1-. LA MENTIRA
En la noche del 4 de agosto de 1964, el presidente Lyndon B. Johnson, sentado en su despacho de la Casa Blanca, ante las cámaras de televisión, declaró que dos días antes, el destructor USS Maddox había sido atacado por lanchas torpederas de Vietnam del Norte, mientras se hallaba en aguas internacionales, en el Golfo de Tonkín. Dijo, asimismo, que unas horas antes –de aquel día 4--, otras torpederas norvietnamitas habían atacado, en las propias aguas del golfo, al destructor USS C Turner Joy. Finalmente, añadió que ni el Maddox ni el Turner Joy estaban realizando ninguna actividad hostil hacia Vietnam del Norte, ni participaban en labores de Inteligencia para apoyar los ataques que las naves torpederas de Vi etnam del Sur estaban perpetrando contra las instalaciones costeras de su vecino del norte.
Tres días después, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Resolución del Golfo de Tonkín, que autorizaba al gobierno de Johnson a usar toda la fuerza necesaria para “castigar” a Vietnam del Norte por esa agresión y para intervenir, abiertamente, en la guerra que desde hacía varios años se peleaba en Vietnam del Sur entre los insurgentes del Frente Nacional de Liberación, apoyados por la gran mayoría del pueblo vietnamita, y los gobiernos de Bao Dai, Ngo Dihn Diem, Nguyen Van Thieu y otros, todos impuestos por Estados Unidos y otras potencias capitalistas.
Hacia mediados de 1965, ya había cientos de miles de soldados del Imperio peleando en Vietnam y sus aviones de guerra bombardeaban, masivamente, las ciudades de Vietnam del Norte y las posiciones rebeldes en el sur. Ciudades, aldeas y campos enteros fueron arrasados por la aviación y la artillería yankis en todo Vietnam, mientras se perpetraba contra la población civil la infame guerra química, como la del defoliante Agent Orange –Agente Naranja-- para destruir la agricultura del país, veneno que asesinó a miles de campesinos y enfermó a decenas miles de los propios soldados del Imperio. Miles de niños nacerían muertos o con graves defectos físicos debido a la propia causa.
2-. LA VERDAD
Unos años después, se reveló que lo que había sucedido en el Golfo de Tonkín, no había sido ninguna agresión gratuita de Vietnam del Norte, sino una grave provocación del Maddox, que estaba apoyando activamente los ataques de las lanchas torpederas del régimen sudvietnamita a las costas de Vietnam del Norte, motivando una justa respuesta, en defensa propia, de la pequeña marina norvietnamita.
Se supo, además, que el informe sobre el Turner Joy había sido mentira. El p ropio Lyndon Johnson reconoció en sus memorias que lo del “ataque” al Turney Joy fue una falsedad para reforzar la declaración que iba a hacer aquella misma noche del 4 de agosto en la Casa Blanca, la que provocó que Estados Unidos entrara de lleno en la guerra contra Vietnam del Norte y los patriotas que en el sur aspiraban a unificar a un país que así había estado por miles de años.
(Muchas veces ha mentido o se ha autoagredido el Imperio para ir a la guerra. La más famosa de sus mentiras en lo que va de este siglo –después de las del 11 de Septiembre--, fue la de George W. Bush, cuando, en febrero y marzo del 2003, acusó al gobierno de Iraq de poseer armas de destrucción masiva --weapons of mass destruction o WMD--. Esa mentira ha causado, hasta ahora, más de un millón de muertos en ese infortunado y heroico país, cuna de la civilización y, miles de años después, de las ciencias, las artes y las letras. Por supuesto que el mundo entero supo que los do s objetivos principales del Imperio para invadir a Iraq fueron los de eliminar a un formidable enemigo del sionismo --Saddam Hussein--, y ocupar el petróleo del país que tiene una de las mayores reservas del mundo. Hace apenas unos meses, el Imperio y sus aliados de Seúl volvieron a mentir diciendo que Corea del Norte había atacado una nave de guerra de Corea del Sur, el Cheonan, creando la expectativa de que en un futuro cercano la península coreana pudiera estar, otra vez, en guerra, que pudiese ser, esta vez, nuclear)
3-. LAS VíCTIMAS.
