dissabte, 8 de juny del 2013

«Politizar la causa de los crímenes del franquismo destruye todas las opciones»

Ana Messuti Abogada de la querella argentina contra la dictadura en España


 

A sus 66 años, Ana Messuti lleva tres de trabajo voluntario como una de los ocho abogados que llevan la querella de los crímenes de la dictadura franquista, en un procedimiento en instrucción en un juzgado de Buenos Aires (Argentina). Hoy, a partir de las 19.30 horas, imparte una conferencia en la Residencia Universitaria Alberto Colao de Cartagena sobre este tema, invitada por la Asociación de Memoria Histórica.
-¿Qué intentará transmitir durante su intervención?
- Queremos dar a conocer a todos los que puedan estar en esta tesitura cuáles son los cauces que pueden utilizar para denunciar lo que les ocurrió a ellos o a sus parientes durante aquella dictadura. Pero no somos quienes para animar a nadie a hacerlo. Solo informamos.
-¿Cómo decidió implicarse en este caso?
-Yo salí de Argentina en 1976 por causa de la dictadura de Videla. Me fui por motivos políticos. A partir de ahí he trabajado en muchos sitios. Estuve en Roma, luego en Austria donde trabajé para las Naciones Unidas. Y luego en Ginebra hasta mi jubilación. En 2008, cuando hacía mi tesis doctoral en Salamanca sobre Derecho Penal Internacional, contactaron conmigo seis colegas de Argentina para proponerme que les ayudara con la querella desde España. Somos un equipo de ocho de los que dos trabajamos desde España.
-¿En qué fallo la causa que inició Baltasar Garzón por este mismo tema en España?
-En que aquí el procedimiento de aplicación de las leyes internacionales sobre crímenes de guerra no es automático. Los tratados los tienen que ratificar las Cortes, que pueden además intervenir, en la modificación sobre la forma en la que se contemplan. Además, está la Ley de Amnistía, que es bastante ambigua y se ha interpretado de forma muy poco favorable a este tipo de casos.
-¿Usted qué haría con esa ley?
-Eliminarla, precisamente por lo fácil que es interpretarla de manera tan restrictiva que impide la apertura de cualquier procedimiento penal de este tipo.
-¿Puede ser diferente en Argentina?
- Sí, porque allí ya se ha pasado por esto. Cuando falló la investigación de Baltasar Garzón, allí estábamos todavía con los procesos judiciales que ya habían superado las leyes de amnistía cuando nos llegó la primera querella de España. Era la de un tal Darío Rivas, un señor muy mayor que quería saber qué le pasó a su padre que fue alcalde republicano de Castro do Rei (Lugo). Ante las dificultades de recurrir a la justicia española vio la opción de hacerlo en Argentina, donde ya se había abierto la puerta a la investigación de los crímenes de lesa humanidad y genocidio sin restricciones
-¿Qué le parece la figura de Baltasar Garzón?
- En Argentina se le admira mucho, entre otras cosas porque fue a raíz de sus interrogatorios al militar Adolfo Schilingo que se desbloqueó la investigación de lo sucedido bajo la dictadura de Videla.
-Aquí se le reprocha que cometió errores de procedimiento y se llegó a creer por encima del bien y del mal
-Sobre eso prefiero no opinar, porque desconozco las circunstancias.
-¿Cuántas personas han recurrido ya a ustedes?
-Alrededor de 150. De ellas hay doce para las que hemos pedido ya que presten testimonio. Son pocas, porque hay varias decenas de miles que están en esta situación. Pero es un comienzo.
-¿Han tenido ustedes problemas con instancias jurídicas o políticas para llevar adelante el caso?
-Hay una resistencia clara. Las contestaciones de la Fiscalía General del Estado a los exhortos realizados por el juzgado, dan a entender que no ha lugar a que sigamos con nuestra investigación. Nos dicen que ya se está llevando a cabo una en España. Pero eso no es así. Además, el embajador argentino en España ha recibido comunicaciones de los servicios del Ministerio de Exteriores en términos parecidos
-Aquí en España la utilización política de esta cuestión acabó por contaminar la investigación judicial. ¿Cree usted posible abastecerse de ello?
-No. La politización de una causa judicial siempre destruye las opciones de llevarla a buen término. Mucho más si se trata de este tipo de causa. Nosotros rechazamos eso y nos limitamos al aspecto técnico. Esperemos que no haya ese tipo de problemas con la que impulsamos nosotros.