dimecres, 30 de novembre del 2011
NI MONARQUIA NI FEIXISME..
Atada quedo la situacion el 1977 con una maniobra vil y sucia que fue posible gracias al papel del llamado pce. y su sucursal en Catalunya el psuc. Haciendo sus congresos bajo la bandera fascista y renegando de la republica;ambos partidos fueron fundamentales para instaurar una Monarquia que legitimada por Franco y jurando los Principios Fundamentales del Movimiento ( es decir la falange) no reparo en disimular,que este fantoche franquista de linaje claramente reaccionario y nacional catolicista seria el Rey de "todos"los españoles y cabeza representativa de una Constitucion que nunga la acato ni juro.
Es el 6 de Diciembre una burla,un ultraje a los derechos mas elementales, con una constitucion que
no fue refrendada y que fue impuesta gracias a una durisima represion contra el movimiento obrero y popular que causo miles de heridos y cerca de 250 trabajadores asesinados en luchas por sus derechos.El papel representado en especial por el PCE-PSUC, fue fundamental para desmovilizar y atacar al movimiento obrero,republicano y de otros sectores que vieron una cruel mascarada en la figura de un Rey franquista y una Constitucion a la carta del bipartidismo de PP-PSOE.
La urgencia de crear un movimiento Republicano de Izquierda que luche contra los intentos de crear por parte de la oligarquia en el poder, una segunda transicion para que cambiando algo todo siga igual o peor.
LA GENERALIDAD DE CATALUÑA ES UNA INSTITUCION DE CORRUPTOS,DE FALSAS IZQUIERDAS QUE CONVIVEN CON LOS MAS REACCIONARIO DE NUESTRO PAIS LOS PARTIDOS DEL PP,PSC,CIU COMO ORGANIZACIONES FASCISTOIDES Y TODA UNA PLEYADE DE CHUPOTTEROS,MANGANTES Y DEMAGOGOS.
Ésta Generalidad no defiende los intereses de los trabajadores del Pais,son parasitos al servicio de la banca y el Gran Capital.
dimarts, 29 de novembre del 2011
diumenge, 27 de novembre del 2011
NO ME GASTE LAS PALABRAS
NO CAMBIE EL SIGNIFICADO
MIRE QUE LO QUE YO QUIERO
LO TENGO BASTANTE CLARO.
SI USTED HABLA DE PROGRESO
NADA MÁS QUE POR HABLAR,
MIRE QUE TODOS SABEMOS
QUE ADELANTE NO ES ATRAS.
SI ESTÁ CONTRA LA VIOLENCIA
PERO NOS APUNTA BIEN.
SI LA VIOLENCIA VA Y VUELVE
NO SE ME QUEJE DESPUÉS.
SI USTED PIDE GARANTIAS
SOLO PARA SU CORRAL.
MIRE QUE EL PUEBLO CONOCE
LO QUE HAY QUE GARANTIZAR.
NO ME GASTE LAS PALABRAS.
SI HABLA DE PAZ
PERO TIENE COSTUMBRE DE TORTURAR.
MIRE QUE HAY PARA ESTE VICIO
UNA CURA RADICAL.
SI ESCRIBE REFORMA AGRARÍA
PERO SOLO EN EL PAPEL.
MIRE QUE SI EL PUEBLO AVANZA
LA TIERRA VIENE CON ÉL.
SI ESTA ENTREGANDO EL PAÍS
Y HABLA DE SOBINARÍA
QUIEN VA DUDAR, QUE USTED
ES SOBERANA PORQUERIA.
NO ME GASTE LAS PALABRAS
NO ME ENSUCIE LAS PALABRAS
NO LES QUITE SU SABOR
Y LIMPIESE BIEN LA BOCA SI DICE REVOLUCÍON.
MARIO BENEDETTI.
divendres, 25 de novembre del 2011
PARIR EN EL POZO BANFIELD - ARGENTINA
Por Alejandra Dandan
Acababan de preguntarle si para los guardias la situa ción de las embarazadas podía pasar inadvertida. Pablo Díaz dijo que no. Que a tal punto no pasaban inadvertidas que a ellos, que eran los más chicos, los secundarios de 15 o 16 años, les dieron el trabajo de cuidarlas. “Y una vez, (el médico represor Jorge) Bergés entró diciéndoles a los guardias que respondan a nuestros llamados, que las embarazadas en el centro clandestino eran como las ‘joyas de la abuela’.”
Pablo Díaz llevaba tiempo en el Pozo de Banfield, en una celda a la que por sus dimensiones no se atreve ni siquiera ahora a nombrarla así. Permanecía tirado en el piso. Había sido secuestrado en la madrugada del 21 de septiembre de 1976, a pocos días de otros estudiantes secundarios de La Plata, lo que después se recordó como La Noche de los Lápices. Pasó por el pozo de Arana y después por ese espacio que reconoció años más tarde, en Banfield, donde no le hicieron más interrogatorios porque los que estaban ahí sólo esperaban el turno pa ra morir. Ayer volvió a contar su historia ante el Tribunal Oral Federal 6, esta vez a la luz del juicio por el plan sistemático de robo de bebés. En los Tribunales de Retiro habló de tres embarazadas de las que supo o con las que tuvo contacto, entre ellas Gabriela Carriquiriborde, a quien pusieron en su celda a comienzos de diciembre de 1976 hasta que llegó el momento del parto.
“Cuando cerraron la puerta lo primero que vi fue esa figura muy chiquita, casi de mi edad, de 21 o 22 años, con vendas y sogas que le colgaban –dijo Pablo–. Me habían dado los trapos para que la limpie. Le salía líquido de la vagina. Ella se limpiaba y me daba los trapos. Y cuando venían los guardias, les pedía que me los cambien para seguir limpiándola.”
Estaban en el último piso del centro clandestino. Hasta entonces, Pablo había permanecido todo el tiempo atado, las manos en la espalda, la venda que al comienzo era un pulóver a esa altura eran algodones apreta dos con una cinta elástica. Comía una vez cada tanto. En 90 días se bañó dos veces. Hacía mucho calor, estaban desnudos, los guardias les robaban las ropas.
El miedo le impidió hablar en voz alta durante los primeros quince días de su estadía en el centro. Cuando lo hizo, preguntó en voz alta por los que estaban ahí. Empezó a darse cuenta de que estaban muchos militantes de la UES, entre ellos Claudia Falcone, ubicada en la celda de atrás, del otro lado de la pared.
Cuando Gabriela entró a su celda supo que en algún lugar estaba su marido: “Estoy con mi esposo, llamalo por favor”, me dice.
–¡¡Jorge!! ¡¡Jorge!!”
Dijo Pablo, y alguien contestó.
–¡Yo estoy con Gabriela, tu esposa! ¡Y voy a cuidarla!
Pablo nunca vio a Jorge, aunque varias veces hablaron a la distancia.
Tenía que limpiar a Gabriela y darle de comer. Bergés le había dicho que golpeara las puertas cuando empezaran las contracciones. Que llamara inmediatamente a los guardias. Como Pablo no sabía qué eran las contracciones, preguntó a la cadena de voces: “¿Cuándo empiezan? ¿Cómo nos damos cuenta?” “De pronto empecé a golpear la celda porque Gabriela decía: ‘¡Ahí viene mi hijo! ¡Viene mi hijo!’. Yo me asusté. Todos nos desatamos, y empezamos a golpear las puertas porque le venía el hijo, porque lo quería tener”.
La guardia también gritó. “Yo estaba sin la venda, entraron, me tiran contra la pared, yo ya no caminaba; estaba casi arrastrándome, me tiraron y me dijeron: ‘Vos vendate’.” En ese momento, sacaron a Gabriela arrastrándola en algo con ruido a chapa. Alguno gritaba: ¡Llamen al doctor! ¡Llamen a la Jefatura! ¡Llévenla a la sala de parto! “Yo le seguía gritando a Gabriela que se calme, y en un momento, cuando la iban a bajar se cae de la chapa y hace ruido, la guardia se pone como loca: ¡Nos van a matar a todos si le pasa algo!”
La fiscalía y las querellas buscaron que Pablo diera cuenta de la sistematicidad de esas prácticas. Ahí encontró sentido la frase sobre “las joyas de la abuela”. O las medidas de precaución que los guardias tomaban con las embarazadas. O un testimonio de Bergés en el que les dice a los guardias que si quieren divertirse usen a las chicas, pero que no toquen a las embarazadas. O los datos sobre el área de partos que funcionaba en el lugar. La defensa intentó argumentar que Bergés era quien tomaba las decisiones sobre esas mujeres y sus cuerpos.
Cuando el ruido pasó, terminó el relato Pablo, de pronto se hizo un silencio: “Todos nos quedamos como llorando, y al rato escucho el llanto de un bebé”. Cuando volvieron los guardias, les preguntaron qué había pasado. “Nos dijeron que nos quedáramos tranquilos: ‘La vamos a llevar a una granja. ¡No saben lo que es la granja! ¡Está bárbara! ¡Ahí tienen de todo, es lo mejor que les podía pasar!&r squo; Así que brindamos –dijo Pablo–, nos pusimos contentos: y nunca más volvimos a saber de ellos”.
Durante el tiempo que estuvo con Gabriela, Pablo supo poco de su vida. “No hablábamos de eso –dijo–, ella me decía: ‘Pablo, vas a ser el padrino’”. Jugaban. Gabriela le agarraba la mano y la ponía en la panza. “Decile a Jorge que lo escuchás”, le pedía. Y entonces Pablo volvía al juego de las voces:
–¡Jorge, lo escucho!