Se cree que de cuatro a cinco millones de seres humanos perdieron la vida en Vietnam por causa directa de la guerra que, también, se extendió a Camboya y Laos.
Se calcula que el número aproximado de muertos fue el siguiente:
A-. Civiles en todo Vietnam ---- 2.000,000.
B-. C iviles en Camboya ---- 700,000.
C-. Civiles en Laos ---- 55,000.
C-. Defensores del régimen de Vietnam de Sur: 220,000.
D-. Combatientes del Vietcong y Vietnam del Norte: 1.170,000.
E-. Soldados de Estados Unidos, muertos y desaparecidos: 59,878.
F-. Soldados de Corea del Sur, aliados de Saigón: 5,100.
G-. Soldados de Laos, aliados de Saigón: 30,000.
H-. Soldados de Tailandia, aliados de Saigón: 1,350.
I -. Soldados de Australia, aliados de Saigón: 520.
J-. Soldados de la R.P. China, aliados del Vietcong: 1,450.
K-. Soldados de Nueva Zelandia, aliados de Saigón: 37.
L-.Cálculo sobre el total aproximado de muertos: 4.243,357.
4-. UN PUEBLO ANTIMPERIALISTA
La historia de Vietnam es el asombroso relato de un pueblo digno y heroico que se enfrentó por miles de años a la insaciable furia de los imperios.
La brevedad de este artículo no permite dar muchos detalles, pero debe decirse, en síntesis, que desde hace más de dos mil años ya los vietnamitas luchaban por defender la unidad y el honor de su país, que entonces y por muchos siglos se llamó Nam Viet.
A pesar de que el país fue fundado hace casi tres mil años por King De Minh, descendiente de un gobernante de origen “divino” a quien se considera padre de la agricultura china, mantuvo su independencia hasta que unos cien años antes de nuestra era y a pesar de la heroica resistencia de su pueblo, fue ocupado por el Imperio Chino, que lo dominó, sin dividirlo, por mil años, hasta el 939 de nuestra era. Entonces, el país fue libre por más de 500 años --y siempre unido--, hasta que en 1,407 volvió la penetración extranjera.
Un largo período de luchas, conquistas y reconquistas duró hasta principios del Siglo XIX, en que el país, y el resto de Indochina, fue víctima del Imperio Francés. Napoleón III lo invadió en el verano de 1858, pero no lo pudo convertir en colonia hasta 1883, después de la heroica resistencia del pueblo que duró un cuarto de siglo.
El país fue presa, entonces, de los tremendos abismos sociales del capitalismo. Una reducida clase de terratenientes y comerciantes, en complicidad con el mando imperial francés, dividió a la sociedad en dos polos opuestos: una pequeña minoría de propietarios, integrada quizás por menos del 10%, y una inmensa mayoría –más del 90%-- de campesinos sin tierras ni trabajo, y obreros miserables que eran explotados y vivían al margen de la salud y la educación, como en los tiempos más primitivos de la humanidad.
Esta infamia, aun más que la ocupación colonial de la que era consecuencia, provocó el surgimiento de una vanguardia revolucionaria que, inspirada en el socialismo marxista del Siglo XIX y el ancestral sentimiento nacionalista del pueblo, luchó con fiereza por la independencia del país: dos fuerzas que se unieron en un haz formidable de lucha, el nuevo socialismo y el viejo nacionalismo.
Dos hombres se destacaron por encima de los demás: Nguyen Sinh Cung, conocido como Ho Chi Minh, un obrero autodidacta que vivió en varios países, en los que realizó los trabajos más humildes, y llegó a ser el Héroe Nacional, y Vo Nguyen Giap, un abogado y economista que fue el jefe militar más brillante que tuvo el país en toda su historia.
