dijous, 5 de juliol del 2012

FRANCO MURIO MATANDO

La represión policial en el franquismo tardío

“Ese fue nuestro tiempo: el franquismo tardío. Un sistema cubierto por un decorado modernizador, que intentaba embellecerlo, pero que resultaba incapaz de disimular su verdadero carácter: una dictadura criminal, construida sobre la sangre de cientos de miles de personas y el sufrimiento de todo un pueblo. En contra de la imagen benevolente (de “dictadura blanda”) que ha difundido la historia “políticamente correcta” sobre aquellos años, el final del franquismo vino acompañado por un endurecimiento de la represión policial y judicial para frenar el auge de las luchas populares.”
(Extracto del documento de presentación”Porqué La Comuna”)
20 años después de finalizada la guerra civil, el franquismo abordó la tarea de embellecimiento del régimen sin modificar en lo sustancial la esencia de la dictadura.
La necesidad de romper el aislamiento internacional, el cambio de política económica, el resurgir con carácter masivo de las movilizaciones y el nacimiento de nuevas organizaciones, empujaron en este sentido.
En1963 se procedió a una suavización de leyes surgidas de la guerra civil y a la sustitución de los tribunales militares por el nuevo Tribunal de Orden Público encargado de ejercer la represión contra todo intento de reorganización política o sindical. Durante los 14 años de existencia de este Tribunal, se abrieron 3798 causas con 8934 procesados de los que un 78 % resultaron condenados con un total de 11419 años de condena.
Los tribunales militares siguieron existiendo. Acogieron los delitos denominados de terrorismo, sólo que esta calificación estaba sometida a la arbitrariedad de los policías que efectuaban las detenciones. Bajo estos tribunales se efectuaron los juicios de Burgos; a Salvador Puig Antich; a Humberto Baena y otros militantes del FRAP y a Txiki y Otaegi que acabaron con varias penas de muerte de las que 6 fueron ejecutadas y el resto indultados tras una fuerte movilización popular nacional e internacional.
La represión del régimen no se circunscribió a las instituciones. Al margen de ellas e incluso desde dentro, actuaron toleradas bandas fascistas y parapoliciales y la misma policía mostró sistemáticamente su exceso de celo y saña en la represión. Consecuencia de estas actividades fue un número considerable de muertos y heridos, brutales palizas, detenciones extrajudiciales, etc., que se sucedieron a lo largo del franquismo tardío.
El resumen en cifras de estos 18 años fue de 214 muertos repartidos entre 10 ejecuciones, 10 por tortura, 77 en actuaciones policiales contra militantes o controles de carretera, 46 en atentados fascistas y parapoliciales, 5 por secuestros y 58 en actuaciones de las distintas policías contra manifestaciones o actividades de propaganda, más 8 por otras causas. Y esta lista puede estar incompleta.
(pinchar sobre las imágenes para agrandarlas)
El número de detenidos que no llegaron a los juzgados, los que pasaron breves periodos de cárcel con multas gubernativas, el de actuaciones represivas localizadas, es incalculable. Para una historia veraz y total de estos años resulta imprescindible que se abran los archivos de la Brigada Político Social, de la Guardia Civil y la Policía Armada como han hecho las policías políticas de otros países (PIDE, STASI,…), lo que hasta la fecha no se ha reclamado todavía.

Se podrá hablar de cualquier cosa, pero no desde luego, de un plácido periodo democracia “sui generis”.
Tampoco la Transición fue lo que se cuenta. Se falsea la historia cuando se presenta el restablecimiento de la democracia como el objetivo consciente de una parte del Régimen encabezada por el Rey y Adolfo Suarez, con su mentor Torcuato Fernández de Miranda, posteriormente consensuada con el resto de protagonistas de la Transición, cuando su objetivo real fue la modificación del modelo existente de dictadura para poder mantenerla en su esencia desaparecido el dictador.

Enseguida, esto se manifestó inviable. La incesante actividad de masas que explotó casi inmediatamente obligó a su permanente modificación en abierto enfrentamiento con las fuerzas inmovilistas y los elementos de extrema derecha, muy importantes en todas las instituciones del Régimen. El desmantelamiento del Movimiento, la legalización de los partidos, las primeras elecciones generales y la posterior aprobación de la Constitución fueron arrancadas en estas luchas y dejaron a su paso un elevado número de muertos y heridos provocados por las distintas fuerzas policiales o por militantes de extrema derecha agrupados bajo distintas siglas o incluso sin reivindicar, en absoluto fueron concesiones aprobadas en una mesa de negociación.
En este sentido es en el que afirmamos que Franco murió en la cama pero el franquismo murió en la calle. Este periodo presentado como modélico y exportable a todas las Dictaduras del mundo, no fue tal.

Todos los muertos y represaliados de este periodo fueron muertos y represaliados del franquismo, causados por la lucha contra la perpetuación de la Dictadura y por las libertades; no fueron víctimas casuales e indeseadas de ningún proceso de transición. Llevamos nuestro examen hasta 1981, pese a la aprobación de la Constitución en 1979, porqué hasta este año se mantuvieron vivas y todavía activas dentro del aparato franquista los elementos ultraderechistas que batallaban por el restablecimiento de la Dictadura como mostró el golpe de Estado de Tejero.
Tras el fracaso del golpe, no desaparecieron del aparato todos ellos. Tampoco desapareció el terrorismo parapolicial, ni siquiera el terrorismo de Estado, pero creo que desde este momento, no se plantearon el objetivo del restablecimiento de la Dictadura, como hasta entonces, ni tampoco torcer la voluntad de los gobiernos democráticos en los que en muchos casos se apoyaba, y ellos mismos apoyaban.