–¡Está latiendo!
–-¡Se está moviendo!
Y Jorge respondía: Cuidala, decía. Limpiala.
Después del parto, dejó de escuchar a Gabriela, al niño, pero también dejó de escuchar a Jorge. “De repente no tengo más registro, ni su voz ni su presencia.”
Seis días después, una embarazada llegaba a la celda de otra prisionera. Era Stella Maris Montesano de Ogando, que en esos días dio a luz a su hijo, pero en su caso volvió al pabellón. E staba infectada, le habían dicho que se llevaban a su hijo a un lugar para que pudiera estar mejor, y le dejaron el cordón umbilical. “¡No puede ser!”, le decía Pablo a Claudia pared de por medio. Stella Maris tenía una infección que ni siquiera estaba revisando el médico represor. Dos días antes de Navidad, entró una nueva parturienta. En este caso la llevaron a la celda de Claudia Falcone. Era Cristina Navajas de Santucho, Pablo Díaz la vio de filón el día en el que dejó el centro clandestino, el 26 de diciembre de 1976, cuando les pidió a los guardias despedirse de Claudia Falcone.
“Me ponen enfrente de Claudia, cuando cierran la puerta me levanto el pulóver y la veo desnuda, atada y ahí es cuando me dice que nunca iba a poder ser mujer porque la habían violado... teniendo 16 años.”
Pablo pasó dos meses más como desaparecido antes del blanqueo en la Unidad 9 de La Plata. Tiempo después entendió qué significaba la palabra desaparecido, c uando envió a una de sus hermanas a la casa de los Falcone, intentando avisarle a Claudia que él no estaba libre sino que seguía detenido
http://robomenores.blogspot. com/
Acababan de preguntarle si para los guardias la situa ción de las embarazadas podía pasar inadvertida. Pablo Díaz dijo que no. Que a tal punto no pasaban inadvertidas que a ellos, que eran los más chicos, los secundarios de 15 o 16 años, les dieron el trabajo de cuidarlas. “Y una vez, (el médico represor Jorge) Bergés entró diciéndoles a los guardias que respondan a nuestros llamados, que las embarazadas en el centro clandestino eran como las ‘joyas de la abuela’.”
Pablo Díaz llevaba tiempo en el Pozo de Banfield, en una celda a la que por sus dimensiones no se atreve ni siquiera ahora a nombrarla así. Permanecía tirado en el piso. Había sido secuestrado en la madrugada del 21 de septiembre de 1976, a pocos días de otros estudiantes secundarios de La Plata, lo que después se recordó como La Noche de los Lápices. Pasó por el pozo de Arana y después por ese espacio que reconoció años más tarde, en Banfield, donde no le hicieron más interrogatorios porque los que estaban ahí sólo esperaban el turno pa ra morir. Ayer volvió a contar su historia ante el Tribunal Oral Federal 6, esta vez a la luz del juicio por el plan sistemático de robo de bebés. En los Tribunales de Retiro habló de tres embarazadas de las que supo o con las que tuvo contacto, entre ellas Gabriela Carriquiriborde, a quien pusieron en su celda a comienzos de diciembre de 1976 hasta que llegó el momento del parto.
“Cuando cerraron la puerta lo primero que vi fue esa figura muy chiquita, casi de mi edad, de 21 o 22 años, con vendas y sogas que le colgaban –dijo Pablo–. Me habían dado los trapos para que la limpie. Le salía líquido de la vagina. Ella se limpiaba y me daba los trapos. Y cuando venían los guardias, les pedía que me los cambien para seguir limpiándola.”
Estaban en el último piso del centro clandestino. Hasta entonces, Pablo había permanecido todo el tiempo atado, las manos en la espalda, la venda que al comienzo era un pulóver a esa altura eran algodones apreta dos con una cinta elástica. Comía una vez cada tanto. En 90 días se bañó dos veces. Hacía mucho calor, estaban desnudos, los guardias les robaban las ropas.
El miedo le impidió hablar en voz alta durante los primeros quince días de su estadía en el centro. Cuando lo hizo, preguntó en voz alta por los que estaban ahí. Empezó a darse cuenta de que estaban muchos militantes de la UES, entre ellos Claudia Falcone, ubicada en la celda de atrás, del otro lado de la pared.
Cuando Gabriela entró a su celda supo que en algún lugar estaba su marido: “Estoy con mi esposo, llamalo por favor”, me dice.
–¡¡Jorge!! ¡¡Jorge!!”
Dijo Pablo, y alguien contestó.
–¡Yo estoy con Gabriela, tu esposa! ¡Y voy a cuidarla!
Pablo nunca vio a Jorge, aunque varias veces hablaron a la distancia.
Tenía que limpiar a Gabriela y darle de comer. Bergés le había dicho que golpeara las puertas cuando empezaran las contracciones. Que llamara inmediatamente a los guardias. Como Pablo no sabía qué eran las contracciones, preguntó a la cadena de voces: “¿Cuándo empiezan? ¿Cómo nos damos cuenta?” “De pronto empecé a golpear la celda porque Gabriela decía: ‘¡Ahí viene mi hijo! ¡Viene mi hijo!’. Yo me asusté. Todos nos desatamos, y empezamos a golpear las puertas porque le venía el hijo, porque lo quería tener”.
La guardia también gritó. “Yo estaba sin la venda, entraron, me tiran contra la pared, yo ya no caminaba; estaba casi arrastrándome, me tiraron y me dijeron: ‘Vos vendate’.” En ese momento, sacaron a Gabriela arrastrándola en algo con ruido a chapa. Alguno gritaba: ¡Llamen al doctor! ¡Llamen a la Jefatura! ¡Llévenla a la sala de parto! “Yo le seguía gritando a Gabriela que se calme, y en un momento, cuando la iban a bajar se cae de la chapa y hace ruido, la guardia se pone como loca: ¡Nos van a matar a todos si le pasa algo!”
La fiscalía y las querellas buscaron que Pablo diera cuenta de la sistematicidad de esas prácticas. Ahí encontró sentido la frase sobre “las joyas de la abuela”. O las medidas de precaución que los guardias tomaban con las embarazadas. O un testimonio de Bergés en el que les dice a los guardias que si quieren divertirse usen a las chicas, pero que no toquen a las embarazadas. O los datos sobre el área de partos que funcionaba en el lugar. La defensa intentó argumentar que Bergés era quien tomaba las decisiones sobre esas mujeres y sus cuerpos.
Cuando el ruido pasó, terminó el relato Pablo, de pronto se hizo un silencio: “Todos nos quedamos como llorando, y al rato escucho el llanto de un bebé”. Cuando volvieron los guardias, les preguntaron qué había pasado. “Nos dijeron que nos quedáramos tranquilos: ‘La vamos a llevar a una granja. ¡No saben lo que es la granja! ¡Está bárbara! ¡Ahí tienen de todo, es lo mejor que les podía pasar!&r squo; Así que brindamos –dijo Pablo–, nos pusimos contentos: y nunca más volvimos a saber de ellos”.
Durante el tiempo que estuvo con Gabriela, Pablo supo poco de su vida. “No hablábamos de eso –dijo–, ella me decía: ‘Pablo, vas a ser el padrino’”. Jugaban. Gabriela le agarraba la mano y la ponía en la panza. “Decile a Jorge que lo escuchás”, le pedía. Y entonces Pablo volvía al juego de las voces:
–¡Jorge, lo escucho!
–¡Está latiendo!
–-¡Se está moviendo!
Y Jorge respondía: Cuidala, decía. Limpiala.
Después del parto, dejó de escuchar a Gabriela, al niño, pero también dejó de escuchar a Jorge. “De repente no tengo más registro, ni su voz ni su presencia.”
Seis días después, una embarazada llegaba a la celda de otra prisionera. Era Stella Maris Montesano de Ogando, que en esos días dio a luz a su hijo, pero en su caso volvió al pabellón. E staba infectada, le habían dicho que se llevaban a su hijo a un lugar para que pudiera estar mejor, y le dejaron el cordón umbilical. “¡No puede ser!”, le decía Pablo a Claudia pared de por medio. Stella Maris tenía una infección que ni siquiera estaba revisando el médico represor. Dos días antes de Navidad, entró una nueva parturienta. En este caso la llevaron a la celda de Claudia Falcone. Era Cristina Navajas de Santucho, Pablo Díaz la vio de filón el día en el que dejó el centro clandestino, el 26 de diciembre de 1976, cuando les pidió a los guardias despedirse de Claudia Falcone.
“Me ponen enfrente de Claudia, cuando cierran la puerta me levanto el pulóver y la veo desnuda, atada y ahí es cuando me dice que nunca iba a poder ser mujer porque la habían violado... teniendo 16 años.”
Pablo pasó dos meses más como desaparecido antes del blanqueo en la Unidad 9 de La Plata. Tiempo después entendió qué significaba la palabra desaparecido, c uando envió a una de sus hermanas a la casa de los Falcone, intentando avisarle a Claudia que él no estaba libre sino que seguía detenido
http://robomenores.blogspot.
dijous, 24 de novembre del 2011
LOA de la DIALÉCTICA.
Con paso firme se pasea hoy la injusticia.
Los opresores se disponen a dominar otros diez mil años más.
La violencia garantiza : " Todo seguira igual ".
No se oye otra voz que la de los dominadores,
y en el mercado grita la explotación :"Ahora es cuando empiezo".
Y entre los oprimidos,muchos dicen ahora :
"Jamás se lograra lo que queremos."