En 1940, Japón invadió Indochina y otras regiones del Lejano Oriente. Las tropas japonesas ocuparon Vietnam, pero el país se mantuvo unido bajo la administración de F rancia, o sea del gobierno del mariscal Philippe Pétain, en Vichy, sometido al Eje Berlín-Roma-Tokío.
Ho y Giap, que ya habían peleado por muchos años contra la ocupación francesa, se enfrentaron, entonces, al Imperio Japonés, con el firme apoyo de todo el pueblo vietnamita, del norte y el sur, manteniéndose como los símbolos máximos de la resistencia nacional.
5-. LA SUPREMA CUMBRE DEL HEROISMO
Al retirarse el Imperio Japonés de Indochina, en el verano de 1945, Ho Chi Minh proclamó la independencia de todo Vietnam. Cuatro años antes, los aliados antifascistas habían firmado la Carta del Atlántico en la que proclamaban “la libre autodeterminación de los pueblos”; pero, después de la derrota de Japón, el Imperio Británico, que había ocupado el sur de Vietnam, se lo dejó a Francia, que lo había administrado a nombre del Imperio Japonés de 1940 al 45. Con el poderoso armamento de gu erra que recibió de Estados Unidos, el Imperio Francés trató de recuperar todo el país, pero tuvo que enfrentarse a la implacable resistencia del pueblo.
El pueblo, unido bajo las banderas del Viet Minh y la jefatura de Ho y Giap, venció a Francia en la Batalla de Dien Bien Phu, en mayo de 1954. Se firmaron, entonces, los Acuerdos de Ginebra que pusieron fin a la guerra y a la ocupación colonial, pero antes de retirarse del sur, Francia, en complicidad directa con el gobierno de Estados Unidos, dejó en el poder, en Saigón, a Nguyen Dinh Diem, un teniente del ejército vietnamita sometido a Francia que había vivido en New Jersey, protegido por la CIA, mientras Ho Chi Minh gobernaba, desde Hanoi, la mitad del país, la que está al norte del Paralelo 17.
La Declaración Final de los Acuerdos de Ginebra estipulaba que la reunificacion del país debía ser decidida por el pueblo en las elecciones generales de 1956, a celebrarse en toda la península. Conscientes de que la gran mayoría de los vietnamitas iba a votar por la reunificación bajo el mandato de Ho Chi Minh, el gobierno de Washington y su títere Diem violaron los Acuerdos de Ginebra y se negaron a celebrar elecciones en Vietnam del Sur.
(Unos años después, el Secretario del Ataque –aquí usan el eufemismo “de Defensa”-- Robert McNamara, comentaría que, en opinión de la élite política de Estados Unidos, tanto del gobierno de Eisenhower como de Kennedy, si se hubieran celebrado elecciones libres en todo Vietnam en 1956, más del 80% del pueblo vietnamita hubiese votado por Ho Chi Minh).
El presidente Eisenhower justificó su actitud de oponerse al comunista Ho y apoyar al “demócrata” Diem, en la Doctrina Truman de “contención del comunismo” y en la Teoría del Dominó, o sea que si caía Vietnam en el comunismo, toda Indochina haría lo mismo y después Filipinas, Indonesia, etc.
En cuanto a Vietnam, esa “defensa de la democracia” que el Imperio proclamaba, era en rigor, todo lo contrario, porque si el fundamento esencial de la democracia es la voluntad del pueblo y éste escoge el comunismo, entonces el comunismo es la democracia y el anticomunismo, la antidemocracia. Así como la Segunda Guerra Mundial pudo llamarse “Guerra Contra el Fascismo”, la de Vietnam debió llamarse “Guerra Contra la Democracia”, o sea la guerra que el gobierno de Saigón, apoyado por el de Estados Unidos, le hizo al pueblo vietnamita, encarnado en Ho Chi Minh y el Vietcong.
