dissabte, 21 de gener del 2012

CHIAPAS LA DIGNIDAD EN MARCHA LA ESPERANZA EN EL CORAZÓN



La Historia, así con mayúscula, no la escriben los miembros de la "clase política", cuyos nombres llenan las planas de los diarios, sino muchas veces los más pequeños e insignificantes de un pueblo: aquellos que siempre se quiere  ignorar.


LA MUERTE  DE  LA  COMANDANTA  RAMONA




1. La muerte de la comandanta Ramona, la diminuta indígena tzotzil que fue una de las dirigentes históricas del EZLN, acaecida en el camino a San Cristóbal de las Casas el Día de Reyes de 2006, y que suscitó la suspensión por tres días de la otra campaña zapatista, y múltiples reacciones de diversas partes del mundo, ha planteado con extrema crudeza, mucho más que otros acontecimientos, cuál es la realidad económica y política del México de hoy.

2. Ramona, bordadora excepcional, era uno de los símbolos más emblemáticos del EZLN por su participación en la lucha social de los Altos de Chiapas en los años 80 al defender los derechos de las mujeres a la educación y a la salud, y porque se valorara su trabajo artesanal, y más tarde por impulsar la Ley Revolucionaria de Mujeres, por su trabajo en el Comité Clandestino Revolucionario Indígena para preparar el levantamiento armado y por su participación en la toma de San Cristóbal el priimero de enero de 1994, y como integrante de la delegación del EZLN que participó en los diálogos de la catedral de San Cristóbal con los emisarios del gobierno salinista. Y, desde luego, por su papel histórico en octubre de 1996, cuando asistió al nacimiento del Congreso Nacional Indígena en el auditorio del Centro Médico Nacional del IMSS, habló en el Zócalo de la capital ante una gran concentración y asistió a un gran mitin en Ciudad Universitaria.

3. La imagen de Ramona fue, desde que se le conoció, la de un México que a pesar de la adversidad se rebela con toda dignidad contra las injustas estructuras económicas y el doble discurso de un sistema de poder y adquiere, por lo mismo, una gran dimensión, y por todo eso el subcomandante Marcos la llamó antes de su salida a la capital en ese 1996 "el arma más beligerante e intransigente del zapatismo".

4. En el Zócalo de la capital, el 12 de octubre de 1996, dijo por lo mismo, hablando ante una multitud, que "queremos un México que nos tome en cuenta como seres humanos, que nos respete y nos reconozca nuestra dignidad", e insistió en ello luego de manifestar la disposición del zapatismo a participar en un gran diálogo nacional: queremos "un México donde todos tengamos un lugar digno", para al día siguiente escuchar en Ciudad Universitaria que hay muchos sectores que desde la sociedad están luchando por ello.

5. La Ley Revolucionaria de Mujeres, de la que la comandanta fue decidida impulsora antes del levantamiento, alude por ello sin proponérselo a esos dobleces de la vida nacional: al desfase entre las leyes escritas y la realidad social. En ella las mujeres de los Altos que la redactaron asentaron que las mujeres tienen derecho, sin importar su raza, su credo o su filiación política, a participar en la lucha revolucionaria, a trabajar y recibir un salario justo, a decidir el número de hijos que pueden tener y cuidar, a participar en los asuntos de la comunidad, a la salud, a la alimentación y a la educación, a elegir su pareja y a no ser golpeadas, y a ocupar cargos de dirección en la organización y tener grados militares: a todo lo que millones de mujeres como Ramona siguen sin tener.

6. Nada en común tenía, pues, Ramona con mujeres como las que han llegado al gobierno con Vicente Fox, que han sido dóciles instrumentos del capital trasnacional y no han tenido más afán que saciar sus ambiciones en el marco de la corrupción prevaleciente: desde Marta Sahagún hasta la neofascista Ana Teresa Aranda, miembro de la organización ultraderechista El Yunque -que se ha adueñado del aparato estatal-, quien en una decisión que avergüenza al país ha sido nombrada titular de Sedeso.

7. México se halla hoy en día en un momento crucial, como el resto de los países de América Latina, pues el embate del capitalismo neoliberal está no sólo consumando el mayor saqueo de la historia en casi todos los países del continente -y nuestro país ha sufrido una particular depredación con el gobierno corrupto y entreguista de Vicente Fox-, sino desmantelando las resistencias tanto en la sociedad como en el aparato estatal, por lo que urge que éstas se multipliquen, lo mismo desde el pueblo que desde todos los sectores más conscientes, incluyendo de manera particular a la burocracia política.

 8. En esta encrucijada, urge, en consecuencia, que el ejemplo de Ramona se multiplique y que, desde abajo, se impulse el cambio con toda tenacidad: un cambio que, hay que reconocer por otra parte, también impulsan muchos desde arriba, incluso desde la "clase política", desde los sindicatos, desde los espacios culturales, desde las universidades, desde la prensa. Y que pasa también por las elecciones, porque el espacio estatal es también un ámbito de la lucha social, de la lucha de clases, pues lo que caracteriza el actual proceso latinoamericano, no puede desconocerse, es que no hay ni puede haber recetas.