Quien aún esté vivo no diga "jamás".
Lo firme no es firme.
Todo no seguirá igual .
Cuando hayan hablado los que dominan ,
hablarán los dominados.
¿Quién puede atreverse a decir "jamás"?
¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros.
¿De quién que se acabe? De nosotros también .
¡Que se levante aquel que está abatido ¡
¡Aquel que está perdido, que combata ¡
¿Quién podra contener al que conoce su condición ?
Pues los vencidos de hoy son los vencedores de mañana
y el jamás se convierte en hoy mismo.
Bertolt Brecht 1932 .
Los opresores se disponen a dominar otros diez mil años más.
La violencia garantiza : " Todo seguira igual ".
No se oye otra voz que la de los dominadores,
y en el mercado grita la explotación :"Ahora es cuando empiezo".
Y entre los oprimidos,muchos dicen ahora :
"Jamás se lograra lo que queremos."
Quien aún esté vivo no diga "jamás".
Lo firme no es firme.
Todo no seguirá igual .
Cuando hayan hablado los que dominan ,
hablarán los dominados.
¿Quién puede atreverse a decir "jamás"?
¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros.
¿De quién que se acabe? De nosotros también .
¡Que se levante aquel que está abatido ¡
¡Aquel que está perdido, que combata ¡
¿Quién podra contener al que conoce su condición ?
Pues los vencidos de hoy son los vencedores de mañana
y el jamás se convierte en hoy mismo.
Bertolt Brecht 1932 .
dimarts, 22 de novembre del 2011
VINT-I-QUATRENA CONCENTRACIÓ MESA DE CATALUNYA PER LA VERITAT, LA JUSTÍCIA I LA REPARACIÓ.
Us convoquem a una nova concentració amb les mateixes reivindicacions de Veritat, Justícia i Reparació per a les víctimes del franquisme i la transició. Des de que van optar per posar rostres i veus a les nostres demandes en forma de concentració pública les coses no han deixat d’empitjorar per a la Memòria per culpa del canvi de rumb dels diferents governs. La nostra tasca és i continuarà sent necessària perquè és una exigència de democràcia i de respecte pels drets humans sense la defensa del quals cap estat pot posar-se l’etiqueta de democràtic. El fet de que políticament hi hagi hagut un gir a posicions que no respecten, sinó que més aviat menyspreen, la memòria històrica democràtica i antifeixista, ens encoratja a continuar amb aquesta tasca de denúncia pública.Denúncia de les actituds vulneradores de les diferents administracions i poders de l’estat. Perquè és a la vida real, al carrer, als espais públics comuns on ens hem d’apropar a la gent per donar les lliçons d’història, de democràcia i de drets bàsics que no es donen a les escoles, instituts, ni universitats, ni als mitjans de comunicació, ni per part de les institucions públiques. Molta gent se n’assabenta els finals de mes a Sant Jaume de que el franquisme viu i perviu barrant-nos el pas a la justícia, i es queden bocabadats perquè donaven per fetes i satisfetes les nostres reivindicacions. Aquestes persones ens donen suport i les gràcies per la nostra tasca de difusió.
I per què hem d’estar a la plaça amb la pancarta i les fotos dels nostres familiars que esperen justícia? Per què no satisfer les nostres peticions emparades en la universalitat dels drets humans? Per què a altres països es fa i aquí no és possible?
Aquí no és possible perquè no hi voluntat política per part d’una classe de polítics, que majoritàriament encara diuen que la transició va ser modèlica i no una trampa per a la democràcia. Polítics ancorats en un passat de naftalina que veneren la Constitució com un llibre sagrat, que puja als altars la figura d’un monarca que està per sobre de qualsevol súbdit, figura indiscutible i no jutjable per cap instància. Llibre que en un article et pot emparar per desemparar-te al següent, que menteix quan diu que tenim dret a treball, habitatge digne quan els que més aferrissadament defensen el seu articulat neguen aquesta realitat al poble. La Constitució conjuntament amb la Llei d’Amnistia són un blindatge de la impunitat del feixisme i dels seus crims de lesa humanitat. Blindatge també de la figura d’un rei, que va presidir consells de ministres durant el franquisme, que va jurar lleialtat a una dictadura sagnant i va ser ordenat successor a un Regne d’Espanya creat pel cap del criminal nacionalcatolicisme. (Ley de la Sucesión en la Jefatura del Estado (1947): Artículo 1. España, como unidad política, es un Estado católico, social y representativo que, de acuerdo con su tradición, se declara constituido en Reino”)
Ens van dir per activa i per passiva que aquesta Constitució no es podia modificar, però quan va venir la supraestructura financera, únic poder real, sí es va fer. Així no s’havia gosat modificar ni per abolir la llei Sàlica, ni per treure el punt del servei militar quan ja no existia des de feia molt de temps, totalment ridícul. Si no es podia fer perquè quedava oberta la capsa de Pandora, s’ha demostrat que el món no s’enfonsa per modificar el llibre on dorm la nostra democràcia el somni etern. Si no posem sobre la taula la transició, la constitució i la monarquia i posem en evidència que no són cap avenç democràtic no podrem arribar a satisfer les nostres reivindicacions de veritat, justícia i reparació per a les nostres víctimes. No podrem donar per honorada la seva memòria fins que aquella fita per la qual les lluitadores i lluitadors antifeixistes van donar el millor de si mateixos no es faci realitat, perquè l’actual realitat és un obstacle per a les nostres demandes i el panorama s’enfosqueix cada dia més als diferents parlaments. Pel contrari, cada dia brillen més les peticions de justícia i democràcia als carrers i places dels nostres pobles i ciutats, i allà estarem nosaltres amb les cares dignes i valents de les nostres víctimes mirant als ulls dels que encara protegeixen els seus botxins.
El 20-N de 1975, per un moment, el món va ser un lloc millor, va morir l’assassí Franco. Amb el seu enterrament al Valle de los Caídos, aixecat amb el suor i la sang dels seus esclaus físics, no va ser enterrat el seu llegat, que va deixar lligat i tan ben lligat que encara ens barra el pas. Amb el dictador es va soterrar encara més dolorosament la nostra Memòria, perquè es feia en nom de futures democràcies, de reconciliacions i progrés. En un acte sàdic la memòria antifeixista va ser enterrada viva, quan una vegada mort Franco, que no el franquisme, començava a treure el cap de la terra buscant la llum de la veritat. Ara s’apropa un altre 20-N, fita electoral, on la Memòria té presència només als programes dels considerats petits partits d’esquerra. Passi el que passi el 21-N no llençarem la tovallola, per això el dissabte 26 t’esperem a la plaça Sant Jaume per plantar cara a tanta injustícia i per a dir que per sobre de la nostra lluita i la nostra dignitat: No passaran!
MESA DE CATALUNYA PER LA VERITAT, LA JUSTÍCIA I LA REPARACIÓ.
Os convocamos a una nueva concentración con las mismas reivindicaciones de Verdad, Justicia y Reparación por las víctimas del franquismo y la transición. Desde que optamos por poner rostros y voces a nuestras demandas en forma de concentración pública las cosas no han dejado de empeorar para la Memoria por culpa del cambio de rumbo de los diferentes gobiernos. Nuestra tarea es y seguirá siendo necesaria porque es una exigencia de democracia y de respeto por los derechos humanos sin cuya defensa ningún estado puede ponerse la etiqueta de democrático. El hecho de que políticamente haya habido un giro a posiciones que no respetan, sino que más bien menosprecian, la memoria histórica democrática y antifascista, nos alienta a continuar con esta labor de denuncia pública. Denuncia de las actitudes vulneradoras de las diferentes administraciones y poderes del estado. Por qué es en la vida real, en la calle, los espacios públicos comunes donde nos hemos de acercar a la gente para dar lecciones de historia, de democracia y de derechos básicos que no se dan en las escuelas, institutos, ni universidades, ni los medios de comunicación, ni por parte de las instituciones públicas. Mucha personas se enteran los finales de mes en la Plaza de Sant Jaume de que el franquismo vive y pervive cerrándonos el paso a la justicia y se quedan boquiabiertos porque daban por hechas y satisfechas nuestras reivindicaciones. Estas personas nos apoyan y dan las gracias por nuestra labor de difusión.
Y ¿por qué tenemos que estar en la plaza con la pancarta y las fotos de nuestros familiares que esperan justicia? ¿Por qué no satisfacer nuestras peticiones amparadas en la universalidad de los derechos humanos? ¿Por qué en otros países se hace y aquí no es posible?