Aquella insolencia imperial, que mantenía dividido a un pueblo que anhelaba estar unido bajo una sola patria, como lo había estado siempre, aun bajo la ocupación china que duró casi mil años, encolerizó a todo el pueblo y, hacia 1957, se fortaleció en el sur un movimiento revolucionario que, eventualmente, con el apoyo de los veteranos del Viet Minh, liberaría al p aís definitivamente. Se llamó Frente Nacional de Liberación, FNL, al que, derogativamente, se llamó Viet Cong.
Muy pronto el FNL ganó el apoyo de la gran mayoría del pueblo de Vietnam del Sur, dando comienzo a una implacable guerra que duró casi quince años y en la que murieron de cuatro a cinco millones de seres humanos --si incluímos a los que cayeron en las guerras que fueron consecuencias de la de Vietnam, o sea las de Camboya y Laos--.
Pasaron unos años. Llegó Kennedy, que fue asesinado por agentes del Imperio que le cobraron “la deuda de Playa Girón” y por negarse a participar en forma masiva en la guerra vietnamita. Unas semanas antes de su asesinato habían regresado a Estados Unidos, por decisión del propio Kennedy, miles de soldados que ya habían estado en Vietnam y eso, por supuesto, no podían permitirlo los barones del Complejo Militar-Industrial-Terrorista, ya que tal actitud “is bad for business”, es mala para los negocios multibillonarios que la industria bélica realiza … sólo si hay guerra.
Entonces, llegó, Lyndon Johnson, quien, sin el menor deseo de morir tan joven, ya que aún no había cumplido ni 56 años de edad, se plegó a los intereses de la élite industrial y militar que domina al país.
Para que el pueblo de Estados Unidos aceptara la participación masiva en Vietnam, Johnson y sus cómplices crearon la falsedad –pudiéramos llamarle también autoagresión indirecta--, del Golfo de Tonkín, una más en la historia del país, como la de Jackson para invadir la Florida en 1818, del Río Grande—Río Nueces para despojar a México de más de la mitad de su territorio; del Maine, para robarle a España lo que le quedaba de imperio y someter a Cuba en 1898; del Lusitania en 1915, para entrar, dos años después, en la Primera Guerra Mundial; de Pearl Harbor, en 1941, en la que, sabiendo el día y más o menos la hora del ataque no hicieron nada para evitarlo; y del 11 de Septiembre del 2001, autoagresión que ha ocasionado, hasta ahora, más de un millón y medio de muertos en tres países. Suponiendo que el 11 de Septiembre no haya sido una autoagresión directa –y yo sí creo que lo fue porque la mentira del avión de pasajeros que impactó el Pentágono es la prueba definitiva de todo el plan terrorista, incluyendo el derribo de las tres torres de Nueva York, o sea la 1, la 2 y la 7, y el avión de pasajeros que fue derribado por aviones de guerra sobre Pennsylvania-- hay que convenir en que, al menos, fue una autoagresión indirecta, o sea que los jefes del Imperio sabían que esos ataques terroristas iban a ocurrir y no hicieron nada para evitarlos ... lo mismo que en Pearl Harbor.
No hay espacio para detallar los terribles crímenes del Imperio en la Guerra de Vietnam, ni siquiera los de My Lai ni la Operación Phoenix. Digamos sólo que, hacia pri ncipios de 1968, ensoberbecido por el lento avance de su crimen de lesa humanidad, Johnson ordenó enormes bombardeos masivos a las ciudades de Vietnam del Norte, sobre todo a Hanoi. No eran bombardeos contra objetivos militares, sino para doblegar al país asesinándole a sus ciudadanos, a mujeres en sus hogares, a niños en sus escuelas, a ancianos en sus asilos, a enfermos en sus hospitales, a obreros en sus fábricas, a campesinos en sus cultivos.
6-. EL TRIUNFO
A partir de aquel propio año 68, ante los miles de cadáveres de soldados estadounidenses que regresaban todas las semanas envueltos en cobertores de plástico –muchos de los cuales fueron usados por la CIA para introducir drogas en este país--, hubo una gran reacción nacional en contra de la guerra.
