DE TAL PALO TAL ASTILLA DE PADRE FACHORRA HIJA FACHORRILLA |
Es
una pena que a Soraya no se haya ido a Irán para no volver, donde con
ese nombre hubiera hecho carrera entre los pro americanos de la zona. Me
refiero a una hija pepera de José Antonio Sáenz de Santa María (Gijón,
1919 – Madrid 2003), militar español que desarrolló encantado toda su
carrera sirviendo a la dictadura franquista.
El papá de Soraya, hijo y nieto de una familia típica de la burguesía
asturiana, que por si fuera poco se decidió muy joven a entrar en la
comunidad falangista, para luego alistarse como voluntario en 1936, al
lado de los rebeldes del general Franco, siempre anduvo dispuesto a
matar rojos al precio que fuera, escapando de la noble Asturias gracias
al dinero entregado a mercenarios joseantonianos para que le pasaran a
la “liberada Galicia”, donde los fusilamientos en masa ya había hecho
célebre al Caudillo y su alzamiento nacional.
Su indudable arrojo como soldado en las batallas de Somosierra y del
Ebro le hicieron acreedor de varias medallas, y al terminar la asonada
franquista lucharía, como comandante, en la coordinación de las fuerzas
implicadas en la represión y exterminio del heroico maquis.
Para ello creó una red de colaboradores y confidentes, logrando la
eliminación de la guerrilla tras varias operaciones, aunque su éxito
siempre se achacó a la información obtenida bajo torturas.
En septiembre de 1971, siendo coronel, se hizo cargo de la Jefatura de Estado Mayor de la Guardia Civil con el cometido de luchar contra ETA, siendo ascendido a general en 1975.
En ese puesto, Sáenz de Santa María asumió los preparativos en la
ejecución por fusilamiento de cinco jóvenes antifascistas, miembros de
ETA y el FRAP, que fueron salvajemente asesinados. el 27 de septiembre
de 1975, tras un Consejo de Guerra en el que ninguno tuvo las mínimas
garantías jurídicas y procesales.
Tras la muerte de Franco, el papá de Soraya, apoyó a las mesnadas
conocidas como los Guerrilleros de Cristo Rey, al Batallón Vasco
Español, la ATE,
Triple A, etc., con implicación no sólo de los servicios secretos SECED
(Servicio Central de Documentación), sino de altos cargos del aparato
del Estado, como el Señor X, personaje clave en la trama de decenas de
crímenes, asaltos, secuestros y robos que se cometieron en aquella
época.
Bajo el palio del PSOE, Sáez de Santamaría regresó a la Guardia Civil,
esta vez como Director General. Fue cuando convivió con los atentados
de los GAL, y antes de su muerte reconoció la participación en ellos,
directa e indirecta, del Ministerio del Interior y la Guardia Civil.
El papá de Soraya, además, fue quien entrego el cargo que detentaba
al hoy delincuente Luís Roldán, recluso al que se aplicó el régimen de
tercer y segundo grado desde 2005, habiendo sido condenado por
malversación, cohecho, fraude fiscal y estafa, a 31 años de prisión en
1995.
Ese mismo año 95, el papá de Soraya fue convocado por el Senado, para
una comparecencia sobre el GAL, para que explicara dichas actividades
durante los años en los que estuvo al frente de la Guardia Civil
(Felipe González era presidente), pero el PP exigió que ésta fuera a
puerta cerrada, como lo había sido para otros comparecientes, y para que
declarase no sólo sobre aquellos hechos, sino también de épocas
anteriores. José María Aznar, sin embargo, aconsejó que la vista fuera
suspendida y nunca se realizó con posterioridad.
Un año más tarde, el papá de Soraya fue inculpado por el juez Garzón
en el Sumario Oñaederra (relativo a los primeros asesinatos del GAL
entre 1983 y 1984), junto a los generales Rodríguez Galindo y
Cassinello, aunque fue absuelto de los cargos imputados, lo que provocó
airadas protestas de sus dos compañeros de armas.
Hoy, Soraya, hija de aquel demócrata y militar, se permite el lujo de exigir a la Presidenta
del Tribunal Constitucional para que explique por qué el esposo de
esta, fue criado por una niñera, cuyo hijo Karmelo (Landa) llegaría a
convertirse en parlamentario vasco.
Semejante ignominia no es siquiera lamentable, sino que nos lleva a
la pregunta: ¿No es más lógico que esta singular diputada pepera
explicara públicamente, qué sabe de los secretos del terrorismo de
Estado que su papá se llevó a la tumba? Y ya, puestos en eso, ¿por qué
ni ella, ni su partido, se niegan a condenar el franquismo, régimen
político responsable de miles de crímenes contra la Humanidad, aún impunes?
Y no lo hace, sencillamente porque el Rey y sus colegas socialistas del hemiciclo, en el fondo, la apoyan encantados.
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