Los crímenes de la transición
La transición política española se estudia, tradicionalmente, como
una época de consensos y pactos. Y lo fue, pero también hubo una
“violencia política institucional brutal”, en palabras del periodista
Mariano Sánchez Soler (Alicante, 1954) que ha rescatado del olvido a las
víctimas de ese periodo, entre 1975 y 1983.
El balance de este periodo es estremecedor: 581 personas fallecieron
por motivos políticos, en las comisarías, en las cárceles, en atentados o
durante las manifestaciones. Los crímenes de Montejurra, el secuestro y
asesinato a tiros en un descampado de la líder estudiantil Yolanda
González, los asesinatos de los abogados de Atocha o el paquete bomba
recibido en la redacción de EL PAÍS el 30 de octubre de 1978, son tan
solo algunos de los episodios más sangrientos.
Que la transición fue pacífica es algo que “se desmitifica por sí
mismo”, dice el autor. “Yo solo he puesto nombre y fecha a las personas
que fallecieron por cuestiones políticas”, añade Sánchez Soler, que
esgrime datos objetivos obtenidos a lo largo de 10 años de sentencias de
la Audiencia Nacional, informes de los ministerios correspondientes y
artículos de la prensa.
Mariano Sánchez Soler presentó anoche en el Forum 80 Mundos de Alicante el libro La transición sangrienta. Una historia violenta del proceso democrático en España (1975-1983),
editado por Siruela, y que recoge minuciosamente la crónica de estos
asesinados. La investigación es parte de la tesis doctoral, dirigida por
el historiador Emilio Laparra. “La respuesta de las fuerzas de orden
público fue descomunal”, asegura el periodista, quien considera que
hasta ahora teníamos una visión “parcial” de la transición, obviando
todos estos episodios violentos. Detrás de estas acciones estaban
“tramas negras al servicio de sectores involucionistas”, bajo siglas
como Batallón Vasco Español, ATE, Triple A, dedicados a la guerra sucia
contra el terrorismo, y el propio terrorismo de ETA o los Grapo. “Cuando
analizas en perspectiva llegas a la conclusión de que había una
violencia oficial e institucional”, asevera Sánchez Soler, que se ha
encargado de vincular a cada víctima con el aparato del Estado. “Y
observas que los que durante el franquismo se dedicaban a interrogar y
controlaban el régimen, son los especialistas antiterroristas en la
transición democrática, los jueces del Tribunal de Orden Público luego
son los que autorizaron las amnistías”, señala.
El periodista explica que pretende “contar la verdad” de estos
asesinatos o crímenes que vivió de cerca como “periodista de la
transición”. Y concluye con una reflexión: “Si olvidamos a estas
víctimas es volver a matarlas, porque perdieron su vida , y durante años fueron silenciadas”.