Aquí no es posible porque no hay voluntad política por parte de una clase de políticos, que mayoritariamente aun dice que la transición fue modélica y no una trampa para la democracia. Políticos anclados en un pasado de naftalina que veneran la Constitución como un libro sagrado, que sube a los altares la figura de un monarca que está por encima de cualquier súbdito, figura indiscutible y no juzgable por ninguna instancia. Libro que en un artículo te puede amparar para desampararte al siguiente, que miente cuando dice que tenemos derecho a trabajo, vivienda digna, cuando los que más encarnizadamente defienden su articulado, niegan esta realidad al pueblo. La Constitución conjuntamente con la Ley de Amnistía es un blindaje de la impunidad del fascismo y de sus crímenes de lesa humanidad. Blindaje también de la figura de un rey, que presidió consejos de ministros durante el franquismo, que juró lealtad a una dictadura sangrienta y fue ordenado sucesor a un Reino de España creado por el jefe del criminal nacionalcatolicismo. (Ley de la Sucesión en la Jefatura del Estado (1947): Artículo 1. España, como unidad política, es un Estado Católico, social y representativo que, de acuerdo con su tradición, se declara constituido en Reino ")
Nos dijeron por activa y por pasiva que esta Constitución no se podía modificar, pero cuando vino la superestructura financiera, único poder real, sí se hizo. Así, no se había osado modificar ni para abolir la ley Sálica, ni para sacar el punto del servicio militar, cuando ya no existía desde hacía mucho tiempo, totalmente ridículo. Si no se podía hacer porque quedaba abierta la caja de Pandora, se ha demostrado que el mundo no se hunde por modificar el libro donde duerme nuestra democracia el sueño eterno. Si no ponemos sobre la mesa la transición, la constitución y la monarquía y ponemos en evidencia que no son ningún avance democrático, no podremos llegar a satisfacer nuestras reivindicaciones de verdad, justicia y reparación para nuestras víctimas. No podremos dar por honrada su memoria hasta que ese mito por el que las luchadoras y luchadores antifascistas dieron lo mejor de si mismos, no se haga realidad, porque la actual realidad es un obstáculo para nuestras demandas y el panorama se oscurece cada día más en los diferentes parlamentos. Por el contrario, cada día brillan más las peticiones de justicia y democracia en las calles y plazas de nuestros pueblos y ciudades, y allí estaremos nosotros con las caras dignas y valientes de nuestras víctimas mirando a los ojos de los que aún protegen a sus verdugos.
El 20-N de 1975, por un momento, el mundo fue un lugar mejor, murió el asesino Franco. Con su entierro en Valle de los Caídos, levantado con el sudor y la sangre de sus esclavos físicos, no fue enterrado su legado, que dejó atado y tan bien atado, que aun nos cierra el paso. Con el dictador se enterró aún más dolorosamente nuestra Memoria, porque se hacía en nombre de futuras democracias, reconciliación y progreso. En un acto sádico la memoria antifascista será enterrada viva, cuando una vez muerto Franco, que no el franquismo, empezaba a sacar la cabeza de la tierra, buscando la luz de la verdad. Ahora se acerca otro 20-N, hito electoral, donde la Memoria tiene presencia sólo a los programas de los considerados pequeños partidos de izquierda. Pase lo que pase el 21-N no tiraremos la toalla, por eso el sábado 26 te esperamos en la plaza Sant Jaume para plantar cara a tanta injusticia y para decir que por encima de nuestra lucha y la nuestra dignidad: ¡No pasarán!
divendres, 18 de novembre del 2011
LA MENTIRA QUE CAUSO 4.000.000 DE MUERTOS
1-. LA MENTIRA
En la noche del 4 de agosto de 1964, el presidente Lyndon B. Johnson, sentado en su despacho de la Casa Blanca, ante las cámaras de televisión, declaró que dos días antes, el destructor USS Maddox había sido atacado por lanchas torpederas de Vietnam del Norte, mientras se hallaba en aguas internacionales, en el Golfo de Tonkín. Dijo, asimismo, que unas horas antes –de aquel día 4--, otras torpederas norvietnamitas habían atacado, en las propias aguas del golfo, al destructor USS C Turner Joy. Finalmente, añadió que ni el Maddox ni el Turner Joy estaban realizando ninguna actividad hostil hacia Vietnam del Norte, ni participaban en labores de Inteligencia para apoyar los ataques que las naves torpederas de Vi etnam del Sur estaban perpetrando contra las instalaciones costeras de su vecino del norte.
Tres días después, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Resolución del Golfo de Tonkín, que autorizaba al gobierno de Johnson a usar toda la fuerza necesaria para “castigar” a Vietnam del Norte por esa agresión y para intervenir, abiertamente, en la guerra que desde hacía varios años se peleaba en Vietnam del Sur entre los insurgentes del Frente Nacional de Liberación, apoyados por la gran mayoría del pueblo vietnamita, y los gobiernos de Bao Dai, Ngo Dihn Diem, Nguyen Van Thieu y otros, todos impuestos por Estados Unidos y otras potencias capitalistas.
Hacia mediados de 1965, ya había cientos de miles de soldados del Imperio peleando en Vietnam y sus aviones de guerra bombardeaban, masivamente, las ciudades de Vietnam del Norte y las posiciones rebeldes en el sur. Ciudades, aldeas y campos enteros fueron arrasados por la aviación y la artillería yankis en todo Vietnam, mientras se perpetraba contra la población civil la infame guerra química, como la del defoliante Agent Orange –Agente Naranja-- para destruir la agricultura del país, veneno que asesinó a miles de campesinos y enfermó a decenas miles de los propios soldados del Imperio. Miles de niños nacerían muertos o con graves defectos físicos debido a la propia causa.
2-. LA VERDAD
Unos años después, se reveló que lo que había sucedido en el Golfo de Tonkín, no había sido ninguna agresión gratuita de Vietnam del Norte, sino una grave provocación del Maddox, que estaba apoyando activamente los ataques de las lanchas torpederas del régimen sudvietnamita a las costas de Vietnam del Norte, motivando una justa respuesta, en defensa propia, de la pequeña marina norvietnamita.
Se supo, además, que el informe sobre el Turner Joy había sido mentira. El p ropio Lyndon Johnson reconoció en sus memorias que lo del “ataque” al Turney Joy fue una falsedad para reforzar la declaración que iba a hacer aquella misma noche del 4 de agosto en la Casa Blanca, la que provocó que Estados Unidos entrara de lleno en la guerra contra Vietnam del Norte y los patriotas que en el sur aspiraban a unificar a un país que así había estado por miles de años.
(Muchas veces ha mentido o se ha autoagredido el Imperio para ir a la guerra. La más famosa de sus mentiras en lo que va de este siglo –después de las del 11 de Septiembre--, fue la de George W. Bush, cuando, en febrero y marzo del 2003, acusó al gobierno de Iraq de poseer armas de destrucción masiva --weapons of mass destruction o WMD--. Esa mentira ha causado, hasta ahora, más de un millón de muertos en ese infortunado y heroico país, cuna de la civilización y, miles de años después, de las ciencias, las artes y las letras. Por supuesto que el mundo entero supo que los do s objetivos principales del Imperio para invadir a Iraq fueron los de eliminar a un formidable enemigo del sionismo --Saddam Hussein--, y ocupar el petróleo del país que tiene una de las mayores reservas del mundo. Hace apenas unos meses, el Imperio y sus aliados de Seúl volvieron a mentir diciendo que Corea del Norte había atacado una nave de guerra de Corea del Sur, el Cheonan, creando la expectativa de que en un futuro cercano la península coreana pudiera estar, otra vez, en guerra, que pudiese ser, esta vez, nuclear)
3-. LAS VíCTIMAS.
Se cree que de cuatro a cinco millones de seres humanos perdieron la vida en Vietnam por causa directa de la guerra que, también, se extendió a Camboya y Laos.
Se calcula que el número aproximado de muertos fue el siguiente:
A-. Civiles en todo Vietnam ---- 2.000,000.
B-. C iviles en Camboya ---- 700,000.
C-. Civiles en Laos ---- 55,000.
C-. Defensores del régimen de Vietnam de Sur: 220,000.
D-. Combatientes del Vietcong y Vietnam del Norte: 1.170,000.
E-. Soldados de Estados Unidos, muertos y desaparecidos: 59,878.
F-. Soldados de Corea del Sur, aliados de Saigón: 5,100.
G-. Soldados de Laos, aliados de Saigón: 30,000.
H-. Soldados de Tailandia, aliados de Saigón: 1,350.
I -. Soldados de Australia, aliados de Saigón: 520.
J-. Soldados de la R.P. China, aliados del Vietcong: 1,450.
K-. Soldados de Nueva Zelandia, aliados de Saigón: 37.
L-.Cálculo sobre el total aproximado de muertos: 4.243,357.
4-. UN PUEBLO ANTIMPERIALISTA
La historia de Vietnam es el asombroso relato de un pueblo digno y heroico que se enfrentó por miles de años a la insaciable furia de los imperios.
La brevedad de este artículo no permite dar muchos detalles, pero debe decirse, en síntesis, que desde hace más de dos mil años ya los vietnamitas luchaban por defender la unidad y el honor de su país, que entonces y por muchos siglos se llamó Nam Viet.
A pesar de que el país fue fundado hace casi tres mil años por King De Minh, descendiente de un gobernante de origen “divino” a quien se considera padre de la agricultura china, mantuvo su independencia hasta que unos cien años antes de nuestra era y a pesar de la heroica resistencia de su pueblo, fue ocupado por el Imperio Chino, que lo dominó, sin dividirlo, por mil años, hasta el 939 de nuestra era. Entonces, el país fue libre por más de 500 años --y siempre unido--, hasta que en 1,407 volvió la penetración extranjera.
Un largo período de luchas, conquistas y reconquistas duró hasta principios del Siglo XIX, en que el país, y el resto de Indochina, fue víctima del Imperio Francés. Napoleón III lo invadió en el verano de 1858, pero no lo pudo convertir en colonia hasta 1883, después de la heroica resistencia del pueblo que duró un cuarto de siglo.
El país fue presa, entonces, de los tremendos abismos sociales del capitalismo. Una reducida clase de terratenientes y comerciantes, en complicidad con el mando imperial francés, dividió a la sociedad en dos polos opuestos: una pequeña minoría de propietarios, integrada quizás por menos del 10%, y una inmensa mayoría –más del 90%-- de campesinos sin tierras ni trabajo, y obreros miserables que eran explotados y vivían al margen de la salud y la educación, como en los tiempos más primitivos de la humanidad.