¿Hubiera habido la misma reacción si los muertos hubiesen sido sólo de vietnamitas? Prefiero seguir adelante con mi artícu lo y terminarlo lo antes posible por respeto al tiempo del lector y dejar que sea éste el que responda la pregunta.
En 1968, fuerzas combinadas del Vietcong y Vietnam del Norte efectuaron la OfensivaTet en la que atacaron cien ciudades del sur, el cuartel del general Westmoreland, jefe militar de EU en Vietnam, y la embajada de EU en Saigón. Fue un ataque formidable que anunció el inevitable fracaso imperialista en esa guerra.
Enfurecido por haber perdido ya a decenas de miles de soldados, el Imperio convirtió el Terror en Gran Terror; pero mucho más sangriento que el de la Revolución Francesa. Fue entonces que se intensificaron al máximo los bombardeos masivos a Vietnam del Norte –en los que se destacó, por cierto, John McCain, el candidato favorito de la derecha, o sea del exilio, de Miami en el 2008--, y se perpetraron, dos años después, los terribles bombardeos a Camboya y Laos en los que murieron cientos de miles d e civiles inocentes. Bombardeos que aumentaban las ganancias de la industria bélica, o sea del Complejo Militar-Industrial-Terrorista, por el alto costo de cada una de esas bombas.
Un episodio no muy conocido de la guerra, fue la fallida Operación Buitre (Operation Vulture) por la que el alto mando yanki planeó un ataque al cuartel principal del general Giap, en el que se iban a usar tres bombas nucleares. La gran repulsa que ya el pueblo de este país manifestaba contra la guerra, convenció a Nixon que ese ataque nuclear hubiera generado una condena aun mayor porque hubiera sido el primero en 25 años, después de Nagasaki.
En un gesto de inmensa soberbia, el 10 de octubre de 1969 Nixon envió a un escuadrón de dieciocho B-52's, repletos de bombas nucleares, a la frontera soviética, amenazando que si la URSS intervenía, directamente, en Vietnam, la guerra podía convertirse en nuclear. (Nunca hizo falta la intervención directa d e la URSS ni de China ya que fue el pueblo de Vietnam el que ganó la guerra)
Dos años después, el gran escándalo de los Papeles del Pentágono, revelados al New York Times por Daniel Ellsberg, incrementó la furia del pueblo estadounidense contra la guerra. Entre muchas otras infamias, esos documentos probaban la mentira del Golfo de Tonkín.
Presionado por la gran reacción popular contra la guerra, el Congreso de EU aprobó la Enmienda Case-Church, que prohibió el uso de la fuerza militar yanki en Indochina después del 15 de agosto de 1973, a no ser que Nixon contara con la aprobación, casi imposible, de las dos cámaras.
El 27 de enero de 1973, Le Duc Tho y Henry Kissinger, cancilleres de Vietnam del Norte y Estados Unidos, firmaron en París los Acuerdos de Paz, que daban por terminada la presencia del Imperio en Vietnam.
El pueblo siguió combatiendo contra sus opresore s para reunificar al país. Hacia finales de abril de 1975, las fuerzas armadas de Vietnam del Sur fracasaron en todos los frentes. El 27 de abril, más de 100,000 combatientes del Vietcong y Vietnam del Norte cercaron a Saigón, defendida por más de 30,000 soldados.
El 30 de abril de 1975, once años después de aquella mentira de Lyndon Johnson, la televisión proyectaba las curiosas imágenes de los últimos diplomáticos, empleados y guardias de la embajada de Estados Unidos en Saigón, cuando salían huyendo por las azoteas, como los gatos, para abordar los helicópteros que los llevaban a los portaaviones, situados frente a las costas del país.
La gran causa del pueblo había triunfado. Vietnam se había liberado, al fin, de los imperios, y el pueblo, uno de los más heroicos de la historia, celebraba su triunfo definitivo después de muchos años de guerra y enorme sacrificio.