8 de marzo: Las mujeres del mundo no tenemos nada que festejar en este 8 de marzo coptado por los poderes de turno e institucionalizado para despojarlo de lucha y combate.
La inequidad y desigualdad
estructural existente en este sistema capitalista patriarcal pretende
vender un mundo de avances “femeninos” como forma de
invisibilizar el ejercicio machista del poder que no solo no
cesa sino que se incrementa.
Sean cien mujeres asesinadas en
el estado español o miles en México, ambas situaciones son las
diferentes caras de la misma moneda.
Dentro de la opresión, una misma
opresión, nos muestran figuras decolores o grises para distraernos.
Algunas brillantes y algunas opacas, algunas pequeñas y
otras menos pequeñas, pero no hay caso...la realidad se impone,
la violencia, el rechazo, la exclusión, la desigualdad se hacen
presentes.
Eso no lo cambia una mera imagen
superficial, que se astilla ante las cifras aterradoras de mujeres
violadas, asesinadas, torturadas, trofeos de guerra, o
simplemente subalimentadas, descuidadas o desprotegidas
solamente por ser mujeres.
Niñas, jóvenes y adultas en
situación de pobreza, de trabajo esclavo o malpagado, secuestradas por
las redes de trata, de trabajo doméstico invisibilizado, así
como se nos invisibiliza desde un lenguaje creado por y para el
hombre, sin dejar casi resquicio para poder nombrarnos de una forma
diferente.
Pero las mujeres no solo morimos
por los femicidios, también por los abortos clandestinos en condiciones
aberrantes de insalubridad, mientras se nos penaliza
cuando abortamos y cuando no abortamos, aunque de diferentes
formas, ambas dolorosas.
Resulta impensable que año a año, debamos reiterar todo esto.
Es que no se modifica, es que
siempre hay que denunciarlo, es que año a año nos sorprende un correo,
una tarjeta, un mensaje de texto, un ramo de flores que
dice: feliz día de la mujer!
Y es eso, lo que en esta puñetera fecha, nos obliga a salir y gritar: NO HAY NADA QUE FESTEJAR!
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Para no borrar nuestra historia
Miriam Djeordjian
Uno de los grandes triunfos del
sistema, ha sido borrar la historia que se teje en el trabajo cotidiano
sintetizando, en cambio, épicas de heroes con
protagonistas de primer plano, sin contexto, sin historia, sin
procesos políticos.
¿Qué hemos escuchado del 8 de marzo?
Para empezar, que es el día de la
mujer. Muchos llegarán el domingo con flores y una tarjeta de
felicitación para "ellas", sin saber siquiera qué se
conmemora.
Otros, con un poco más de
inquietud, sabrán que en algo tienen que ver las socialistas, una tal
Clara Zetkin que lo propuso. Con un poco más de suerte, sabremos
que fue en el marco de una Conferencia de Mujeres Socialistas
realizada en Copenhague. Se menciona por allí algo un incendio, en una
fábrica llamada Cotton, donde mueren quemadas más de 100
obreras.
Y en casos de silencio
intencional, algunas voces institucionales dirán, sin pudor, que lo
instituyó Naciones Unidas en 1975, sin hacer ninguna cita
previa.
En una tarea de compromiso
histórico, varias investigadoras han buscado echar luz sobre ciertos
mitos existentes en torno a este día. Entre ellas, Ana Isabel
Álvarez González asegura que no fue instituido puntualmente,
sino que una sucesión de procesos colectivos fueron creando el sentido
de conmemorar la lucha de las mujeres trabajadoras.
Y digo trabajadoras porque fue en
su genealogía una propuesta clasista, ligada a las reivindicaciones
laborales que en el inicio de siglo conformaban el punto
de partida de las huelgas obreras.
Primer antecedente: en Febrero de
1908, mujeres socialistas celebran en un teatro de Chicago el Woman’s
Day, reivindicando el derecho al voto y manifestándose
contra la esclavitud sexual. Para agosto de 1910, y con el
antecedente en Massachussets de una huelga textil exclusiva de mujeres,
Lena Morrow Lewis y May Wood Simons llevan a la 2°
Conferencia Mundial de Mujeres Socialistas realizada en
Dinamarca, la propuesta de conmemorar, como en Estados Unidos, un
Women’s day. Resignificada con un nombre más clasista, se acepta
conmemorar un Día Internacional de la Mujer Trabajadora,
propuesta que se le atribuye a Clara Zetkin.
