dissabte, 10 de març del 2012

Mujeres Revolucionarias. Louise Michel la heroina de la primera revolución proletaria

En el Día Internacional de la Mujer, no sólo queremos recordar, desde este blog, a aquellas 129 mártires de Nueva York. Cada mujer anónima que ha luchado y sigue luchando por que se reconozca su derecho a trabajar dignamente, como ser humano, en cualquier lugar del mundo, merece tener un hueco en este dia.

La historia del 8 de marzo de 1857

La fábrica textil “Cotton” de Nueva York, habia sido ocupada por sus obreras que se declararon en huelga. De pronto estalló un incendio, en el que se vieron atrapadas 129 trabajadoras que son devoradas por las llamas. Jamás la “Justicia” estadounidense aclaró el origen del siniestro. Lo único que quedó claro ante los ojos del mundo es que aquellas mujeres murieron defendiendo sus derechos. Posteriormente se convirtieron en mártires de una causa: el movimiento feminista.
Así fue. En agosto de 1910 se realizó en Copenhague (Dinamarca) el Primer Congreso Mundial de Mujeres Socialistas. En ese evento la dirigente revolucionaria Clara Zetkin, una maestra alemana que dedicó toda su vida al movimiento femenino, propuso que el 8 de marzo fuese declarado Día Internacional de la Mujer, como una forma que cada año las mujeres de todo el mundo rindieran homenaje a las 129 obreras mártires, que murieron defendiendo sus derechos.
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer se generalizó a partir de 1921.
Destacamos en Arquehistoria a una mujer revolucionaria, Louise Michel, conocida como “la Virgen Roja” que destacó por su firme compromiso armado junto a los primeros obreros que se manifiestan en la revolución de la Comuna de París en el último tercio del s.XIX

Luisa Michell la primera obrera revolucionaria

Louise Michell Fue la heroína de la Comuna de París, la primera revolución proletaria de la historia, llevada a cabo el 18 de marzo de 1871.
Era profesora parisina, militante ardorosa de la Asociación por los Derechos de la Mujer. Como muchas otras mujeres se unió a los obreros en su lucha contra la reacción, que se lanzó para aplastar la Comuna de París, el poder obrero que se alzaba por vez primera sobre la faz de la tierra.
En 1871 es una de las primeras mujeres en defender la revolución de la “Comuna de Paris” vistiéndose con el traje de Guardia Nacional y siendo de las últimas en quitárselo. Con el fusil en mano Luisa defiende la “Comuna de Paris” desesperadamente en un último intento del 61 batallón de rechazar las tropas de Versalles.
Hecha prisionera como tanto otros comparecerá el 16 de diciembre de 1871 ante el sexto Consejo de Guerra siendo condenada a la deportación en recinto fortificado.
La Fragata “Virginie” la transporta hasta Nueva Caledonia donde pasará una larga temporada. Al cabo de algunos años, como a otros muchos Comuneros el gobierno de París intenta dar la gracia del perdón pero Luisa Michel rechaza una y otra vez esa gracia del indulto ya que ella declara: “Que no quiere mendigar la libertad”.
En su confinamiento de Nueva Caledonia aprovecha sus cualidades de profesora y toma contacto inmediatamente con los aborígenes a los que enseña a leer y escribir y comparte sus penurias, su compañero de deportación Henri Rochefort le pondrá el sobrenombre de “La hermana de los pobres”.
En 1883 regresa a Paris tras la amnistía a los comuneros y ese mismo año, el 9 de marzo, una manifestación saquea las panaderías de Saint-Germain. ¡Cómo no¡ Luisa es detenida y procesada junto a 60 compañeros, la condena será de seis años de reclusión y 10 años de vigilancia, sin embargo es puesta en libertad a pesar de su oposición, ya que no quería deber nada a la justicia burguesa.
Así saldrá en libertad en 1886, ese mismo años es invitada a pronunciar un discurso el 3 de junio en el teatro “Chauteau-d’Eau” su alocución será tal que el prefecto de policía la detiene y pasará cuatro meses de cárcel a más de recibir una multa de 100 francos.
En enero de 1887 se encuentra en el Havre donde en una reunión de militantes un anciano monje llamado Lucas dispara a quemarropa sobre Luisa destrozándole el oído y otra bala que se alojó en la cabeza. Durante el juicio Luisa pidió indulgencia para su agresor.
Ya recuperada en 1888 marcha hacia Londres junto con su amiga Charlotte Vauvel, donde fundarán una escuela de idiomas por un periodo de siete años. Su comportamiento en Londres será el mismo que en París, es decir, socorriendo miserias y trabajando extenuadamente para pagar las deudas que ella contraía para con los demás.
De retorno a Paris en 1895 de nuevo reanuda su recorrido propagandístico.
Muere en Marseille a la edad de 74 años el 19 de enero de 1905, en su funeral del día 22 una inmensa multitud la acompaña hasta el cementerio de Levallais-Peret allí toman la palabra sus amigos y compañeros: Aufan, Le Grandais, Girault, Sebastián Faure, Malato, Camélinat y Mme.Séverine.
Sévérine dirá: “Cuando la sociedad acepte ser libre, cuando la miseria material y los odios ancestrales hayan desaparecido del mundo civilizado entonces será recordada y admirada “la buena Luisa” “.
 