Esta infamia, aun más que la ocupación colonial de la que era consecuencia, provocó el surgimiento de una vanguardia revolucionaria que, inspirada en el socialismo marxista del Siglo XIX y el ancestral sentimiento nacionalista del pueblo, luchó con fiereza por la independencia del país: dos fuerzas que se unieron en un haz formidable de lucha, el nuevo socialismo y el viejo nacionalismo.
Dos hombres se destacaron por encima de los demás: Nguyen Sinh Cung, conocido como Ho Chi Minh, un obrero autodidacta que vivió en varios países, en los que realizó los trabajos más humildes, y llegó a ser el Héroe Nacional, y Vo Nguyen Giap, un abogado y economista que fue el jefe militar más brillante que tuvo el país en toda su historia.
En 1940, Japón invadió Indochina y otras regiones del Lejano Oriente. Las tropas japonesas ocuparon Vietnam, pero el país se mantuvo unido bajo la administración de F rancia, o sea del gobierno del mariscal Philippe Pétain, en Vichy, sometido al Eje Berlín-Roma-Tokío.
Ho y Giap, que ya habían peleado por muchos años contra la ocupación francesa, se enfrentaron, entonces, al Imperio Japonés, con el firme apoyo de todo el pueblo vietnamita, del norte y el sur, manteniéndose como los símbolos máximos de la resistencia nacional.
5-. LA SUPREMA CUMBRE DEL HEROISMO
Al retirarse el Imperio Japonés de Indochina, en el verano de 1945, Ho Chi Minh proclamó la independencia de todo Vietnam. Cuatro años antes, los aliados antifascistas habían firmado la Carta del Atlántico en la que proclamaban “la libre autodeterminación de los pueblos”; pero, después de la derrota de Japón, el Imperio Británico, que había ocupado el sur de Vietnam, se lo dejó a Francia, que lo había administrado a nombre del Imperio Japonés de 1940 al 45. Con el poderoso armamento de gu erra que recibió de Estados Unidos, el Imperio Francés trató de recuperar todo el país, pero tuvo que enfrentarse a la implacable resistencia del pueblo.
El pueblo, unido bajo las banderas del Viet Minh y la jefatura de Ho y Giap, venció a Francia en la Batalla de Dien Bien Phu, en mayo de 1954. Se firmaron, entonces, los Acuerdos de Ginebra que pusieron fin a la guerra y a la ocupación colonial, pero antes de retirarse del sur, Francia, en complicidad directa con el gobierno de Estados Unidos, dejó en el poder, en Saigón, a Nguyen Dinh Diem, un teniente del ejército vietnamita sometido a Francia que había vivido en New Jersey, protegido por la CIA, mientras Ho Chi Minh gobernaba, desde Hanoi, la mitad del país, la que está al norte del Paralelo 17.
La Declaración Final de los Acuerdos de Ginebra estipulaba que la reunificacion del país debía ser decidida por el pueblo en las elecciones generales de 1956, a celebrarse en toda la península. Conscientes de que la gran mayoría de los vietnamitas iba a votar por la reunificación bajo el mandato de Ho Chi Minh, el gobierno de Washington y su títere Diem violaron los Acuerdos de Ginebra y se negaron a celebrar elecciones en Vietnam del Sur.
(Unos años después, el Secretario del Ataque –aquí usan el eufemismo “de Defensa”-- Robert McNamara, comentaría que, en opinión de la élite política de Estados Unidos, tanto del gobierno de Eisenhower como de Kennedy, si se hubieran celebrado elecciones libres en todo Vietnam en 1956, más del 80% del pueblo vietnamita hubiese votado por Ho Chi Minh).
El presidente Eisenhower justificó su actitud de oponerse al comunista Ho y apoyar al “demócrata” Diem, en la Doctrina Truman de “contención del comunismo” y en la Teoría del Dominó, o sea que si caía Vietnam en el comunismo, toda Indochina haría lo mismo y después Filipinas, Indonesia, etc.
En cuanto a Vietnam, esa “defensa de la democracia” que el Imperio proclamaba, era en rigor, todo lo contrario, porque si el fundamento esencial de la democracia es la voluntad del pueblo y éste escoge el comunismo, entonces el comunismo es la democracia y el anticomunismo, la antidemocracia. Así como la Segunda Guerra Mundial pudo llamarse “Guerra Contra el Fascismo”, la de Vietnam debió llamarse “Guerra Contra la Democracia”, o sea la guerra que el gobierno de Saigón, apoyado por el de Estados Unidos, le hizo al pueblo vietnamita, encarnado en Ho Chi Minh y el Vietcong.
Aquella insolencia imperial, que mantenía dividido a un pueblo que anhelaba estar unido bajo una sola patria, como lo había estado siempre, aun bajo la ocupación china que duró casi mil años, encolerizó a todo el pueblo y, hacia 1957, se fortaleció en el sur un movimiento revolucionario que, eventualmente, con el apoyo de los veteranos del Viet Minh, liberaría al p aís definitivamente. Se llamó Frente Nacional de Liberación, FNL, al que, derogativamente, se llamó Viet Cong.
Muy pronto el FNL ganó el apoyo de la gran mayoría del pueblo de Vietnam del Sur, dando comienzo a una implacable guerra que duró casi quince años y en la que murieron de cuatro a cinco millones de seres humanos --si incluímos a los que cayeron en las guerras que fueron consecuencias de la de Vietnam, o sea las de Camboya y Laos--.
Pasaron unos años. Llegó Kennedy, que fue asesinado por agentes del Imperio que le cobraron “la deuda de Playa Girón” y por negarse a participar en forma masiva en la guerra vietnamita. Unas semanas antes de su asesinato habían regresado a Estados Unidos, por decisión del propio Kennedy, miles de soldados que ya habían estado en Vietnam y eso, por supuesto, no podían permitirlo los barones del Complejo Militar-Industrial-Terrorista, ya que tal actitud “is bad for business”, es mala para los negocios multibillonarios que la industria bélica realiza … sólo si hay guerra.
Entonces, llegó, Lyndon Johnson, quien, sin el menor deseo de morir tan joven, ya que aún no había cumplido ni 56 años de edad, se plegó a los intereses de la élite industrial y militar que domina al país.
Para que el pueblo de Estados Unidos aceptara la participación masiva en Vietnam, Johnson y sus cómplices crearon la falsedad –pudiéramos llamarle también autoagresión indirecta--, del Golfo de Tonkín, una más en la historia del país, como la de Jackson para invadir la Florida en 1818, del Río Grande—Río Nueces para despojar a México de más de la mitad de su territorio; del Maine, para robarle a España lo que le quedaba de imperio y someter a Cuba en 1898; del Lusitania en 1915, para entrar, dos años después, en la Primera Guerra Mundial; de Pearl Harbor, en 1941, en la que, sabiendo el día y más o menos la hora del ataque no hicieron nada para evitarlo; y del 11 de Septiembre del 2001, autoagresión que ha ocasionado, hasta ahora, más de un millón y medio de muertos en tres países. Suponiendo que el 11 de Septiembre no haya sido una autoagresión directa –y yo sí creo que lo fue porque la mentira del avión de pasajeros que impactó el Pentágono es la prueba definitiva de todo el plan terrorista, incluyendo el derribo de las tres torres de Nueva York, o sea la 1, la 2 y la 7, y el avión de pasajeros que fue derribado por aviones de guerra sobre Pennsylvania-- hay que convenir en que, al menos, fue una autoagresión indirecta, o sea que los jefes del Imperio sabían que esos ataques terroristas iban a ocurrir y no hicieron nada para evitarlos ... lo mismo que en Pearl Harbor.
No hay espacio para detallar los terribles crímenes del Imperio en la Guerra de Vietnam, ni siquiera los de My Lai ni la Operación Phoenix. Digamos sólo que, hacia pri ncipios de 1968, ensoberbecido por el lento avance de su crimen de lesa humanidad, Johnson ordenó enormes bombardeos masivos a las ciudades de Vietnam del Norte, sobre todo a Hanoi. No eran bombardeos contra objetivos militares, sino para doblegar al país asesinándole a sus ciudadanos, a mujeres en sus hogares, a niños en sus escuelas, a ancianos en sus asilos, a enfermos en sus hospitales, a obreros en sus fábricas, a campesinos en sus cultivos.
6-. EL TRIUNFO
A partir de aquel propio año 68, ante los miles de cadáveres de soldados estadounidenses que regresaban todas las semanas envueltos en cobertores de plástico –muchos de los cuales fueron usados por la CIA para introducir drogas en este país--, hubo una gran reacción nacional en contra de la guerra.
¿Hubiera habido la misma reacción si los muertos hubiesen sido sólo de vietnamitas? Prefiero seguir adelante con mi artícu lo y terminarlo lo antes posible por respeto al tiempo del lector y dejar que sea éste el que responda la pregunta.
En 1968, fuerzas combinadas del Vietcong y Vietnam del Norte efectuaron la OfensivaTet en la que atacaron cien ciudades del sur, el cuartel del general Westmoreland, jefe militar de EU en Vietnam, y la embajada de EU en Saigón. Fue un ataque formidable que anunció el inevitable fracaso imperialista en esa guerra.
