“La Transición es el cimiento de la podredumbre actual” Alfredo Grimaldos
Alejandro Torrús, Diario Público, 3.06.13
El periodista, investigador y crítico de
flamenco publica ‘Claves de la Transición 1973-1986 para adultos’, una
obra que aspira a ser una guía para comprender cómo se produjeron los
acontecimientos más importantes de la historia reciente de España y por
qué son ocultados.
Advertencia. Si el que lee estas líneas
cree que la Transición fue un periodo modélico, marcado por el consenso y
dirigido por el pueblo, el último libro de Alfredo Grimaldos (Madrid,
1956) ‘Claves de la transición 1973-1986 para adultos’ (
Editorial Península) puede erosionar su ideología. El autor repasa uno a
uno todos los acontecimientos clave del paso de la dictadura franquista
al actual sistema con un discurso desmitificador y corrosivo. Desde el
papel de “tutela” de la CIA al rol del PCE como “policía de la calle”.
La Transición es para el autor una “metáfora de un interrogatorio
policial” donde son los propios franquistas quienes diseñan el cambio y
se reparten los papeles en la obra que ellos mismos dirigen. “La imagen
oficial de este periodo se ha construido sobre el silencio, la
ocultación, el olvido y la falsificación del pasado”, denuncia
Grimaldos, quien insiste en que toda salida de la “podredumbre actual”
debe pasar por una nueva Constitución.
Su libro arranca con la
siguiente frase: “El franquismo no es una dictadura que finaliza con el
dictador, sino una estructura de poder específica que integra a la nueva
monarquía”. ¿Pervive el franquismo en nuestro sistema democrático?
Sí. Nunca ha habido una depuración del
aparato franquista ni tampoco interés en llevarla a cabo. Por tanto,
sociológicamente queda un poso franquista muy grande. No obstante,
quiero puntualizar tu pregunta. Aludes a un sistema democrático que no
sé si existe. Esta es una democracia en la que los partidos mangoneos y
en la que el pueblo soberano está bastante lejos de las decisiones. El
propio sistema electoral es profundamente antidemocrático y favorece el
bipartidismo que ha provocado que ellos se lo guisen y ellos se lo
coman. Tampoco hay democracia interna en los partidos. A todo esto hay
que añadir que los grandes medios de comunicación son todos de derechas y
el pueblo está sometido a un discurso de intoxicación constante.
Usted
acaba de hacer referencia a la distancia que separa al pueblo soberano
de las decisiones políticas. En su obra afirma que durante la Transición
se asistió a una liquidación de los movimientos populares que ha
provocado una partitocracia corrupta y que ahora está llegando a su
máximo nivel de podredumbre.
Cuando al final del franquismo deciden
que hay que hacer algún cambio es obvio que están forzados por la lucha
en la calle y por los movimientos populares que se han ido creando. Era
obvio que tenían que actualizar el régimen pero para ello necesitaban
desactivar al enemigo y el enemigo era los movimientos populares. Ahí el
problema es que inmediatamente cuentan con las direcciones de los
partidos de izquierdas, sobre todo del PCE de Carrillo. Lo que hacen es
meter en ese enjuague a los dirigentes del PCE y Carrillo que ejerce de
policía y se encarga de desactivar la calle y desmontar su propio
aparato antes incluso de haber conseguido nada.
¿Por qué cree usted que Carrillo desactivó la lucha en la calle?
Tenía por objetivo entrar en el nuevo juego y buscar su propia posición en la estructura política que se está creando.
El PCE no es el único que sale malparado en su libro. Al PSOE le acusa de traicionar sus principios.
Al PSOE tal y como lo conocíamos lo
liquidan en Suresnes (Francia) en 1974. Allí, con el dinero de la
socialdemocracia alemana, la tutela de la CIA y la escolta de los
servicios de información de Carrero Blanco se inventan un nuevo partido
que esté preparado para ser alternativa de poder y mantener el mismo
sistema. Cuando Felipe González regresa de Suresnes, donde se hace cargo
de la dirección del partido, un comisario lo detiene en Sevilla
pensando que ha dado el pelotazo. Sin embargo, sus superiores le dicen
que lo suelte inmediatamente porque es “uno los nuestros”.
Otro mito de la Transición: el papel de Adolfo Suárez
Adolfo Suárez es un político mediocre
que llega al poder por determinadas circunstancias y tiene fecha de
caducidad. Él fue elegido para llevar la primera etapa de la Transición
hasta las elecciones generales de 1977. Sin embargo, cuando los de
arriba decidieron que se tenía que ir él prefirió continuar. No se dio
cuenta de que estaba en el cargo precisamente para cumplir una función
para otros poderes superiores. En el momento que decide, a
contracorriente, quedarse en el poder, empieza a enfrentarse con el rey,
con los estadounidenses, con los empresarios, con el Ejército… Hasta
que se vio obligado a dimitir.
EL PAPEL DE LA CIA
La CIA está omnipresente en su
libro. Toda decisión, todo político que asciende, tiene el beneplácito
de los servicios secretos estadounidenses. ¿Hasta qué punto cree usted
que la CIA tutela la Transición?
Cuando
Nixon llega a España en 1970 se encuentra con un Franco muy mayor.
