La canción del castigo . I I I ª.
No hay que contar con su arrepentimiento,
ni hay que esperar del cielo este trabajo:
el que trajo a la tierra este tormento
debe encontrar sus jueces aquí abajo,
por la justicia y por el escarmiento.
No lo aniquilaremos por venganza
sino por lo que canto y lo que infundo:
mi razón es la paz y la esperanza.
Nuestros amores son de todo el mundo.
Y el insecto voraz no se suicida
sino que enrosca y clava su veneno
hasta que con canción insecticida,
levantando al alba mi tintero,
llame a todos los hombres a borrar
al Jefe ensangrentado y embustero,
que mando por el cielo y por el mar
que no vivieron más pueblos enteros,
pueblos de amor y sabiduría
que en aquel otro extremo del planeta,
en Vietnan, en lejanas alquerias,
junto al arroz, en blancas bicicletas
fundaban el amor y la alegria:
pueblos que ni Nixon , el analfabeto,
ni siquiera de nombre conocía
y que mandó matar con un decreto
el lejano chacal indiferente.
EL JUICIO . Vº.
Convocada por mí la tierra entera
que cabe, lo verás, en mi soneto,
dará el dictamen de la primavera,
frente a frente, mirando tu esqueleto,
para que nunca más madre ninguna
se desangre en las tierras arrasadas
cargando al sol, bajo la triste luna ,
un niño que levanto como espada
frente al cuello de Nixon, camarada.
Pablo Neruda ( de Enero de 1973 ).