Enfurecido por haber perdido ya a decenas de miles de soldados, el Imperio convirtió el Terror en Gran Terror; pero mucho más sangriento que el de la Revolución Francesa. Fue entonces que se intensificaron al máximo los bombardeos masivos a Vietnam del Norte –en los que se destacó, por cierto, John McCain, el candidato favorito de la derecha, o sea del exilio, de Miami en el 2008--, y se perpetraron, dos años después, los terribles bombardeos a Camboya y Laos en los que murieron cientos de miles d e civiles inocentes. Bombardeos que aumentaban las ganancias de la industria bélica, o sea del Complejo Militar-Industrial-Terrorista, por el alto costo de cada una de esas bombas.
Un episodio no muy conocido de la guerra, fue la fallida Operación Buitre (Operation Vulture) por la que el alto mando yanki planeó un ataque al cuartel principal del general Giap, en el que se iban a usar tres bombas nucleares. La gran repulsa que ya el pueblo de este país manifestaba contra la guerra, convenció a Nixon que ese ataque nuclear hubiera generado una condena aun mayor porque hubiera sido el primero en 25 años, después de Nagasaki.
En un gesto de inmensa soberbia, el 10 de octubre de 1969 Nixon envió a un escuadrón de dieciocho B-52's, repletos de bombas nucleares, a la frontera soviética, amenazando que si la URSS intervenía, directamente, en Vietnam, la guerra podía convertirse en nuclear. (Nunca hizo falta la intervención directa d e la URSS ni de China ya que fue el pueblo de Vietnam el que ganó la guerra)
Dos años después, el gran escándalo de los Papeles del Pentágono, revelados al New York Times por Daniel Ellsberg, incrementó la furia del pueblo estadounidense contra la guerra. Entre muchas otras infamias, esos documentos probaban la mentira del Golfo de Tonkín.
Presionado por la gran reacción popular contra la guerra, el Congreso de EU aprobó la Enmienda Case-Church, que prohibió el uso de la fuerza militar yanki en Indochina después del 15 de agosto de 1973, a no ser que Nixon contara con la aprobación, casi imposible, de las dos cámaras.
El 27 de enero de 1973, Le Duc Tho y Henry Kissinger, cancilleres de Vietnam del Norte y Estados Unidos, firmaron en París los Acuerdos de Paz, que daban por terminada la presencia del Imperio en Vietnam.
El pueblo siguió combatiendo contra sus opresore s para reunificar al país. Hacia finales de abril de 1975, las fuerzas armadas de Vietnam del Sur fracasaron en todos los frentes. El 27 de abril, más de 100,000 combatientes del Vietcong y Vietnam del Norte cercaron a Saigón, defendida por más de 30,000 soldados.
El 30 de abril de 1975, once años después de aquella mentira de Lyndon Johnson, la televisión proyectaba las curiosas imágenes de los últimos diplomáticos, empleados y guardias de la embajada de Estados Unidos en Saigón, cuando salían huyendo por las azoteas, como los gatos, para abordar los helicópteros que los llevaban a los portaaviones, situados frente a las costas del país.
La gran causa del pueblo había triunfado. Vietnam se había liberado, al fin, de los imperios, y el pueblo, uno de los más heroicos de la historia, celebraba su triunfo definitivo después de muchos años de guerra y enorme sacrificio.
En la noche del 4 de agosto de 1964, el presidente Lyndon B. Johnson, sentado en su despacho de la Casa Blanca, ante las cámaras de televisión, declaró que dos días antes, el destructor USS Maddox había sido atacado por lanchas torpederas de Vietnam del Norte, mientras se hallaba en aguas internacionales, en el Golfo de Tonkín. Dijo, asimismo, que unas horas antes –de aquel día 4--, otras torpederas norvietnamitas habían atacado, en las propias aguas del golfo, al destructor USS C Turner Joy. Finalmente, añadió que ni el Maddox ni el Turner Joy estaban realizando ninguna actividad hostil hacia Vietnam del Norte, ni participaban en labores de Inteligencia para apoyar los ataques que las naves torpederas de Vi etnam del Sur estaban perpetrando contra las instalaciones costeras de su vecino del norte.
Tres días después, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Resolución del Golfo de Tonkín, que autorizaba al gobierno de Johnson a usar toda la fuerza necesaria para “castigar” a Vietnam del Norte por esa agresión y para intervenir, abiertamente, en la guerra que desde hacía varios años se peleaba en Vietnam del Sur entre los insurgentes del Frente Nacional de Liberación, apoyados por la gran mayoría del pueblo vietnamita, y los gobiernos de Bao Dai, Ngo Dihn Diem, Nguyen Van Thieu y otros, todos impuestos por Estados Unidos y otras potencias capitalistas.
Hacia mediados de 1965, ya había cientos de miles de soldados del Imperio peleando en Vietnam y sus aviones de guerra bombardeaban, masivamente, las ciudades de Vietnam del Norte y las posiciones rebeldes en el sur. Ciudades, aldeas y campos enteros fueron arrasados por la aviación y la artillería yankis en todo Vietnam, mientras se perpetraba contra la población civil la infame guerra química, como la del defoliante Agent Orange –Agente Naranja-- para destruir la agricultura del país, veneno que asesinó a miles de campesinos y enfermó a decenas miles de los propios soldados del Imperio. Miles de niños nacerían muertos o con graves defectos físicos debido a la propia causa.
2-. LA VERDAD
Unos años después, se reveló que lo que había sucedido en el Golfo de Tonkín, no había sido ninguna agresión gratuita de Vietnam del Norte, sino una grave provocación del Maddox, que estaba apoyando activamente los ataques de las lanchas torpederas del régimen sudvietnamita a las costas de Vietnam del Norte, motivando una justa respuesta, en defensa propia, de la pequeña marina norvietnamita.
Se supo, además, que el informe sobre el Turner Joy había sido mentira. El p ropio Lyndon Johnson reconoció en sus memorias que lo del “ataque” al Turney Joy fue una falsedad para reforzar la declaración que iba a hacer aquella misma noche del 4 de agosto en la Casa Blanca, la que provocó que Estados Unidos entrara de lleno en la guerra contra Vietnam del Norte y los patriotas que en el sur aspiraban a unificar a un país que así había estado por miles de años.
(Muchas veces ha mentido o se ha autoagredido el Imperio para ir a la guerra. La más famosa de sus mentiras en lo que va de este siglo –después de las del 11 de Septiembre--, fue la de George W. Bush, cuando, en febrero y marzo del 2003, acusó al gobierno de Iraq de poseer armas de destrucción masiva --weapons of mass destruction o WMD--. Esa mentira ha causado, hasta ahora, más de un millón de muertos en ese infortunado y heroico país, cuna de la civilización y, miles de años después, de las ciencias, las artes y las letras. Por supuesto que el mundo entero supo que los do s objetivos principales del Imperio para invadir a Iraq fueron los de eliminar a un formidable enemigo del sionismo --Saddam Hussein--, y ocupar el petróleo del país que tiene una de las mayores reservas del mundo. Hace apenas unos meses, el Imperio y sus aliados de Seúl volvieron a mentir diciendo que Corea del Norte había atacado una nave de guerra de Corea del Sur, el Cheonan, creando la expectativa de que en un futuro cercano la península coreana pudiera estar, otra vez, en guerra, que pudiese ser, esta vez, nuclear)
3-. LAS VíCTIMAS.
Se cree que de cuatro a cinco millones de seres humanos perdieron la vida en Vietnam por causa directa de la guerra que, también, se extendió a Camboya y Laos.
Se calcula que el número aproximado de muertos fue el siguiente:
A-. Civiles en todo Vietnam ---- 2.000,000.
B-. C iviles en Camboya ---- 700,000.
C-. Civiles en Laos ---- 55,000.
C-. Defensores del régimen de Vietnam de Sur: 220,000.
D-. Combatientes del Vietcong y Vietnam del Norte: 1.170,000.
E-. Soldados de Estados Unidos, muertos y desaparecidos: 59,878.
F-. Soldados de Corea del Sur, aliados de Saigón: 5,100.
G-. Soldados de Laos, aliados de Saigón: 30,000.
H-. Soldados de Tailandia, aliados de Saigón: 1,350.
I -. Soldados de Australia, aliados de Saigón: 520.
J-. Soldados de la R.P. China, aliados del Vietcong: 1,450.
K-. Soldados de Nueva Zelandia, aliados de Saigón: 37.
L-.Cálculo sobre el total aproximado de muertos: 4.243,357.
4-. UN PUEBLO ANTIMPERIALISTA
La historia de Vietnam es el asombroso relato de un pueblo digno y heroico que se enfrentó por miles de años a la insaciable furia de los imperios.
La brevedad de este artículo no permite dar muchos detalles, pero debe decirse, en síntesis, que desde hace más de dos mil años ya los vietnamitas luchaban por defender la unidad y el honor de su país, que entonces y por muchos siglos se llamó Nam Viet.
A pesar de que el país fue fundado hace casi tres mil años por King De Minh, descendiente de un gobernante de origen “divino” a quien se considera padre de la agricultura china, mantuvo su independencia hasta que unos cien años antes de nuestra era y a pesar de la heroica resistencia de su pueblo, fue ocupado por el Imperio Chino, que lo dominó, sin dividirlo, por mil años, hasta el 939 de nuestra era. Entonces, el país fue libre por más de 500 años --y siempre unido--, hasta que en 1,407 volvió la penetración extranjera.
Un largo período de luchas, conquistas y reconquistas duró hasta principios del Siglo XIX, en que el país, y el resto de Indochina, fue víctima del Imperio Francés. Napoleón III lo invadió en el verano de 1858, pero no lo pudo convertir en colonia hasta 1883, después de la heroica resistencia del pueblo que duró un cuarto de siglo.