9. Ramona no puede quedarse como un icono de unos cuantos, ni como las hermosísimas muñequitas de trapo de los Altos, ni como una suma de bellísimos y dolorosos recuerdos; ha de ser una simiente.

10. La historia de hoy y de los años próximos no la están escribiendo en América Latina más que excepcionalmente los dirigentes políticos, y no podría ser de otra manera. Aunque muchos no lo quieran ver, ya está siendo, como en otros momentos significativos del pasado, la expresión de la tenacidad y de la dignidad de muchos de los más pequeños. De hombres y de mujeres como Ramona.

 Art de opinión sobre las agresiones contra las comunidades zapatistas.


.Me gustaría hablar de la comida, por ejemplo. Tiene razón Galeano. En estos tiempos de miedo global, quien no tiene miedo al hambre tiene miedo de comer. Tras las cosechas más altas de la historia nos acosa de nuevo el hambre. Las mismas corporaciones que la causan y destruyen el ambiente llenan de chatarra o veneno los platos de quienes pueden colmarlos... con pleno apoyo gubernamental. Y quiero escribir del movimiento invisible de millones de personas que resisten esas agresiones y empiezan a transformar el mundo alimentario.
¡Hay tantas cosas de qué ocuparse en este mundo en ebullición que nos ha tocado vivir! Pero no puedo apartar la atención del dolor que causa la ampliación y profundización del estado de excepción, al extenderse como paramilitarización en porciones cada vez mayores del país.
Las agresiones a las comunidades zapatistas se han vuelto tan repetidas y cotidianas que dejan de ser noticia. El silencio de los medios se ahonda con el de los partidos y el gobierno, incluyendo naturalmente al PRD, responsable directo de muchos ataques paramilitares en Chiapas y dócil participante en el espectáculo sobre seguridad armado por Felipe Calderón en el Campo Marte.
La entrega de amplios espacios del territorio nacional a los paramilitares guarda a menudo relación con la previa entrega de esos espacios al capital nacional o trasnacional, que exige el desalojo de quienes habitan en ellos y son sus dueños legítimos para poder iniciar la explotación de los recursos. En otros casos se trata de cumplir acuerdos mafiosos para mantener la estructura caciquil y el ejercicio de dominación sobre las comunidades, particularmente entre los pueblos indios.
Finalmente, se busca impedir que tengan éxito los empeños autónomos y de mantener bajo asedio a los que logran consolidarse.

Quizás el ejemplo más claro de esta peculiar forma de desmantelamiento del estado de derecho y de pérdida de soberanía y gobernabilidad es el de San Juan Copala. La subordinación al poder paramilitar fue oficialmente reconocida por el gobierno de Oaxaca, en ocasión de la segunda caravana para romper el cerco tendido en torno al municipio autónomo. El siguiente paso en la estrategia que intenta liquidarlo es particularmente ominoso.
En su comunicado más reciente el municipio autónomo hace un llamado urgente, particularmente a la otra campaña:

El pueblo digno de San Juan Copala se dirige a ustedes para denunciar una vez más la masacre que el poderoso prepara a través de sus grupos paramilitares en nuestra comunidad triqui.

El comunicado explica cómo la muerte de Anastasio Juárez, hermano del dirigente de UBISORT, derivada de una disputa por el poder político y económico en Juxtlahuaca, fue empleada para que los paramilitares, apoyados por unos 300 policías estatales, retomaran a balazos el control del palacio municipal de Copala. En el episodio, el 30 de julio, desaparecieron dos personas y dos niñas fueron heridas.

La represión se intensificó desde entonces. Cuando los paramilitares abandonaron el palacio municipal y lo ocuparon de nuevo las autoridades del municipio autónomo, el 18 de agosto, se reanudaron los ataques. Desde entonces la comunidad se encuentra bajo tiroteo permanente.

Como triquis que somos, señala el comunicado, “denunciamos a las dirigencias que a través de las armas quieren seguir sometiendo a un pueblo que reclama la paz con dignidad… y al mismo tiempo hacemos responsables de lo que nos pueda ocurrir al gobierno de URO por su negativa e incapacidad para detener a los paramilitares.

“Éste es nuestro llamado de auxilio porque sabemos que los paramilitares ya se multiplicaron y amenazan con desalojar a los compañeros del palacio municipal. Tememos por toda nuestra comunidad porque ellos no respetan niños, ancianos, etcétera. Los disparos, las amenazas y la represión no cesan y en el DF el gobierno insiste en quitarnos del plantón…”

Se ha anunciado que el día de hoy, 23 de agosto, saldrá de Oaxaca una nueva caravana, esta vez a la ciudad de México, para dar a conocer a todas las instancias nacionales e internacionales la situación insoportable en que se encuentra la gente de San Juan Copala.

No es asunto menor ni episodio aislado. Casos como el de Copala aparecen claramente como incitaciones a formas de guerra civil que puedan dar apariencia de legitimidad al autoritarismo que deja de estar al acecho para convertirse en realidad cotidiana y general.