Sin un día fijo, mantienen las
norteamericanas el último domingo de Febrero, y las europeas fijan un
día de marzo. Dos días antes de su primer celebración en
1911, un fatídico incendio en la Triangle Shirtwaist Company,
acabó con la vida de 146 obreras que trabajaban encerradas bajo llave
para que no se movieran de sus puestos de trabajo (tal cual
como hoy sigue haciendo Wal-Mart Stores Incorporated en muchos
de sus almacenes durante los turnos de la noche). Este hecho, exaltó los
motivos de la lucha sindical determinando que en la
celebración de 1911 más de un millón de mujeres trabajadoras se
sumaran a las movilizaciones.
Posteriormente, fue el repudio a
la primera Guerra Mundial y la solidaridad internacionalista de las
mujeres contra todo nacionalismo, mucho más que la lucha
por el voto, la convocatoria principal de las celebraciones del
día. En Rusia, el gobierno zarista reprime en 1913 la movilización por
el Día de las Obreras, deportando a Siberia a sus
organizadoras.
Años más tarde, el paro masivo de
mujeres en San Petesburgo cambiaría la historia: pedían pan y exigían
el regreso de las tropas rusas que llevaban ya 2
millones de muertos. Inició así el 8 de marzo de 1917 (23 de
Febrero del calendario juliano) una movilización a la que se unirán
trabajadores y estudiantes, determinando 4 días después la
abdicación del zar, y dando paso a un gobierno provisional que
será finalmente derrocado en octubre con la toma del Palacio de
Invierno.
Borrar los procesos sociales, es la mejor forma de negar la historia.
Hace dos años, fue demolida la
Casa de la Juventud en Copenhague, la misma que a principio de siglo
alojó a sindicatos y organizaciones sociales. Sí. Fue
demolido el mismo edificio donde se instituyó un Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Y por esas ironías de la macrocultura patriarcal, es ahora dueña del predio una secta cristiana llamada "La casa del Padre".
Ni Naciones Unidas, ni gobiernos;
el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, como todas las conquistas
de las mujeres, son fruto de la perseverancia por
cambiar el orden dominante, convencidas de que lo que hoy es
utopía, con la lucha, es posible.
Nosotras, como cantaron las
trabajadoras textiles de Massachussets durante su huelga: "Queremos
compartir toda la belleza: Pan y rosas, pan y rosas."
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Desde México:
En 25 años se han perpetrado 34 mil feminicidios en México: ONU
La violencia contra mujeres en
México ha cobrado la vida de al menos 34 mil de ellas en los últimos 25
años, de acuerdo con el más reciente estudio elaborado
por legisladores, ONU Mujeres y el Instituto Nacional de las
Mujeres.
Durante la presentación del libro
¿Cómo medir la violencia contra las mujeres en México? realizada en la
Secretaría de Gobernación (SG), la representante en
México de la agencia de la Organización de las Naciones Unidas
que atiende el tema de las mujeres, Ana Güezmes, señaló que el
feminicidio es la punta del iceberg más dolorosa e indignante de
toda una cadena de actos de violencia y de impunidad.
Con base en dicho estudio, en
todos los casos existe presunción de feminicidio, lo que deja claro que
definitivamente no estamos cumpliendo la tarea como
individuos, sociedad, e instituciones públicas.
En el acto, varios de los
participantes en la presentación de la obra –coeditada por la SG y la
Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos– recordaron el caso de Inés Fernández Ortega,
una indígena tlapaneca que fue violada por militares hace 10 años y
apenas ayer el gobierno ofreció una disculpa pública,
obligado por un apercibimiento de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (CoIDH).
El caso de Inés Fernández
ejemplifica la doble discriminación que viven las mujeres por el hecho
de serlo, pero además por ser rurales e indígenas, muchas veces
en zonas sin adecuada protección ni acceso a la justicia, dijo
Güezmes.
Y subrayó:
“La violencia contra las mujeres y
las niñas persiste porque se permite. No es inevitable y nos convoca a
la convicción de que puede ser eliminada. Tenemos
impulso, apoyo político mundial para promover y hacer efectiva
la igualdad de género”.
