Thierry Meyssan analiza la agresión contra Siria y la diplomacia de François Hollande
En entrevista concedida a la radio La Voz de Rusia,
y que hoy reproducimos en nuestras columnas, Thierry Meyssan pasa
revista a los hechos más recientes de la operación de desestabilización
contra Siria y analiza la posición del nuevo gobierno de Francia. En
clara continuación de la era Juppé-Levy-Kouchner, el ministerio francés
de Relaciones Exteriores sigue confundiendo la propaganda de guerra con
la realidad. Francia, capaz de brillar cuando utiliza inteligentemente
el equilibrio entre las grandes potencias, se priva de todo margen de
maniobra al aferrarse a una posición preconcebida y poco inteligente.
La Voz de Rusia. Señor Meyssan,
gracias por estar con nosotros a través de las frecuencias de La Voz de
Rusia. Usted se halla en pleno corazón de la actualidad del Medio
Oriente. Está viendo el diario desarrollo de los acontecimientos y puede
brindarnos su testimonio sobre la situación en Damasco. ¿Qué piensa
usted de la aplicación del plan de Kofi Annan que, según su opinión, se
inspiró ampliamente en la iniciativa del jefe de la diplomacia rusa
Serguei Lavrov?
Thierry Meyssan. El plan de Kofi Annan retoma el
plan de Lavrov. Lo único que se modificó fue una cláusula que tiene que
ver con el estatuto de la prensa. Y fue una buena opción ya que el señor
Lavrov había logrado llegar a un acuerdo con la Liga Árabe. Así que eso
podía parecer una plataforma adecuada para la discusión. Sin embargo,
en el momento mismo en que Lavrov negoció aquello con la Liga Árabe, el
presidente de la reunión de la Liga en aquel momento, o sea el
representante de Qatar, dio una conferencia de prensa, minutos después
de la que dio Lavrov, en la que dijo cosas que estaban en total
contradicción con el contenido del plan. Y hoy en día la situación sigue
siendo la misma, o sea que todo el mundo dice estar de acuerdo con el
plan Lavrov, que ahora es el plan Annan, pero ciertas partes del
conflicto se expresan de una manera que no deja la menor duda sobre su
rechazo a aplicarlo. Porque la base de esa idea, del plan de paz, es que
todo el mundo tiene que cesar el fuego de manera unilateral, sin
esperar a que los demás hagan algo para disminuir poco a poco. Ambos
bandos tienen que dejar de disparar. En ese sentido, el ejército sirio
ha hecho esfuerzos considerables, se ha retirado de las grandes
ciudades, a pesar de las protestas de la gente, a pesar de las
manifestaciones, no en contra el ejército sino de manifestaciones a
favor del ejército, de gente que reclama la protección militar contra
los grupos mercenarios. Y mientras tanto, del otro lado, no ha habido el
más mínimo cese, siguen las acciones comando. Hay muchas acciones
selectivas, ya sea para destruir la infraestructura, para asesinar a
responsables del Estado o a personas que han expresado su apoyo al país.
¿Subsiste, en su opinión al menos una ínfima posibilidad de pacificación en Siria?
¡Sí! ¡Esa posibilidad es muy simple! Si se detiene el flujo de armas y
de dinero proveniente del extranjero… Si se detiene el envío de
mercenarios… Hay un flujo constante de mercenarios que cruzan la
frontera con Turquía, como lo ha subrayado el representante de Rusia
ante el Consejo de Seguridad. Combatientes que se hallaban en Libia han
sido trasladados a Turquía, utilizando por cierto los recursos de la
ONU. Se ha instalado un campamento de supuestos refugiados que es en
realidad una base de retaguardia de este seudoejército sirio libre. Y
esa gente está cruzando constantemente la frontera y viniendo a cometer
crímenes en territorio sirio. Así que, si se detuviese ese apoyo a las
bandas armadas… ¡no quedaría nada!
Después, nos encontraríamos en una
situación normal con un gobierno que cuenta con una amplia mayoría, con
una oposición que existe, que tiene los medios para expresarse, que hace
su trabajo de oposición, que propone cosas nuevas, etc. Habría un
debate democrático, como sucede en muchos países. Ahora, cuando se reúne
el Grupo de Contacto iniciado por Rusia, la cuestión que se plantea es
saber si Estados Unidos… que es la potencia titular a la vez de
Occidente y del Consejo de Cooperación del Golfo… ¿Va Estados Unidos a
pedir a sus aliados que pongan fin a ese juego por debajo de la mesa ?
O, por el contrario, ¿va a seguir estimulándolos a que sigan echándole
leña al fuego?
Otra pregunta, por cierto mucho más delicada. Varios de
nuestros colegas, periodistas de una televisión local, han sido
salvajemente asesinados por el llamado Ejército Libre Sirio, respaldado
por Turquía y las potencias occidentales. ¿Cree usted que están atacando
a la prensa para crear un bloqueo mediático, para privar a la ciudanía
de los países occidentales y árabes de cualquier tipo de información
verídica? ¿Cuáles fueron los móviles de esos criminales?
Pienso que hay dos elementos que van juntos. Por un lado, durante los
últimos veinte años hemos visto esos mismos hechos repetirse
sucesivamente en Yugoslavia, en Afganistán, en Irak, en Libia y ahora en
Siria. Hay potencias que sistemáticamente destruyen los medios de
prensa de los países blancos de sus ataques. Y es sencillo. Detrás de
eso están siempre Estados Unidos y la OTAN. Nadie más en el mundo se
comporta de esa manera. No hay mayor enemigo de la libertad de expresión
que Estados Unidos y la OTAN. Digan lo que digan, los propios hechos
así lo demuestran.
