Grupos de operaciones especiales de Turquía e Israel están actuando en territorio sirio para ayudar a la oposición a derrocar al gobierno de Bashar al Assad.
Así lo declararon varios medios
iraníes citando a representantes de las fuerzas de seguridad sirias,
quienes dijeron haber capturado el pasado fin de semana a
cerca de 50 agentes turcos que presuntamente instruían a grupos
de militantes de la oposición.
Según las fuentes, siete de los
turcos detenidos confesaron que habían sido entrenados en actividad
terrorista por la agencia de inteligencia israelí, el
Mossad.
Los arrestados dijeron también
que el Mossad había enviado a sus agentes a Jordania para enseñar a un
grupo militante, proveniente de Libia y relacionado con la
red internacional terrorista Al Qaeda. Está previsto que les
envíen a Siria tras el entrenamiento.
Según las fuentes, las
autoridades planean canjear a los cautivos por militantes del Ejército
Libre de Siria, el principal grupo de oposición armada en el país
árabe, así como por la promesa de Turquía de dejar de dotar a
los insurgentes de armas ni dejarles cruzar la frontera común.
Mientras tanto, la posibilidad de que se produzca una injerencia
extranjera en Siria sigue siendo el asunto más discutido por la comunidad internacional.
A favor de este escenario se
pronuncian varios Estados árabes, que proponen también otra variante,
consistente en el envío de tropas de paz de la ONU. Tampoco
la descartan EE. UU. y sus aliados, que se muestran insistentes a
la hora de exigir la dimisión del legítimo presidente sirio, Bashar al
Assad, sin prestar atención a las acciones terroristas
de los insurgentes.
En contra de cualquier
intervención exterior se manifiestan Rusia y China, que llaman al
diálogo y apelan a las dos partes enfrentadas a que depongan las
armas.
La confrontación en Siria, que dura casi un año ya ha dejado más de 6.000 muertos, según grupos de derechos humanos.