La representante de ONU Mujeres
adelantó que este 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer será
dedicado al empoderamiento de las mujeres rurales o
indígenas, como principal contribución al desarrollo, la lucha
contra el hambre y la pobreza.
En su turno, Max Diener Salas,
subsecretario de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos de la SG, hizo una
leve referencia al perdón del Estado a Fernández.
“En especial voy a remarcar las
características específicas de vulnerabilidad en las cuales sucedió este
muy lamentable acontecimiento y también las fallas que
tuvo el Estado mexicano en todos los niveles: a nivel de la
salud, de la procuración de justicia, del sistema de justicia, a nivel
de las instituciones, efectivamente, que nos deben dotar de
protección.
“Y en este sentido debemos de
avanzar en mecanismos que vayan aterrizando y haciendo realidad,
justamente, el combate a estas acciones, a estos fenómenos que
suceden en nuestra sociedad (sic)”, señaló.
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La Federación de Juventudes Anarquistas de Madrid ante el 8 de marzo
Federación Local de Sindicatos de Madrid
Una año más, llega el 8 de marzo,
Día de la Mujer Trabajadora, en que se conmemora la muerte de 146
trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York, tras
ser incendiada en 1908 dicha fábrica para acabar con el encierro
y la huelga que estas mujeres secundaban desde hacía semanas por
mejorar sus miserables condiciones laborales.
Hoy, más de un siglo después, el
Estado y el Capital, ayudados por sus voceros oficiales, los medios de
(in)comunicación de masas, están utilizando esa fecha
–símbolo de la lucha de aquellas mujeres contra la explotación-
para enseñarnos, desde las instancias oficiales, qué es la igualdad, qué
es la lucha por la emancipación y hasta dónde se nos
permite llegar en esa lucha. Desde su mirada prefabricada,
manipulada y domesticada, nos dicen que igualdad es que haya tantas
mujeres como hombres en el parlamento, tener ministras,
empresarias y jefas, que las mujeres nos incorporemos a los
cuerpos represivos como la policía o el ejército. Tratan de imponer esa
igualdad a golpe de subvención, como si necesitásemos
“cursillos de liderazgo” pagados por el Estado para poder ser
más libres.
Desde hace años venimos
observando cómo gran parte del movimiento feminista cae una y otra vez
en ese juego manejado desde el poder, que lanza un discurso
interclasista según el cual las trabajadoras debemos llevar una
lucha común junto con las mujeres que ocupan puestos de poder o que
ejercen la autoridad. Poco podemos tener en común con las
poderosas, salvo el hecho de ser mujeres. Ellas reconducen y
orientan en su beneficio cualquier tipo de lucha que se deje en sus
manos, y cuando sea necesario “vender” la causa del
antisexismo a sus intereses políticos y/o económicos, lo harán
sin que les tiemble el pulso, como ha sucedido en infinidad de
ocasiones.
En las manifestaciones del 8 de
marzo se palpa un ambiente más bien festivo, y desde luego poco
combativo, habiéndose convertido en algo casi folclórico. Parece
que nos olvidamos de que día a día estamos sufriendo la
explotación en todas sus formas, y de quién está detrás: polítiques,
empresaries, banqueres, burócratas de todo pelaje, liberades,
jefxs, gurús de cualquier religión, medios... todes elles
sustentan este sistema injusto y perpetúan la desigualdad en cualquiera
de sus manifestaciones. Pero, llegado el 8 de marzo, todes
elles hablan de igualdad, y muches salen a las calles a hacer el
paripé. Algunes incluso pretenden hacernos creer que están “trabajando”
para que cambien las cosas: se trata de maquillar la
superficie para que todo siga igual.
No podemos luchar contra un tipo
de opresión si obviamos las otras manifestaciones de opresión,
explotación y jerarquía. Ello convertiría la lucha en inútil y
superficial. Si de verdad queremos que cambien las cosas, es
necesario hacer un análisis más profundo de la realidad y asumir que
cualquier tipo de jerarquía es perjudicial. ¿De qué nos sirve
tener jefas en vez de jefes? ¿Qué diferencia hay entre ser
apaleade por un o una policía antidisturbios? ¿Qué más nos da que nos
gobiernen hombres o mujeres? Lo que queremos es no ser
gobernades por nadie en absoluto, ser dueñes de nuestras vidas y
que nadie decida por nosotres. Sólo así podremos alcanzar una sociedad
libre, igualitaria y justa. Ese es el objetivo del
anarquismo: la liberación de todes les individues, de toda la
humanidad.
