EMIGRANTES, LA MALETA O EL PARO
Opinión
Retazos
Más de la mitad de los jóvenes españoles no tienen trabajo en
España. Con más de seis millones de parados, muchos de los que lo tienen
están sometidos a situaciones laborales precarias, con contratos
basura, y con sueldos misérrimos que no les proporcionan más que la
posibilidad de poder subsistir miserablemente. Y no hablamos de personas
sin cualificación profesional, sino, al contrario, de una generación de
jóvenes cultos, preparados técnica e intelectualmente, y muchos de
ellos con titulación universitaria.
Porque en España no es un privilegio encontrar trabajo, ya es un
privilegio no perder el que se tiene. Y los políticos, mientras tanto,
nos cuentan la milonga de que están haciendo lo que deben. ¿Lo que
deben? Según parece, el deber de los políticos de la derecha es asfixiar
día a día el país hasta ahogarle. Y estamos viendo que este país está
exhalando sus últimas bocanadas. Sin embargo, Mariano Rajoy afirmaba en
su soporífero discurso de finales de diciembre algo que parece repetir,
sin saber lo que dice, como un papagayo: “Si no hubiéramos tomado estas
medidas (austeridad y recortes –para el pueblo, por supuesto-) España
estaría mucho peor”.
¿Mucho peor? ¿Alguien puede imaginar a España mucho peor? Quizás
hundida en el fondo del océano, como la Atlántida, estaría peor, pero
desde otras perspectivas, imposible. Aunque no hablemos muy alto, porque
el empeño mariano en los recortes y la austeridad (del pueblo
llano, por supuesto) es obsesivo, a la vez que lo es también el
descarado trato de favor a las clases más privilegiadas y a las élites
económicas, cuyo nivel de corrupción ha llegado a cotas bochornosas.
Ciñéndonos al tema de la migración, históricamente España ha tenido
dos grandes oleadas migratorias en los últimos cien años, la primera en
el primer cuarto del siglo XX, y la segunda en los años 50 y 60, en
plena dictadura franquista. Ambas fueron consecuencia de períodos de
abuso político y gran pobreza económica. A principios del siglo XXI se
está repitiendo la historia con un tercer importante flujo migratorio;
las causas no son distintas.
En 2012, primer año de la legislatura del PP de Rajoy, según los
datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, la emigración
de españoles en el 2012 ha crecido más de un 21%. Se trata, en su
mayoría, de jóvenes en busca de un primer empleo, y también de buena
parte de jóvenes estudiantes que, ante la imposibilidad de pagarse sus
estudios en España por el desmesurado aumento de las tasas
universitarias, optan por cursar sus estudios en otros países de Europa,
especialmente en Francia. Según informa Salamanca Universitaria, casi
6.000 alumnos universitarios están cursando sus estudios en el país
galo. ¿El motivo? La enorme diferencia de precios en las tasas, a pesar
de ser Francia un país con mucho mayor nivel de vida que esta España
cañí, de austeridad, crucifijos, mantilla y peineta.
Mientras un curso de grado en las universidades francesas cuesta 181
euros, en las universidades españolas su precio supera los 1.000 euros.
Diferencia abismal, que es aún mayor en los másters; mientras que en
España su precio es superior a los 3.000 euros, en Francia tan sólo de
245 euros. Que Rajoy y los neoliberales nos cuenten los motivos de esta
abrumadora diferencia, que sólo se explica por el interés reaccionario
de hacer negocio de la precariedad, y de reimplantar el elitismo en la
enseñanza y la ignorancia en la sociedad.
Los que tanto hablan de amor patrio, esos mismos que suelen
despreciar lo extranjero y lo foráneo, excepto para guardar en cuentas
seguras sus fortunas, sólo aman en realidad sus intereses y sus
bolsillos. Los que tanto hablan de “valores” para justificar y disfrazar
su inmoralidad política y humana están echando de España a los
españoles. Nada tiene que ver el afán aventurero, como soezmente ha
afirmado la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, mofándose de la
precariedad de los españoles, sino por pura y simple necesidad. Decía
François Mitterand que “la jeunesse n’a pas toujuours raison, mais le
pouvoir qui la frappe a toujours tort” (la juventud no siempre tiene
razón, pero el poder que la maltrata siempre está equivocado). Mientras
tanto, entre tanto desvarío, ha resucitado, triste e implacablemente,
por obra y gracia de corrupciones, de abusos y de neoliberales, la
España negra de los emigrantes.
Coral Bravo es doctora en Filología