El país fue presa, entonces, de los tremendos abismos sociales del capitalismo. Una reducida clase de terratenientes y comerciantes, en complicidad con el mando imperial francés, dividió a la sociedad en dos polos opuestos: una pequeña minoría de propietarios, integrada quizás por menos del 10%, y una inmensa mayoría –más del 90%-- de campesinos sin tierras ni trabajo, y obreros miserables que eran explotados y vivían al margen de la salud y la educación, como en los tiempos más primitivos de la humanidad.
Esta infamia, aun más que la ocupación colonial de la que era consecuencia, provocó el surgimiento de una vanguardia revolucionaria que, inspirada en el socialismo marxista del Siglo XIX y el ancestral sentimiento nacionalista del pueblo, luchó con fiereza por la independencia del país: dos fuerzas que se unieron en un haz formidable de lucha, el nuevo socialismo y el viejo nacionalismo.
Dos hombres se destacaron por encima de los demás: Nguyen Sinh Cung, conocido como Ho Chi Minh, un obrero autodidacta que vivió en varios países, en los que realizó los trabajos más humildes, y llegó a ser el Héroe Nacional, y Vo Nguyen Giap, un abogado y economista que fue el jefe militar más brillante que tuvo el país en toda su historia.
En 1940, Japón invadió Indochina y otras regiones del Lejano Oriente. Las tropas japonesas ocuparon Vietnam, pero el país se mantuvo unido bajo la administración de F rancia, o sea del gobierno del mariscal Philippe Pétain, en Vichy, sometido al Eje Berlín-Roma-Tokío.
Ho y Giap, que ya habían peleado por muchos años contra la ocupación francesa, se enfrentaron, entonces, al Imperio Japonés, con el firme apoyo de todo el pueblo vietnamita, del norte y el sur, manteniéndose como los símbolos máximos de la resistencia nacional.
5-. LA SUPREMA CUMBRE DEL HEROISMO
Al retirarse el Imperio Japonés de Indochina, en el verano de 1945, Ho Chi Minh proclamó la independencia de todo Vietnam. Cuatro años antes, los aliados antifascistas habían firmado la Carta del Atlántico en la que proclamaban “la libre autodeterminación de los pueblos”; pero, después de la derrota de Japón, el Imperio Británico, que había ocupado el sur de Vietnam, se lo dejó a Francia, que lo había administrado a nombre del Imperio Japonés de 1940 al 45. Con el poderoso armamento de gu erra que recibió de Estados Unidos, el Imperio Francés trató de recuperar todo el país, pero tuvo que enfrentarse a la implacable resistencia del pueblo.
El pueblo, unido bajo las banderas del Viet Minh y la jefatura de Ho y Giap, venció a Francia en la Batalla de Dien Bien Phu, en mayo de 1954. Se firmaron, entonces, los Acuerdos de Ginebra que pusieron fin a la guerra y a la ocupación colonial, pero antes de retirarse del sur, Francia, en complicidad directa con el gobierno de Estados Unidos, dejó en el poder, en Saigón, a Nguyen Dinh Diem, un teniente del ejército vietnamita sometido a Francia que había vivido en New Jersey, protegido por la CIA, mientras Ho Chi Minh gobernaba, desde Hanoi, la mitad del país, la que está al norte del Paralelo 17.
La Declaración Final de los Acuerdos de Ginebra estipulaba que la reunificacion del país debía ser decidida por el pueblo en las elecciones generales de 1956, a celebrarse en toda la península. Conscientes de que la gran mayoría de los vietnamitas iba a votar por la reunificación bajo el mandato de Ho Chi Minh, el gobierno de Washington y su títere Diem violaron los Acuerdos de Ginebra y se negaron a celebrar elecciones en Vietnam del Sur.
(Unos años después, el Secretario del Ataque –aquí usan el eufemismo “de Defensa”-- Robert McNamara, comentaría que, en opinión de la élite política de Estados Unidos, tanto del gobierno de Eisenhower como de Kennedy, si se hubieran celebrado elecciones libres en todo Vietnam en 1956, más del 80% del pueblo vietnamita hubiese votado por Ho Chi Minh).
El presidente Eisenhower justificó su actitud de oponerse al comunista Ho y apoyar al “demócrata” Diem, en la Doctrina Truman de “contención del comunismo” y en la Teoría del Dominó, o sea que si caía Vietnam en el comunismo, toda Indochina haría lo mismo y después Filipinas, Indonesia, etc.
En cuanto a Vietnam, esa “defensa de la democracia” que el Imperio proclamaba, era en rigor, todo lo contrario, porque si el fundamento esencial de la democracia es la voluntad del pueblo y éste escoge el comunismo, entonces el comunismo es la democracia y el anticomunismo, la antidemocracia. Así como la Segunda Guerra Mundial pudo llamarse “Guerra Contra el Fascismo”, la de Vietnam debió llamarse “Guerra Contra la Democracia”, o sea la guerra que el gobierno de Saigón, apoyado por el de Estados Unidos, le hizo al pueblo vietnamita, encarnado en Ho Chi Minh y el Vietcong.
Aquella insolencia imperial, que mantenía dividido a un pueblo que anhelaba estar unido bajo una sola patria, como lo había estado siempre, aun bajo la ocupación china que duró casi mil años, encolerizó a todo el pueblo y, hacia 1957, se fortaleció en el sur un movimiento revolucionario que, eventualmente, con el apoyo de los veteranos del Viet Minh, liberaría al p aís definitivamente. Se llamó Frente Nacional de Liberación, FNL, al que, derogativamente, se llamó Viet Cong.
Muy pronto el FNL ganó el apoyo de la gran mayoría del pueblo de Vietnam del Sur, dando comienzo a una implacable guerra que duró casi quince años y en la que murieron de cuatro a cinco millones de seres humanos --si incluímos a los que cayeron en las guerras que fueron consecuencias de la de Vietnam, o sea las de Camboya y Laos--.
Pasaron unos años. Llegó Kennedy, que fue asesinado por agentes del Imperio que le cobraron “la deuda de Playa Girón” y por negarse a participar en forma masiva en la guerra vietnamita. Unas semanas antes de su asesinato habían regresado a Estados Unidos, por decisión del propio Kennedy, miles de soldados que ya habían estado en Vietnam y eso, por supuesto, no podían permitirlo los barones del Complejo Militar-Industrial-Terrorista, ya que tal actitud “is bad for business”, es mala para los negocios multibillonarios que la industria bélica realiza … sólo si hay guerra.
Entonces, llegó, Lyndon Johnson, quien, sin el menor deseo de morir tan joven, ya que aún no había cumplido ni 56 años de edad, se plegó a los intereses de la élite industrial y militar que domina al país.
Para que el pueblo de Estados Unidos aceptara la participación masiva en Vietnam, Johnson y sus cómplices crearon la falsedad –pudiéramos llamarle también autoagresión indirecta--, del Golfo de Tonkín, una más en la historia del país, como la de Jackson para invadir la Florida en 1818, del Río Grande—Río Nueces para despojar a México de más de la mitad de su territorio; del Maine, para robarle a España lo que le quedaba de imperio y someter a Cuba en 1898; del Lusitania en 1915, para entrar, dos años después, en la Primera Guerra Mundial; de Pearl Harbor, en 1941, en la que, sabiendo el día y más o menos la hora del ataque no hicieron nada para evitarlo; y del 11 de Septiembre del 2001, autoagresión que ha ocasionado, hasta ahora, más de un millón y medio de muertos en tres países. Suponiendo que el 11 de Septiembre no haya sido una autoagresión directa –y yo sí creo que lo fue porque la mentira del avión de pasajeros que impactó el Pentágono es la prueba definitiva de todo el plan terrorista, incluyendo el derribo de las tres torres de Nueva York, o sea la 1, la 2 y la 7, y el avión de pasajeros que fue derribado por aviones de guerra sobre Pennsylvania-- hay que convenir en que, al menos, fue una autoagresión indirecta, o sea que los jefes del Imperio sabían que esos ataques terroristas iban a ocurrir y no hicieron nada para evitarlos ... lo mismo que en Pearl Harbor.
No hay espacio para detallar los terribles crímenes del Imperio en la Guerra de Vietnam, ni siquiera los de My Lai ni la Operación Phoenix. Digamos sólo que, hacia pri ncipios de 1968, ensoberbecido por el lento avance de su crimen de lesa humanidad, Johnson ordenó enormes bombardeos masivos a las ciudades de Vietnam del Norte, sobre todo a Hanoi. No eran bombardeos contra objetivos militares, sino para doblegar al país asesinándole a sus ciudadanos, a mujeres en sus hogares, a niños en sus escuelas, a ancianos en sus asilos, a enfermos en sus hospitales, a obreros en sus fábricas, a campesinos en sus cultivos.
6-. EL TRIUNFO
A partir de aquel propio año 68, ante los miles de cadáveres de soldados estadounidenses que regresaban todas las semanas envueltos en cobertores de plástico –muchos de los cuales fueron usados por la CIA para introducir drogas en este país--, hubo una gran reacción nacional en contra de la guerra.
¿Hubiera habido la misma reacción si los muertos hubiesen sido sólo de vietnamitas? Prefiero seguir adelante con mi artícu lo y terminarlo lo antes posible por respeto al tiempo del lector y dejar que sea éste el que responda la pregunta.