Por eso, hoy más que nunca, es
necesaria una lucha desde abajo, yendo a la raíz de los problemas, que
es la dominación de unas personas sobre otras, y la
sumisión de estas. Aquellas personas que luchan contra la
jerarquía y la desigualdad que impone el patriarcado deben extrapolar
esa lucha a cualquier clase de dominación. Erradiquemos la
desigualdad y la jerarquía, vengan de donde vengan, luchemos
contra ellas todos los días. Dejemos de obedecer y de delegar en otres
lo que nos afecta, organicémonos y recuperemos nuestras
vidas.
NI AMXS NI ESCLAVXS. CONTRA TODA AUTORIDAD. POR LA ANARQUÍA.
FEDERACIÓN DE JUVENTUDES ANARQUISTAS DE MADRID-FIJA
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Desde Argentina, la organización Pan y Rosas: NOSOTRAS, las que no estamos en su agenda
Apenas dos semanas después de la masacre de Once, conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, un día de lucha que para nosotras empieza con un grito de ¡Justicia! para las 29 mujeres adultas, jóvenes y niñas que murieron en esa tragedia anunciada. Por todas, las 51 víctimas fatales, los 703 heridos y sus familias, exigimos juicio y castigo a todos los responsables operativos y políticos de este asesinato y la formación de una comisión investigadora independiente del Estado, integrada por trabajadores y usuarios, para investigar realmente lo que pasó, porque no confiamos en esta justicia.
Apenas dos semanas después de la masacre de Once, conmemoramos el Día Internacional de la Mujer, un día de lucha que para nosotras empieza con un grito de ¡Justicia! para las 29 mujeres adultas, jóvenes y niñas que murieron en esa tragedia anunciada. Por todas, las 51 víctimas fatales, los 703 heridos y sus familias, exigimos juicio y castigo a todos los responsables operativos y políticos de este asesinato y la formación de una comisión investigadora independiente del Estado, integrada por trabajadores y usuarios, para investigar realmente lo que pasó, porque no confiamos en esta justicia.
Algunas de esas mujeres eran
inmigrantes; todas eran madres, hermanas, hijas de familias trabajadoras
y pobres del conurbano. Eran empleadas de comercio,
enfermeras, trabajadoras domésticas, estudiantes y maestras.
Eran mujeres como nosotras, las que trabajamos en las peores
condiciones, las que engrosamos las filas de los trabajadores
precarizados y con los salarios más bajos o que hacemos
malabares para dar de comer a nuestros hijos con subsidios y planes. Las
mujeres que murieron trágicamente en la masacre de Once son
iguales a millones de mujeres que, antes y después de ese día,
deberemos volver a subir a los trenes con ventanas rotas, con puertas
que no cierran, con frenos que no funcionan. Volveremos a
subir, apretando los dientes y juntando bronca por tener que
viajar ahogándonos en el apretujamiento de una multitud de trabajadores
que puja por llegar a tiempo, acicateados por la patronal
que impuso el disciplinamiento del “premio”, ¡como si el
salario fuera un “premio”, benéficamente otorgado por obscenos
ricachones!
Millones de mujeres que, en
distintos rincones del país, escuchamos con la sangre hirviendo de rabia
que la presidenta dice que las maestras trabajan pocas
horas y tienen muchas vacaciones. Mujeres que somos maestras o
somos las madres de los niños que van a la escuela y sabemos que las
maestras no enseñan sólo a leer y a escribir, sino que
atienden a los que llegan mal nutridos y con zapatillas rotas,
se agotan hasta enfermarse en las aulas y tienen que salir a pelear por
un salario que apenas llega a ser el 10% de lo que cobra
un diputado.
Jóvenes y adolescentes que
lloramos junto a la mamá de Lucas Menghini, pero no sólo por la tristeza
de encontrar a su hijo muerto en un vagón del tren de TBA,
sino también por el odio que despertaron las palabras de la
ministra de Seguridad, responsabilizando por su muerte al propio joven
asesinado por la desidia, la corrupción, la falta de
inversión y la connivencia entre el gobierno y la empresa
ferroviaria. Las mujeres que soportamos los gases y las balas de goma de
la represión policial cuando enfrentamos a las empresas
extranjeras que vienen a expoliar nuestros recursos y contaminar
nuestras aguas y nuestro aire con la megaminería. Las jóvenes que
corremos el riesgo de ser secuestradas por las redes de
trata, en las que conviven mafiosos proxenetas, policías,
políticos y funcionarios. Las que corremos los mayores riesgos para
nuestra salud cuando decidimos interrumpir un embarazo y ponemos
en juego nuestras vidas en los abortos clandestinos.
