dissabte, 12 de gener del 2013

LA MONARQUIA AL SERVICIO DEL FASCISMO Y DE LA BANKA

Los crímenes de la transición

Sanchez Soler

El periodista alicantino Mariano Sánchez Soler reconstruye en un libro los 509 asesinatos políticos registrados entre 1975 y 1983

La transición política española se estudia, tradicionalmente, como una época de consensos y pactos. Y lo fue, pero también hubo una “violencia política institucional brutal”, en palabras del periodista Mariano Sánchez Soler (Alicante, 1954) que ha rescatado del olvido a las víctimas de ese periodo, entre 1975 y 1983.
El balance de este periodo es estremecedor: 581 personas fallecieron por motivos políticos, en las comisarías, en las cárceles, en atentados o durante las manifestaciones. Los crímenes de Montejurra, el secuestro y asesinato a tiros en un descampado de la líder estudiantil Yolanda González, los asesinatos de los abogados de Atocha o el paquete bomba recibido en la redacción de EL PAÍS el 30 de octubre de 1978, son tan solo algunos de los episodios más sangrientos.
“Había una violencia oficial e institucional” afirma Sánchez
“Si olvidamos a las víctimas es volver a matarlas”
Que la transición fue pacífica es algo que “se desmitifica por sí mismo”, dice el autor. “Yo solo he puesto nombre y fecha a las personas que fallecieron por cuestiones políticas”, añade Sánchez Soler, que esgrime datos objetivos obtenidos a lo largo de 10 años de sentencias de la Audiencia Nacional, informes de los ministerios correspondientes y artículos de la prensa.
Mariano Sánchez Soler presentó anoche en el Forum 80 Mundos de Alicante el libro La transición sangrienta. Una historia violenta del proceso democrático en España (1975-1983), editado por Siruela, y que recoge minuciosamente la crónica de estos asesinados. La investigación es parte de la tesis doctoral, dirigida por el historiador Emilio Laparra. “La respuesta de las fuerzas de orden público fue descomunal”, asegura el periodista, quien considera que hasta ahora teníamos una visión “parcial” de la transición, obviando todos estos episodios violentos. Detrás de estas acciones estaban “tramas negras al servicio de sectores involucionistas”, bajo siglas como Batallón Vasco Español, ATE, Triple A, dedicados a la guerra sucia contra el terrorismo, y el propio terrorismo de ETA o los Grapo. “Cuando analizas en perspectiva llegas a la conclusión de que había una violencia oficial e institucional”, asevera Sánchez Soler, que se ha encargado de vincular a cada víctima con el aparato del Estado. “Y observas que los que durante el franquismo se dedicaban a interrogar y controlaban el régimen, son los especialistas antiterroristas en la transición democrática, los jueces del Tribunal de Orden Público luego son los que autorizaron las amnistías”, señala.
El periodista explica que pretende “contar la verdad” de estos asesinatos o crímenes que vivió de cerca como “periodista de la transición”. Y concluye con una reflexión: “Si olvidamos a estas víctimas es volver a matarlas, porque perdieron su vida , y durante años fueron silenciadas”.