En 1968, fuerzas combinadas del Vietcong y Vietnam del Norte efectuaron la OfensivaTet en la que atacaron cien ciudades del sur, el cuartel del general Westmoreland, jefe militar de EU en Vietnam, y la embajada de EU en Saigón. Fue un ataque formidable que anunció el inevitable fracaso imperialista en esa guerra.
Enfurecido por haber perdido ya a decenas de miles de soldados, el Imperio convirtió el Terror en Gran Terror; pero mucho más sangriento que el de la Revolución Francesa. Fue entonces que se intensificaron al máximo los bombardeos masivos a Vietnam del Norte –en los que se destacó, por cierto, John McCain, el candidato favorito de la derecha, o sea del exilio, de Miami en el 2008--, y se perpetraron, dos años después, los terribles bombardeos a Camboya y Laos en los que murieron cientos de miles d e civiles inocentes. Bombardeos que aumentaban las ganancias de la industria bélica, o sea del Complejo Militar-Industrial-Terrorista, por el alto costo de cada una de esas bombas.
Un episodio no muy conocido de la guerra, fue la fallida Operación Buitre (Operation Vulture) por la que el alto mando yanki planeó un ataque al cuartel principal del general Giap, en el que se iban a usar tres bombas nucleares. La gran repulsa que ya el pueblo de este país manifestaba contra la guerra, convenció a Nixon que ese ataque nuclear hubiera generado una condena aun mayor porque hubiera sido el primero en 25 años, después de Nagasaki.
En un gesto de inmensa soberbia, el 10 de octubre de 1969 Nixon envió a un escuadrón de dieciocho B-52's, repletos de bombas nucleares, a la frontera soviética, amenazando que si la URSS intervenía, directamente, en Vietnam, la guerra podía convertirse en nuclear. (Nunca hizo falta la intervención directa d e la URSS ni de China ya que fue el pueblo de Vietnam el que ganó la guerra)
Dos años después, el gran escándalo de los Papeles del Pentágono, revelados al New York Times por Daniel Ellsberg, incrementó la furia del pueblo estadounidense contra la guerra. Entre muchas otras infamias, esos documentos probaban la mentira del Golfo de Tonkín.
Presionado por la gran reacción popular contra la guerra, el Congreso de EU aprobó la Enmienda Case-Church, que prohibió el uso de la fuerza militar yanki en Indochina después del 15 de agosto de 1973, a no ser que Nixon contara con la aprobación, casi imposible, de las dos cámaras.
El 27 de enero de 1973, Le Duc Tho y Henry Kissinger, cancilleres de Vietnam del Norte y Estados Unidos, firmaron en París los Acuerdos de Paz, que daban por terminada la presencia del Imperio en Vietnam.
El pueblo siguió combatiendo contra sus opresore s para reunificar al país. Hacia finales de abril de 1975, las fuerzas armadas de Vietnam del Sur fracasaron en todos los frentes. El 27 de abril, más de 100,000 combatientes del Vietcong y Vietnam del Norte cercaron a Saigón, defendida por más de 30,000 soldados.
El 30 de abril de 1975, once años después de aquella mentira de Lyndon Johnson, la televisión proyectaba las curiosas imágenes de los últimos diplomáticos, empleados y guardias de la embajada de Estados Unidos en Saigón, cuando salían huyendo por las azoteas, como los gatos, para abordar los helicópteros que los llevaban a los portaaviones, situados frente a las costas del país.
La gran causa del pueblo había triunfado. Vietnam se había liberado, al fin, de los imperios, y el pueblo, uno de los más heroicos de la historia, celebraba su triunfo definitivo después de muchos años de guerra y enorme sacrificio.
divendres, 11 de novembre del 2011
divendres, 4 de novembre del 2011
FALLECE LA COMUNISTA, FANNY EDELMAN.
Camaradas, compañeras y compañeros:
Acabo de recibir la noticia del fallecimiento de la presidenta del Partido Comunista Argentino, Fanny Edelman.
Tenía información de que su estado de salud era delicado, desde hace unos días estaba ingresada, pero Fanny nos tenía acostumbrados a vencer todas y cada una de las dificultades. Esperaba volver a escuchar los comentarios sobre su diario trabajo en el Comité Central del PCA. Y, conociendo a las y los camaradas, sé que será así. No por una idea religiosa, sino porque el valor del trabajo de Fanny está presente en todos nosotros. Su lucha, su ejemplo. Su tremenda estatura revolucionaria plasmada en sus escritos, en su praxis.
Fanny, una imprescindible, que recibía con sorpresa y humildad los merecidísimos homenajes que destacaban su aporte teórico y práctico a la hermosa tarea de construir la Revolución Socialista.
Su incesante bregar por el reconocimiento del papel fundamental de la mujer en la sociedad, comenzando por el reconocimiento del papel de la mujer en Partido Comunista, condición sine qua non para lograr avanzar en la dirección de una plena liberación nacional y popular.
Mantuvo su rebeldía militante aún ante el vendaval ideológico que decretaba el fin de la historia. Y esa historia que no había finalizado, demostró que la actitud de Fanny no era tozudez sino constancia, tesón y sabiduría.
Y, en los últimos años, cada vez que se hacía un acto para su homenaje, ella lo aprovechaba para levantar la bandera de la solidaridad con la Revolución Cubana, con los procesos de transformación que se viven en latinoamérica, con la defensa apasionada de los valores de la República Española, con los hombres y mujeres que día a día luchan por los derechos humanos, todos los derechos, en Argentina.
En Argentina se viven momentos esperanzadores. Aún falta mucho por construir, pero la situación social y política que indican posibilidades reales de transformación es en buena medida consecuencia de acciones de gente como Fanny Edelman, que pudo ver cómo por primera vez una mujer era elegida presidenta de toda Argentina. Presidenta que tuvo la osadía de elevar al rango de Generala del Ejército Argentino a la revolucionaria Juana Azurduy, y que en el terreno de los derechos humanos apoyó a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. La cuestión de género no es casual.
Las personas revolucionarias, más allá de su lugar de nacimiento o de actuación, deben (debemos) agradecer a Fanny Edelman su trayectoria. Deben (debemos) aprender de su labor unitaria. Deben (debemos) ser capaces de encontrar en los ojos de la historia la clara mirada de Fanny. Deben (debemos) incorporar el estudio, la acción, la esperanza racional y al mismo tiempo firmemente ideológica de la clase trabajadora.
Desde hace muchos años Fanny está en nuestros corazones, y con nosotros la llevaremos Hasta la Victoria, Siempre
Jorge Grela
coordinador Comisión Española de Homenaje a Fanny Edelman
miembro del Comité Ejecutivo del Partido Comunista de España
militante del Partido Comunista de Argentina
Acabo de recibir la noticia del fallecimiento de la presidenta del Partido Comunista Argentino, Fanny Edelman.
Tenía información de que su estado de salud era delicado, desde hace unos días estaba ingresada, pero Fanny nos tenía acostumbrados a vencer todas y cada una de las dificultades. Esperaba volver a escuchar los comentarios sobre su diario trabajo en el Comité Central del PCA. Y, conociendo a las y los camaradas, sé que será así. No por una idea religiosa, sino porque el valor del trabajo de Fanny está presente en todos nosotros. Su lucha, su ejemplo. Su tremenda estatura revolucionaria plasmada en sus escritos, en su praxis.
Fanny, una imprescindible, que recibía con sorpresa y humildad los merecidísimos homenajes que destacaban su aporte teórico y práctico a la hermosa tarea de construir la Revolución Socialista.
Su incesante bregar por el reconocimiento del papel fundamental de la mujer en la sociedad, comenzando por el reconocimiento del papel de la mujer en Partido Comunista, condición sine qua non para lograr avanzar en la dirección de una plena liberación nacional y popular.
Mantuvo su rebeldía militante aún ante el vendaval ideológico que decretaba el fin de la historia. Y esa historia que no había finalizado, demostró que la actitud de Fanny no era tozudez sino constancia, tesón y sabiduría.
Y, en los últimos años, cada vez que se hacía un acto para su homenaje, ella lo aprovechaba para levantar la bandera de la solidaridad con la Revolución Cubana, con los procesos de transformación que se viven en latinoamérica, con la defensa apasionada de los valores de la República Española, con los hombres y mujeres que día a día luchan por los derechos humanos, todos los derechos, en Argentina.
En Argentina se viven momentos esperanzadores. Aún falta mucho por construir, pero la situación social y política que indican posibilidades reales de transformación es en buena medida consecuencia de acciones de gente como Fanny Edelman, que pudo ver cómo por primera vez una mujer era elegida presidenta de toda Argentina. Presidenta que tuvo la osadía de elevar al rango de Generala del Ejército Argentino a la revolucionaria Juana Azurduy, y que en el terreno de los derechos humanos apoyó a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. La cuestión de género no es casual.
Las personas revolucionarias, más allá de su lugar de nacimiento o de actuación, deben (debemos) agradecer a Fanny Edelman su trayectoria. Deben (debemos) aprender de su labor unitaria. Deben (debemos) ser capaces de encontrar en los ojos de la historia la clara mirada de Fanny. Deben (debemos) incorporar el estudio, la acción, la esperanza racional y al mismo tiempo firmemente ideológica de la clase trabajadora.
Desde hace muchos años Fanny está en nuestros corazones, y con nosotros la llevaremos Hasta la Victoria, Siempre
Jorge Grela
coordinador Comisión Española de Homenaje a Fanny Edelman
miembro del Comité Ejecutivo del Partido Comunista de España
militante del Partido Comunista de Argentina
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