Nixon se vuelve preocupado. Para ellos era muy importante mantener la
Península Ibérica en su sistema de alianzas. Entonces, le dice a Vernon
Walters, su hombre de confianza, que venga a España para ver qué va a
suceder después la muerte del dictador. Franco se dio cuenta enseguida
de qué pasaba y le dijo a Walters que está todo atado y bien atado, que
el Ejército se pondrá de parte de Juan Carlos I y que su principal
monumento no es el Valle de los Caídos sino la clase media española que
hará de colchón para impedir una revolución.
Acaba de decir que Franco dejó
orden de que el Ejército obedeciera a Juan Carlos I. La pregunta del
millón de la Transición es hasta qué punto el rey estaba al tanto del
golpe de Estado.
Está claro que el rey sabía del 23-F.
Hay que decir también que el 23-F es un golpe residual que se da por
inercia. Es una pasada de frenada. Adolfo Suárez se había convertido en
un personaje incómodo que no había cumplido con su compromiso de
retirarse a tiempo. Además, se había metido en cosas que no debía como
la cumbre de los no alineados. Se había convertido en un personaje
detestado por el Ejército, por los estadounidenses y por el propio rey.
Para quitárselo de encima planean una especie de golpe institucional, en
el que está involucrado el PSOE, y formar un gobierno de concentración.
Suárez lo ve venir y dimite con lo cual desactiva el golpe. Pero es que
había varios golpes dentro del mismo. Y uno de ellos se pasa de
frenada.
¿Los americanos estaban al tanto del 23-F?
El golpe del 23-f está auspiciado y
tutelado por los estadounidenses. Los americanos desactivan ese mismo
día las redes radioeléctricas de comunicaciones y ponen a la Sexta Flota
frente a la costa de Valencia. Además, un dato muy significativo: el
comandante Cortina, coordinador del Golpe, visitó días antes del golpe
la nunciatura del Vaticano en España y la embajada de Estados Unidos.
Como tantas otras veces, el Imperio y la Iglesia están al tanto de todo.
EL PODER JUDICIAL
Usted es muy duro en el libro
con la Justicia y con la Policía. Los acusa de haber protegido a los
asesinos de ultraderecha e incluso de haber dado armas a estos grupos.
El sistema judicial actual es de extrema
derecha mayoritariamente y el de hace 35 años ya no tiene ni
calificativo. En el libro hablo de que hay hasta cien siglas de
grupúsculos de extrema derecha que muchas veces son los mismos, Fuerza
Nueva, y otras veces son las propias fuerzas de seguridad. Grupos
parapoliciales, muchas veces de la Policía o de la Guardia Civil que se
inventa siglas para matar a alguien. Los años 80 son tremendos. Sobre
todo en el País Vasco. Aquello fue una matanza.
Ahora se ha destapado el caso de Emilio Hellín, el asesino de Yolanda González.
Es un caso escandaloso pero no es el
único. Hay que tener en cuenta que junto a Hellín había un policía
nacional y un guardia civil. A Hellín, cuando lo detienen, le dieron
hasta dos permisos que aprovecha para escaparse. Es tremendo. Pero los
casos como este son innumerables.
La acusación de promover a hombres con un pasado oscuro en la Transición llega hasta el Gobierno de Zapatero.
Sí. El torturador Gil Rubiales, que ya
ha muerto, fue nombrado comisario jefe de canarios por el gabinete de
Zapatero. Pero hay otros muchos casos. Por ejemplo: Rafael del Río,
director general de Policía en la época de los GAL, ahora es presidente
de Cáritas; el torturador ‘Billy el niño’ fue director general de
Talbot; y el ex director general de la Policía Rafael del Río llega a un
alto cargo en Iberia. Todos con sueldos fastuosos.
LA CONSTITUCIÓN
¿Queda alguna institución que no esté intoxicada por el pasado franquista?
Está todo muy contaminado. No se ha
producido una ruptura democrática y el correspondiente saneamiento del
Estado. Ahora tenemos todos los problemas de un Estado del bienestar en
retroceso con la rémora añadida de la pervivencia franquista. Tenemos
ese plus de miseria política.
Habla de dos factores que
influyen en la actual “miseria política”: el retroceso del estado de
Bienestar y la pervivencia franquista. ¿Qué culpa le corresponde a la
Transición que se hizo?
El funcionamiento de este sistema actual
viene de los enjuagues de la Transición donde todo se fraguó para que
dos partidos mandaran con un sistema electoral antidemocrático y con una
absoluta falta de control. Montan el sainete de que el PP y el PSOE
están que se matan pero si hacemos balance están de acuerdo en la
inmensa mayoría de las grandes decisiones. Entre los dos impiden
cualquier tipo de fiscalización y control. Los técnicos hacen informes
diciendo que es todo una cochambre pero los ignoran.
Denuncia también que la Constitución fue adoptada de espaldas al pueblo
El referéndum de la Constitución fue
como un referéndum franquista. Sólo se podía decir sí o no. Votamos la
Constitución con todo revuelto. La Iglesia, el rey, normas
democratizadoras, derechos… todo un batiburrillo. Eso no puede llamarse
democracia. Además, cuando se creó la comisión constitucional, había
muchos partidos de izquierdas que aún estaban ilegalizados. Una cosa
importante: en el País Vasco las abstenciones y los “no” ganaron al sí.
Es decir, allí no se aprobó la Constitución y llevan 30 que se la
quieren hacer comer con papas.
¿Cómo se puede iniciar una regeneración del sistema actual?
Cualquier movimiento que pretenda
regenerar la democracia pasa por refundar o revisar los acuerdos o
medidas de la Transición. La Transición es un gran fraude. Es el
cimiento de la podredumbre que tenemos ahora.