasados por las armas” sin acusación documentada, es decir, sin juicio ni sentencia previa, como consta en el Expediente 22/1936”.
 
Por “traidores a la patria”
Entre el 25 y el 27 de ese mes murieron fusilados en el cementerio de Serantes, en el municipio contiguo a Ferrol, los cuarenta y dos hombres que iban a bordo; los mataban en tres grupos de catorce por día, comenzando la primera jornada por el capitán, los oficiales, el contramaestre y los maquinistas. Les colocaron contra el muro del cementerio de la parroquia, cerca de la entrada. Al otro lado les esperaba una fosa común excavada en la tierra. “Fueron condenados a muerte sin consejo de guerra según la propuesta del auditor de la Base Naval de Ferrol García Rendueles, confirmada por el jefe de la Base, el vicealmirante Núñez. Rendueles no tuvo empacho en proponer la muerte de todos los embarcados”, continúa la denuncia.
 
El botín
“Estaba el barco comandado por Óscar Blanco, un asturiano natural y vecino de Gijón, de 35 años, que dejaba cinco huérfanos. Los oficiales eran levantinos (dos de Valencia y uno de Cartagena). Los marineros y fogoneros procedían en su mayoría de Asturias, Galicia y Vizcaya, pero además entre los ejecutados se hallaban dos afiliados a CNT que viajaban según la documentación como pasajeros”, sigue Josefa. ¿Y qué pasó de sus pertenencias? “El Estado Mayor de Ferrol recibió en octubre 9.521 pesetas, recogidas a la dotación del vapor, además de veinte libras esterlinas, un aro y un anillo de oro, un monedero de plata y dos cadenas de oro, una con medalla de oro y otra con medalla de plata. Los bienes fueron requisados, pasando a formar parte del Tesoro Nacional”.

Foto de Teófilo Zorroza

Foto de Teófilo Zorroza
Ejecutados pese a los buenos informes
El auditor de la Base Naval Rendueles, no tuvo dudas en mandar a la muerte a todos los embarcados, a pesar de los informes favorables que reunía el expediente; por ejemplo, el texto del capitán de corbeta Francisco Parga, fechado en Ribadeo el 15 de septiembre de 1936”, explica en su escrito Josefa. Este documento dice así: “Con los datos suministrados por los interesados, el que suscribe (Parga), recabó informes del Capitán del vapor requisado ‘Hernani’ y del armador de Gijón Sr Bengoechea, los cuales manifestaron conocer a algunos de los que tripulaban el vapor Udondo actualmente. El Capitán del vapor ‘Hernani’ dio buenos informes del mayordomo del Udondo Francisco Arruabarrena y del primer camarero Saturnino Gancedo”.
Presuntos inocentes
Prosigue el informe del capitán Parga: El armador Sr. Beongoechea manifestó lo mismo respecto al mayordomo citado, y respecto a D. Oscar Blanco García, que desempeñaba el cargo de capitán del Udondo en el último viaje, manifestó que, en las últimas elecciones de febrero pasado [elecciones de diputados, 16 de febrero de 1936] en Gijón, actuó como interventor de las derechas. [...] La impresión de conjunto del que suscribe, es la de que pudieron destacarse como presuntos inocentes los siguientes tripulantes: El tercer Oficial Don Luis Morote [Marote] Chapa; el radiotelegrafista Don Fernando Cuadrado Sancha; el Contramaestre José Sendón Seoane; el primer maquinista Don Pedro Zabala Arrizubieta; el tercer maquinista Don Bernabé Caicoya Sánchez y el mayordomo Francisco Arruabarrena”.
 
Pasajeros cenetistas
“Entre los ejecutados se hallan dos afiliados a CNT, cuyos carnets de afiliación sindical se adjuntan al expediente abierto en Marina, se trata de José Fernández, natural de Muros (A Coruña), dado de baja en las Milicias Populares Gallegas de Madrid en agosto para trasladarse a Valencia, con el fin de prestar servicios en la Marina mercante como fogonero. –Dice Josefa-. El carnet que porta es del Sindicato de la Industria del Transporte de Valencia, de CNT, y declara que se encontraba en Valencia desde hacía unos tres meses desembarcado y que al enterarse que el “Udondo” iba al norte embarcó en él para llegar a su pueblo natal. El otro pasajero cenetista es un empleado de Telefónica, Santiago Cela, domiciliado en Madrid, al que le intervienen el dinero que portaba: 725 pesetas”.
 
Más fusilamientos
En su testimonio, la denunciante recuerda que el Udondo no fue el único barco cuyos tripulantes fueron ejecutados por los franquistas. “El 28 de setiembre son sacados de la Escollera y del “Plus Ultra” ocho marineros de la Armada, para ser paseados frente al muro del cementerio del barrio alto de Canido y enterrados en una fosa común”. Cita también que a finales de noviembre de 1936 aún se produce un nuevo fusilamiento masivo sin juicio. “La decisión de un auditor de Marina lleva a la muerte a diez tripulantes del vapor “Dómine”, tras determinar que se ha tramado un complot para apoderarse del barco y pasarse al enemigo”.
Los diez ejecutados, seis con residencia en Barcelona, tenían entre 19 y 33 años”.