AMANECER REPUBLICANO.
Miguel Gallo y la Sublevación de Jaca.
Esta portada se corresponde con la monografía publicada por Esteban C.
Gómez, hasta hoy, la más amplia, sistemática y mejor documentada sobre
el tema. Excelente contribución para adentrarnos en conocimiento de los
sucesos de Jaca de 1930 que precipitaron el advenimiento de la
República. A élla me ciño básicamente para narrar lo acontecido durante
aquella sublevación republicana, de la que ahora se cumplen 80 años, en
la que nuestro paisano Miguel Gallo Martínez tuvo un papel protagonista,
ensombrecido por el posterior martirologio y mito al que fueron
encumbrados los capitanes Galán y García Hernández víctimas de aquella
fallida intentona insurreccional contra la Monarquía representada por
Alfonso XIII.
Por R.O. de 6 de diciembre de 1929, Miguel Gallo Martínez obtiene por antigüedad el empleo de capitán de Infantería, siendo autorizado a continuación para disfrutar de un permiso en Porcuna (Jaén) en espera de destino.
En enero de 1930 el dictador Miguel Primo de Rivera, es obligado por Alfonso XIII a dimitir, por temor de éste a que el progresivo desprestigio de la Dictadura, afectara a la Monarquía. Mientras se organiza el nuevo gobierno al frente del general Dámaso Berenguer, el flamante capitán Gallo permanecerá en situación de disponible, adscrito a la 2ª Región Militar.
A finales de febrero de de 1930 es destinado al Regimiento de Infantería Galicia nº 19 de guarnición en Jaca (Huesca), a cuya plaza se incorporó con fecha de 16 de marzo, siendo encuadrado en el 2º Batallón a las ordenes del Teniente Coronel Don Julio Mangada.
Pocos meses después (Junio) se incorpora a su Regimiento el ex capitán del Tercio Fermín Galán Rodríguez, que llega precedido de cierta fama de levantisco y revolucionario.
Fermím Galán Rodriguez (1899-1930) |
Galán recala en Jaca como beneficiario del decreto de amnistía promulgado por Berenguer, después de permanecer durante casi cuatro años en prisión militar por su participación en la Sanjuanada.
Emilio Mola (Director General de Seguridad) pensó que Galán, en aquella
tranquila y apartada guarnición pirenaica, no encontraría campo abonado
para sus ideas.
Tras ser recibido con recelos, iría ganándose poco a poco la confianza y
simpatía de bastantes oficiales. El Teniente Eustaquio Mendoza de
Artillería y el capitán Salvador Sediles, antiguo compañero de academia,
serán los primeros en cultivar su trato.En el Hotel Mur, donde residía
el grueso de la oficialidad destinada en esta plaza, estrecha amistad
con el capitán Miguel Gallo y el Teniente Guillermo Marín.
En el cuartel introduce una forma de trato novedosa en la plaza. Es comprensivo y afable con los soldados, y trata como iguales a sus subordinados. Este proceder es secundado por algunos oficiales, lo que se traduce en una corriente de simpatía de los suboficiales y de la tropa hacia ellos.
Cuartel de la Victoria, sede del Regimiento Galicia nº 19
El futuro movimiento revolucionario empieza a fraguarse al influir en el
ánimo de sus compañeros sobre la necesidad de derrocar a la monarquía.
En Agosto, cuando un amplio espectro de fuerzas republicanas,
amalgamados en torno a un mismo objetivo (el derrocamiento de Alfonso
XII), se reúnen en San Sebastián, los capitanes Galán, García Hernández y
Gallo del Regimiento Galicia ya formaban una piña.
De los acuerdos de aquel Pacto de San Sebastián sale un clandestino
Comité Revolucionario Nacional (CRN) desde donde el insurreccionalismo
se contemplaba como una forma no sólo legítima, sino también viable para
lograr el cambio de régimen.
Pacto de San Sebastián (Agosto 1930)
Se precisaba de la convergencia en tal propósito de políticos, militares y fuerzas sindicales.
Fermín Galán, se pone desde un primer momento al servicio de la causa.
Por no tratarse de una militarada al uso, se preocupa de imprimir ritmo a
la captación de adeptos, especialmente entre el elemento civil de Jaca.