El 8 de marzo es nuestro día. No
tenemos nada que festejar. El capitalismo, sus gobiernos y este régimen
que es democrático sólo para los ricos, nos impiden
disfrutar de las bellezas y bondades de la vida. Y tenemos
muchos derechos por conquistar con nuestra lucha. Por eso te invitamos a
organizarte con nosotras, para exigir juntas nuestro
derecho al pan, pero también a las rosas.
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Desde Panamá: COLECTIVO DE MUJERES DIANA MORÁN: SEGUIMOS SIENDO VIOLENTADAS
El 8 de marzo se conmemora el Día
Internacional de la Mujer Trabajadora, fecha que representa el accionar
de las mujeres trabajadoras por su emancipación social
y de género, por la cual muchas mujeres han entregado su propia
vida..
Esta fecha, viene siendo
mediatizada por la institucionalidad burguesa que no centra su accionar
en las causas del problema sino en algunos de sus efectos, pues
sus intereses económicos y políticos guardan responsabilidad con
la violencia que se ejerce contra las mujeres.
En términos de género la inequidad continúa
En el caso panameño la violencia
institucional se deja sentir si analizamos los indicadores
socioeconómicos: pobreza femenina 47.3% de la población pobre; 8.2%
es analfabeta; de las mujeres de quince y más años de edad, el
21% está desocupada y el 42.3% está en informalidad laboral. En el área
rural la situación evidencia mayor desigualdad, a pesar
que el 48% de la población rural es mujer, del total de la PEA
femenina rural 11,255 están desocupadas, el 17% es analfabeta, solo el
30.6% de las ocupadas rurales poseen ingresos iguales o
superiores al salario mínimo, 41.5% de las mujeres rurales vive
en viviendas aceptables, el 20.8% de los hogares rurales tiene a una
mujer como jefa de hogar, solo el 27% de los titulo de
tierra han sido otorgados a mujeres. Entre la población
indígena, las mujeres continúan muy distantes del derecho a la
educación, ya que el 62% de las mujeres Ngöbes, el 69.4% de las mujeres
Kunas y el 58% de las Emberá están sin ningún grado aprobado.
Todo ello a pesar que la
Constitución Política de Panamá establece un marco básico de los
derechos fundamentales y la dignidad de la persona, y en su artículo
19 establece la prohibición de la discriminación,
específicamente por motivos de sexo.
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En el mundo...
Clare Doyle, Comité por una Internacional de Trabajadores
Victorias y derrotas bajo el capitalismo
Cerca de un siglo después, el
sistema del que se nos dice que "no tiene alternativa", el capitalismo,
está pasando probablemente la peor crisis de su historia.
Durante un tiempo durante el siglo XX, en muchos países europeos
y en los EEUU, bajo la presión de poderosas luchas de la clase
trabajadora, el capitalismo se vio forzado a proporcionar un
sistema de salud, educación y guarderías. Durante los periodos
de crecimiento, los aparatos para facilitar las tareas del hogar se
volvieron asequibles. La mayoría de las mujeres en África,
Asia y Latinoamérica, que trabajan sin descanso, e incluso
millones dentro de los países capitalistas, se han beneficiado de muy
pocos o de ninguno de estos avances.
En Europa y América, y hasta
cierto punto en otros países, una capa de mujeres trabajadoras han sido
capaces de insistir en las demandas de igual salario,
iguales oportunidades, y horarios de trabajo flexibles. En el
siglo XX, las actitudes machistas y la publicidad sexista fueron
desafiadas con cierto éxito. En un mundo capitalista, la
"dominación masculina" es parte del sistema, un legado del
pasado que es un medio de mantener las divisiones y sobre-explotación de
la clase trabajadora. Pero sus peores expresiones se pueden
combatir mediante protestas, especialmente cundo se vinculan con
el movimiento de una clase trabajadora unida contra los patrones y el
conjunto de su sistema. ateaysublevada.over-blog.es/