La lucha fue encarnizada. Combatiendo contra fuerzas muy superiores, los comuneros defendían cada barrio proletario, cada casa. Las tropas del gobierno burgués, derrotaron el 28 de mayo de 1871, la última heroica resistencia revolucionaria. Muchos defensores de la Comuna fueron fusilados. Cientos hechos prisioneros y desterrados. Entre estos últimos estaba Luisa Michell. La condenaron a 15 años de trabajos forzados en Nueva Caledonia (territorio de ultramar de Francia, ubicada en el océano Pacífico al Este de Australia). Amnistiada al cabo de 9 años, regresó a París convertida en una revolucionaria convencida. Fue condenada en varias ocasiones a diversas penas de prisión.


Por la serenidad ante el peligro y la muerte, Luisa Michel nos recuerda a las mujeres romanas nacidas en el seno de las familias estoicas; por esa misma serenidad y el menosprecio de todos los bienes, sin excluir la propia dicha ni la salud, nos hace pensar en las mujeres de los primeros siglos cristianos. De las estoicas se distingue por el amor a todos los seres o la caridad en su interpretación más generosa; de las cristianas, por su desinterés en la práctica del bien, pues no considera los buenos actos como letras de cambio pagaderas en el otro mundo.

La estoica romana se revela ante el Consejo de guerra que la juzga por su complicidad en la Comuna de París. Encarándose a sus jueces (o verdugos) les fulmina estas palabras donde se siente revivir el orgullo y la grandeza de las almas antiguas: “Yo no quiero ser defendida, y acepto la responsabilidad de todos mis actos. Lo que yo reclamo de vosotros es el campo de Sartory donde mis hermanos han caído ya. Puesto que todo corazón que late por la libertad, sólo tiene derecho a un poco de plomo, dadme mi parte. Si no sois unos cobardes, (matadme!”.
En resumen, Luisa Michel nos ofrece el tipo de la mujer batalladora y revolucionaria, sobrepuesta a los instintos del sexo y a las supersticiones de la religión. Practicando el generoso precepto de vivir para los demás, no es una supermujer a lo Nietzsche, sino la mujer fuerte, conforme a la Biblia de la Humanidad.  .

Las mujeres españolas ante la crisis

El trabajo sigue siendo un derecho en nuestra sociedad, a pesar de la crisis económica. Más bien, conservar un empleo se está convirtiendo en toda una odisea ya que cada dia se siguen destruyendo cientos de puesto de trabajo en este país. 
La crisis económica cuestiona en este dia internacional de la mujer trabajadora, si los derechos laborales adquiridos por la mujer en los últimos siglos pueden mantenerse en plena recesión ante el imparable deterioro de la economía. Pero ante tanta depresión, al menos,  un dato bueno, que apuntan desde la organización de autónomos de España en un último informe: La mayor presencia de la mujer en el mercado de trabajo en general, también se ha notado entre el colectivo de autónomos en España, hasta el punto de que a finales de 2009 ya suponían uno de cada tres trabajadores por cuenta propia , según un informe de la organización de autónomos ATA. A pesar de la diferencia salarial, parece que hay una mayor resistencia femenina ante las adversidades en el mercado laboral.
Según Sara de la Rica, coordinadora del Observatorio Laboral de la Crisis de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). “Si las cosas continúan como hasta ahora, de cada 100 empleos, 30 se perderán en la construcción y sólo 12 en servicios, industria y agricultura, en los que el número de trabajadoras es más elevado. Por eso las mujeres no van a estar en peor situación que los hombres.
Me pregunto  lo que está ocurriendo realmente. No es que las mujeres tengamos menos posibilidades que los hombres de perder el empleo sino que solemos aceptar trabajos inferiores a nuestra categoría laboral, más precarios y peor pagados.


Fuente consultada
Diez mujeres Revolucionarias