El primer comité local revolucionario estaría integrado por los
capitanes Fermín Galán, García Hernández y Miguel Gallo del Regimiento
de Infantería Galicia nº 19, el capitán Salvador Sediles del Batallón de
Montaña la Palma nº 8 y los tenientes Marín y Mendoza de Artillería, y
tres civiles, en representación de las fuerzas políticas antidinásticas
de la ciudad, el taxista Antonio Beltrán “El Esquinazau”, el sastre
Julián Borderas y Antonio Rodríguez el Relojero.
Con el proselitismo conspirativo de unos y otros iría creciendo
progresivamente el numero de civiles y militares dispuestos a
secundarlos.
Galán sería nombrado delegado del CRN en Aragón y supedita sus planes a
las instrucciones recibidas desde el CRN establecido en Madrid, donde
también se había creado un comité específicamente militar al frente del
general Gonzalo Queipo de Llano, del que participan, entre otros, los
comandantes Sandino y Ramón Franco.
Por diferentes motivos el levantamiento de corte republicano sobre la
base de una huelga general que debería ser secundado por el mayor número
posible de unidades del ejército, se iría posponiendo en las fechas.
Ya en el mes de diciembre, en Jaca cunde la impaciencia, ante la
cercanía de las nieves, la posibilidad de traslados y los permisos de
navidad, que podían dar al traste con el proyecto.
El día 8 de diciembre tras asistir en el Hotel Mur al banquete ofrecido
con motivo de la festividad de la patrona de Infantería, Galán propone a
Sediles, Gallo, García Hernández, Marín y Mendoza personarse en Hotel
La Paz, donde sargentos y clases celebran la festividad aparte.
Recibidos con aplausos, un Galán sonriente, les hace sentarse y
levantando la voz les dice:
“Les traigo a ustedes un saludo de la otra casa puesto que no podemos venir todos”.
Interrumpido en su discurso los sargentos responden con un ¡Viva el
capitán Galán! ¡Vivan los hombres!, que Galán acompaña de un “Viva
España Futura”. Su adhesión parece garantizada.
Llegan los permisos navideños y la primera baja forzosa será la del
capitán Miguel Gallo, que se ausentará de la plaza para no levantar
sospechas. En Zaragoza junto al capitán Salinas se dedicará a confirmar
el compromiso de los líderes sindicalistas y atar los últimos cabos en
esa plaza.
Definitivamente Galán le pone fecha al movimiento para el viernes día
12, con respuesta positiva desde Madrid. Gallo y Salinas son
telefoneados para que se personaran en Jaca antes de las cinco de la
madrugada. In extremis el Comité Nacional decide aplazar nuevamente para
el día quince. Pero el emisario, Casares Quiroga que se persona en Jaca
en la noche del día 11, se fue a dormir sin entrevistarse con Galán.
Durante esa madrugada, militares y civiles se dan cita en el Hotel Mur.
Desde Madrid no se recibe contraorden. La falta de respuesta equivalía a
la confirmación, la suerte estaba echada.
A las 5 de la madrugada se echan a la calle, el primer paso hacerse con
el control de los cuarteles que consiguen con relativa facilidad. Entre
arengas, vivas y mueras la tropa las diferentes compañías se ponen en
marcha.
Al capitán Miguel Gallo, por ser el más enérgico de entre los oficiales
comprometidos, se le encomiendan las detenciones. Se dirigen a la
Ciudadela, que albergaba la batería de artillería y donde reside el
General Gobernador de la Plaza, Fernando de Urrieta y Sanabria. El
capitán Gallo, pistola en mano, llama a su puerta, le abre un asistente,
que al ser preguntado por el general se pierde en su busca. Al poco
sale el general en zapatillas y poniéndose el gabán sobre sus prendas de
dormir pregunta:
-“¿Qué pasa?”
El capitán Gallo responde:
-“Pasa que se ha proclamado la Republica en toda España y….”
Conforme va hablando el capitán, el general que ha observado ya la
disposición del pelotón que le acompaña, va retrocediendo con el rostro
desencajado, balbuceando palabras inconexas y pidiendo que no le maten.
Gallo le apunta con la pistola y entonces el general reacciona con energía:
-“¿A vuestro general hacéis esto?
-“Usted ya no es general. Y ahora está a mis órdenes. ¡Detenedlo!”.
Patrullas de militares y civiles se hacen con el control de telégrafos y
teléfonos. La primera dificultad surge en el cuartel de la Guardia
Civil donde se topan con la resistencia de la dotación jacetana. Es
avisado el capitán Gallo que distribuye estratégicamente a los soldados
en las proximidades del cuartel. Se inicia un tiroteo del que resultan
heridos dos soldados. Un disparo de fusil alcanza al sargento de la
guardia civil Demetrio Gallego, quien cae fulminado falleciendo
instantáneamente. Un nuevo incidente en la calle Mayor se salda con la
muerte de dos carabineros que se resisten a entregar su armamento.
