divendres, 26 de juliol del 2013

LA CARICATURA POLÍTICA (I)


La caricatura es una forma humorística e irónica de ver la realidad. Directo y contundente, el dibujo satírico o grotesco, fue utilizado desde la antigüedad para criticar la política, la religión o los usos y costumbres de la sociedad. Fue arma contra los poderosos que se desarrolló en democracia, siendo la primera víctima de la censura en épocas tiránicas.

LA ARQUEOLOGÍA DEL MEDIO

Desde la antigüedad tenemos ejemplos de la utilización de la sátira y la caricatura como arma de crítica política, moral o religiosa, pero es en el Renacimiento italiano donde se recoge la herencia artística anterior y nace la caricatura tal y como la conocemos hoy. Etimológicamente procede del latín caricare (cargar) y de la voz italiana caricatura que a su vez deriva del término ritratti carichi (retratos sobrecargados). Algunos autores citan a los hermanos Carracci como los que acuñaron el término para designar los retratos sobrecargados que realizaron en Bolonia a finales del siglo XVI.

Grafito de Alexamenos

Los primeros vestigios de los que se tiene noticia de algo similar a las caricaturas, nos remontan a los papiros egipcios que se conservan en el Museo Británico, el Museo de Arqueología de El Cairo y el Museo de Egiptología de Turín. En la época de Amenofis IV (Akenatón) se utilizaron dibujos grotescos para criticar su política de cambios. En las murallas de Tebas se encontraron graffitis con imágenes burlescas de Nefertiti y Akenatón.

Pero donde se encontraron más restos de frescos grotescos fue en las ruinas de Pompeya y Herculano. De la caricatura utilizada como arma religiosa, buena muestra es el graffiti romano en el Domus Gelotiana del monte Palatinos que representa a un Jesús crucificado con cabeza de asno.


En la Edad Media destacan los manuscritos iluminados que se decoraban con dibujos grotescos y las gárgolas y otros detalles arquitectónicos de las catedrales góticas que son buena muestra de la caricatura escultórica, muchas veces con caricaturas de personajes concretos. Pero es a partir del siglo XV cuando la caricatura adquiere su dimensión artística con los trabajos de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel o las alegorías grotescas de El Bosco y Bruegel El Viejo entre otros.

LA EDAD DORADA DE LAS CARICATURAS

El siglo XIX fue llamado “el siglo de los caricaturistas”. La Revolución Francesa y los acontecimientos políticos que produjo, pasaron al primer plano de la temática caricaturesca. La corriente del movimiento Romántico de finales del XVIII y la primera mitad del XIX, también influyeron en este despegue de la caricatura política. Los preceptos del citado movimiento rompían con las reglas establecidas por el clasicismo francés, dando paso al gusto por el lirismo, lo legendario, lo onírico, etc., esto hizo que lo grotesco fuera ampliamente aceptado. El inicio de la Revolución Francesa de 1789 y las Guerras Napoleónicas (1799-1815) tuvieron una gran influencia en la sociedad y en los círculos artísticos de Gran Bretaña convirtiéndose en el centro de la caricatura y las estampas satíricas.


El reinado de Jorge III, desde 1760 a 1820, coincidió con el gran auge de la caricatura; se vendían y subastaban en las tiendas de los grabadores. La propia familia real llegó a reunir una gran colección. Algunos caricaturistas británicos fueron: Hogarth, Gillray, Rowlandson, Townshend, Cruikshank, Leech, Tenniel, etc.
Durante el reinado de Guillermo IV (1830-37) y el comienzo de la época Victoriana, la censura puritana acabó con el boyante negocio de la caricatura y las estampas satíricas, los dibujantes tuvieron que buscar nuevas formas para llegar al público y las encontraron en las revistas humorísticas. El centro caricaturesco se trasladó a Francia donde la censura se suavizó bajo el reinado de Luis Felipe I de Orleans.

Cruikshank

Desde los comienzos revolucionarios, los caricaturistas franceses de uno y otro bando, desplegaron su particular arsenal de imágenes para batirse en una singular guerra iconográfica, lápices y buriles, sustituyeron o complementaron a los sables. Con los grabados, la pugna política llegó hasta la población analfabeta, la propaganda política tuvo en los caricaturistas a sus mejores artífices. Los republicanos fustigaban con sus caricaturas al clero y la nobleza desde periódicos como Les Révolutions de France et de Brabant del escritor revolucionario Camille Desmoulins. Por su parte, los monárquicos defendían sus privilegios en la hoja satírica Les Actes des Apôstres. Otros caricaturistas franceses fueron: Daumier, Philipon, Monnier, Doré, Gavarni, Nadar..., muchos de ellos colaboraron en revistas satíricas como La Caricature (1830), Le Charivari (1832) y Le Journal pour rire (1848). Más tarde los dibujantes satíricos más influyentes fueron Touluse-Lautrec, Forain y Caran d’Ache.


LA PRENSA ILUSTRADA

La caricatura del siglo XIX experimentó gran difusión e influencia popular gracias a las nuevas técnicas de impresión que facilitaban y abarataban los procesos mejorando la fidelidad con el original dibujado por el artista, fue la época dorada de la prensa ilustrada. En 1796 el alemán Aloysius Senefelder inventó la litografía que se introdujo en Francia hacia 1810. Con la litografía la caricatura dejó el estudio del artista para pasar al papel prensa. De pronto el caricaturista fue un cronista de la realidad, un periodista gráfico con el poder de llegar a un numeroso público. Incluso los amplios sectores de la población que no sabían leer podían recibir el mensaje gráfico de las caricaturas. Las revistas ilustradas inundaron Europa en la segunda mitad del siglo, la caricatura ya no sólo ocupaba las páginas de las revistas satíricas si no que saltó a la prensa de información general como el London News o L’Illustration.



Al otro lado del charco, el caricaturista más destacado del siglo XIX fue el norteamericano Thomas Nast, implacable vapuleador de la corrupción política. A él se debe también la imagen actual de Papá Noel. Sus compatriotas Keppler y Gillam fundaron la revista Puck, verdadera fustigadora de políticos y magnates de la época. Ya en el siglo XX la revista The New Yorker o la revista satírica Mad, recogieron la rica tradición caricaturística estadounidense.



En la Europa de la Segunda Guerra Mundial y de la posguerra la caricatura política tuvo un gran desarrollo. Un precedente claro del compromiso político del dibujante lo tenemos en los trabajos de los años veinte del pintor alemán George Grosz, que con su serie Ecce Homo fue de los primeros artistas en criticar el militarismo y el nazismo naciente.



En los momentos actuales, la implantación de los medios de masas como la radio y la televisión han abierto nuevos campos para la caricatura de carácter político. Programas como el famoso Spitting Image de la televisión inglesa que destacaron por sus burlas de los políticos ingleses y la familia real fueron buena muestra de ello. Especialmente despiadadas fueron sus caricaturizaciones de Margaret Thatcher cuando, para criticar su política de inmigración por ejemplo, no dudaron es vestirla como un oficial de la GESTAPO pidiendo asesoramiento al mismísimo Hitler. El programa dejó de emitirse en 1992.

Spitting Image