En segundo lugar, en el caso particular de Siria se había previsto
una inmensa campaña, sacando a los canales sirios de los satélites y
sustituyéndolos con canales y programas previamente fabricados por la
CIA, que durante los últimos meses ha creado varios canales satelitales.
Así que la idea era transmitir imágenes ficticias filmadas en estudios,
imágenes generadas por computadora para que pareciera que el Estado
sirio estaba derrumbándose y para que la gente en Siria, cuando trataran
de ver sus canales de televisión habituales, vieran otra cosa, con
imágenes falsas. Y para que pensaran: “¡Se acabó, ya no hay nada que
hacer! Hay que resignarse. La patria está perdida, está ocupada por
fuerzas extranjeras.”
Eso no fue posible porque se produjo una increíble movilización en el
mundo entero. Decenas de grandes diarios dedicaron páginas enteras a
ese tema. Hubo cientos de sitios en Internet que transmitieron todos los
detalles de esa operación.
Finalmente, NileSat se negó a sacar de su satélite los canales
sirios. La Liga Árabe tuvo que echarse para atrás con ArabSat. Los
sirios comenzaron a transmitir sus programas de televisión a través de
nuevos satélites. Y finalmente, los sirios recurrieron al Consejo de
Seguridad de la ONU con una carta muy importante sobre ese tema. Y, lo
más importante, el señor Lavrov incluyó como punto número 1 de la agenda
de la reunión del grupo de contacto el cese inmediato de la guerra
mediática contra Siria.
La OTAN se vengó entonces de la siguiente manera: con el envío de un
comando contra una estación de televisión instalada a unos 15 kilómetros
a la salida de Damasco, de hecho, en el campo. Era un lugar que no
contaba con sistema de defensa. El comando llegó –estamos hablando de
gente con sistemas de visión nocturna y todo lo demás. Mataron a los
guardias. Sólo había 4 guardias. Entraron en la instalación. Capturaron a
3 presentadores, los amarraron y los ejecutaron allí mismo. Después,
incendiaron y volaron las instalaciones. Aquello está ahora en ruinas.
Sólo queda en pie un solo edificio.
Hay que repetirlo. Esto no es nuevo. Estados Unidos y la OTAN vienen
haciendo esto en todas partes desde hace 20 años. Es increíble porque
los mismos que cometen estos actos de barbarie luego se presentan en las
organizaciones internacionales como los defensores de la libertad de
expresión. ¡Es el mundo al revés! ¡La realidad nos dice lo contrario de
las palabras! Y para nosotros los periodistas, es imposible vivir así.
Es evidente que todo el que quiera oponerse a este imperialismo y se
encuentre en un país que no disponga de grandes medios para defenderse
está actualmente en peligro.
¿Qué puede decirnos de la posición de Francia hacia Siria? Se
ve a Francois Hollande navegando sin rumbo para donde lo lleve el
viento, zigzagueando constantemente como si no supiera a qué santo
encomendarse… ¿Qué puede decirnos usted?
Usted lo ha dicho. Francois Hollande zigzaguea sin rumbo fijo. O sea,
él mismo no sabe cuál es su política, sólo está tratando de mantenerse
en movimiento. Él se da cuenta de que la posición oficial sobre Siria es
insostenible. Pero es incapaz de adoptar una posición diferente. Acepta
que Francia continúe, como en la época de Sarkozy, caminando detrás de
Estados Unidos. ¿Cómo podría él trazar una nueva política en esas
condiciones? Tiene a su lado a los responsables del ministerio de
Relaciones Exteriores, los diplomáticos franceses no dejan de repetirle
que estamos cometiendo un error muy grave en Siria, que normalmente
Francia y Siria deberían ser aliados, como era en el pasado. Francia fue
la potencia que ejerció aquí un mandato en el periodo intermedio de las
dos guerras mundiales. Hay una incapacidad de adaptación a la situación
y esa incapacidad se puso claramente de manifiesto en el primer
encuentro de Francois Hollande y Vladimir Putin en París. ¡En realidad
fue algo bastante grotesco! Los dos jefes de Estados hicieron una lista
de temas que abordar, entre los que se hallaba Siria, que ocupó gran
parte de la discusión. ¡Es vergonzoso! ¡No hubo ningún acuerdo! ¿Por
qué? Porque sobre cada tema Vladimir Putin expresaba las demandas de
Rusia de forma argumentada: “Queremos esto, por esto y esto.” Y exponía
sus argumentos. Y tenía enfrente un Francois Hollande que le respondía:
“Nosotros pensamos que…” ¡Sin argumentos! O sea, no hay nada que
negociar. No es más que el enfrentamiento de posición abierta con un
punto de vista limitado. Y cuando se abordó específicamente la cuestión
siria… ¡aquello fue más ridículo aún! Porque el presidente francés
mencionó 16 000 muertos cuya responsabilidad se atribuye al gobierno,
etc. El presidente Putin le preguntó:
“Pero, ¿de dónde saca usted esas
cifras, del Observatorio Sirio de Derechos Humanos? Nosotros le enviamos
a nuestro embajador en Londres. Él vio a esa gente. Es un vendedor de
kebab, con una tiendecita.
¿Esa es la fuente de los servicios de
inteligencia franceses? Rusia, mientras tanto, ¡tiene 100 000 rusos por
todo el territorio sirio! ¡No se nos escapa nada! ¡Podemos verificarlo
todo! ¡Y podemos decirle, por supuesto, que lo que cuenta ese vendedor
de kebab en Londres no tiene ningún valor!”