Calle del Carmen de Jaca
Cuando la población empieza a salir de sus domicilios contemplan los acontecimientos con sorpresa y expectación. En la plaza del Ayuntamiento la banda de música toca el Himno de Riego, cuando se persona Alfonso el Relojero, a su lado está el capitán Gallo. Al terminar la música se hace el silencio y Alfonso empieza a leer en voz alta:
“Como delegado del Comité Revolucionario Nacional, a todos los habitantes de esta ciudad y demarcación, hago saber:
Artículo único: todo aquel que se oponga de palabra o por
escrito, que conspire o haga armas contra la República naciente, será
fusilado sin formación de causa.
Dado en Jaca a 12 de Diciembre de 1930.
Fdo. Fermín Galán”.
Lectura del Bando
A media mañana es proclamada la República desde el balcón del
Ayuntamiento, donde permanecerán recluidos todos aquellos jefes y
oficiales que no secundaron el movimiento.
Proclamada la República y controlada la situación el siguiente paso,
como estaba convenido, era dirigirse hacia Huesca para extender la
sublevación. Se organizan dos expediciones, una columna motorizada por
carretera al frente de Galán y un convoy por ferrocarril al mando del
capitán Salvador Sediles.
En el centro el capitán Gallo momentos antes de partir hacia Huesca
Se inicia la marcha
La tardanza en la requisa de camiones y gasolina retrasaron la salida hasta las tres de la tarde.
En Ayerbe , tras tomar teléfonos y telégrafos y neutralizar a la Guardia
Civil, los sublevados proclamaron la República, leyéndose un bando de
características similares al de Galán en Jaca.
Al amanecer, la columna ya unificada, se detuvo bruscamente a la altura
de las Coronas de Cillas, al encontrarse la carretera cortada. Fuerzas
gubernamentales de artillería procedentes de Zaragoza y Huesca les
hacían frente. Se impuso el criterio de Galán de parlamentar con los
oficiales e invitarles a que se sumaran, como se había convenido
previamente. Varios oficiales rebeldes se ofrecen para parlamentar.
Galán le dice a Gallo que se quede con él. Irán los capitanes Luís
Salinas y Ángel García Hernández conducidos por El Esquinazau.
Galán les encomienda para que hablen sólo con los oficiales, con el
argumento de que debían de evitar, a toda costa, que soldados hermanos
se matasen entre si, y al partir les dice:
“Si intentan deteneros, decidles que si dentro de 10 minutos no habéis vuelto, abriremos fuego sobre ellos”.
A los emisarios les esperaba el arresto sin posibilidad de comunicarse.
Ante la tardanza, Gallo hace dos disparos al aire en señal de
advertencia. Tras un minuto de tenso silencio resuena una ráfaga de
ametralladora, un breve tiroteo y la posterior desbandada de los hombres
de Galán, que llevaban horas sin dormir, sufriendo las inclemencias del
tiempo, y que éste no supo ni quiso frenar.
Galán, consciente de la suerte que podrían correr sus compañeros y creyendo que con su declaración podría salvarlos terminó por entregarse. De la necesidad de Alfonso XIII de solucionar la crisis con un castigo ejemplar surgieron “dos mártires”: Fermín Galán y Ángel García Hernández, tras consejo de guerra sumarísimo, fueron ejecutados el domingo 14. El capitán Miguel Gallo, monte a través, conseguiría huir.
El lunes 15 se produce el levantamiento de Cuatro Vientos encabezado por el general Queipo de Llano y el comandante Ramón Franco Bahamonde, que pretendía ser una protesta contra la muerte de los capitanes y reafirmar la validez de la lucha insurreccional contra la Monarquía. La desorganización y la falta de apoyo obrero y civil darían al traste con este nuevo levantamiento.
En marzo de 1931 serían juzgados y condenados un significado número de
oficiales y suboficiales de los sublevados en Jaca. El capitán Sediles,
sería condenado a muerte y posteriormente indultado, como consecuencia
de las manifestaciones populares que se desencadenaron por todo el país.
Eran las vísperas de las elecciones municipales del 12 de Abril que,
dos días mas tarde, propiciarían el cambio de régimen y la definitiva
proclamación de la II República en España.
Publicado por ALBERTO GAY HEREDIA en 12/26/2010